En plena celebración del Campeonato Mundial en Francia, con el fútbol se multiplican para España los problemas económicos, políticos e incluso deportivos.
El gobierno del centroderechista José María Aznar estudia como contrarrestar el intento de los nacionalistas vascos de constituir su propia federación y seleccionado de fútbol, plasmado en una Ley aprobada la pasada semana por su parlamento autónomo.
El sector de la hostelería se queja porque al término del campeonato habrá totalizado, sólo en Madrid, pérdidas por unos 80 millones de dólares.
En tanto, hinchas, dirigentes y comentaristas deportivos no terminan de digerir la derrota ante Nigeria, con interpretaciones de racismo y antirracismo de por medio.
El gobierno está, en realidad, más preocupado por el problema político que se le presentó al mismo tiempo que la inauguración del Mundial, cuando el Parlamento Vasco aprobó la Ley del Deporte, con el voto a favor de todos los partidos nacionalistas y de la coalición Izquierda Unida (IU).
Esa Ley autoriza la constitución de federaciones deportivas vascas, lo que sería un primer paso para participar como tales en torneos internacionales. Esto fortalecería, además, los reclamos independentistas, más abiertos en unos casos y menos en otros, pero presentes en todos los partidos nacionalistas.
La preocupación se agrava con las declaraciones del nacionalista Jordi Pujol, presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña, quien calificó de "importante" a la ley vasca y aventuró que en su Comunidad se podría aprobar una similar.
El gobierno encargó un estudio del caso, con la intención de interponer un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley.
Aunque la Carta Olímpica, que rige al Comité Olímpico Internacional (COI), establece que sólo reconocerá a los comités nacionales de los países reconocidos como tales por la comunidad internacional, el gobierno español está preocupado por las derivaciones políticas internas de la aplicación de esa Ley.
También lo está porque la Ley se haya aprobado con los votos del moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), que apoya a Aznar en el parlamento de Madrid, y los de Herri Batasuna (HB), coalición electoral próxima a la organización separatista ETA.
El portavoz del gobierno, Miguel Angel Rodríguez, opinó que con los representantes de HB no se puede ir juntos "ni a jugar al fútbol" y que acordar con ellos una Ley, del tipo que sea, "es un mal asunto".
Por otro lado, José Ramón Gumuzio, presidente de la Asociación de Restaurantes y Cafeterías, predijo una baja en las ventas -sólo en Madrid- de 50 a 60 por ciento durante el Mundial de fútbolo, debido a que cuando hay partidos la mayoría se queda en sus domicilios, no saliendo a cenar ni a tomar copas.
Los dirigentes del sector hostelero se apoyan en esas cifras para reclamar nuevamente a las autoridades contra la transmisión de partidos de fútbol todos los días de la semana a la hora de la cena, un conflicto que no parece tener un final a la vista.
Por si fueran pocos los problemas económicos y políticos, el seleccionado español perdió su primer partido el sábado, ante Nigeria, que su director técnico, Javier Clemente, consideraba ganado antes de que se empezase a jugar.
Una semana antes, el diario madrileño El País tituló "Los rivales de España ya no dan miedo", refiriéndose a Nigeria y Paraguay.
La despreocupación de Clemente ante Nigeria, que lo llevó a no prever la estrategia del equipo africano, la evidenció cuando el lunes 8 le preguntaron si Brasil podría ganar el campeonato. Una de las razones que esgrimió para responder que no fue que "Europa es más efectiva".
Sus palabras hicieron recordar un pronóstico efectuado por Santiago Bernabeu, el desaparecido dirigente que hizo grande al Real Madrid y cuyo nombre lleva su estadio, levantado en el centro geográfico de la capital española.
Hace más de dos décadas, Bernabeu anticipó que el futuro del fútbol estaría en Africa, y emitió una frase entre racista y categórica: "Algún día vendrán unos negritos y nos ganarán".
Según Julio Miravalls, columnista del diario El Mundo, de Madrid, "para la España de Javier Clemente, ese día llegó. Fue el sábado 13 de junio".
Además, si España pretende clasificarse para seguir jugando tendrá que ganar sus dos próximos partidos, contra Bulgaria y Paraguay. Uno es un equipo europeo, pero no de la occidental, a la que se refería Clemente, y el otro del Mercosur, integrado por cuatro países que ganaron el 53,8 por ciento de los mundiales.
Los problemas, entonces, se podrán agravar todavía más, al menos en el plano deportivo. (FIN/IPS/td/ag/ip-if-cr/98