Con un promedio de 13 asesinatos diarios en tiempos de paz, la población de El Salvador ya está acostumbrada a convivir con la muerte.
"Cuando yo era niño, fácilmente tropezaba uno con un muerto, víctima de la violencia política. Hoy cualquier niño se puede encontrar con un muerto producto de la delincuencia", dijo a IPS Miguel Cruz, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (UCA).
Cruz asegura que las últimas estadísticas sugieren que la violencia ha bajado, porque para 1994 y 1995 el promedio fue de 20 asesinatos diarios.
La población salvadoreña pasa actualmente por una fase de desesperación. Reclama un endurecimiento de las leyes y hasta se ha pedido al gobierno que saque al ejército a las calles para combatir la delincuencia, una medida que ya fue descartada por el presidente Armando Calderón Sol.
Las estadísticas reflejan la crítica situación que atraviesa el país centroamericano, en el que en 1992 concluyó una guerra civil de 12 años que dejó cerca de 50.000 muertos.
Según una encuesta hecha por la UCA para el proyecto ACTIVA (Estudio Multicéntrico de Actitudes y Normas Culturales frente a la violencia, en ciudades seleccionadas de América y España), 20 por ciento de los adultos que viven en el Area Metropolitana de San Salvador han sido asaltados en un año.
El estudio indica que cuatro por ciento de las personas consultadas fueron golpeadas en el plazo de un año y poco más de uno por ciento fueron heridas con arma de fuego o arma blanca. El 3,5 por ciento de los entrevistados dijo un pariente cercano fue asesinado.
Esta situación de violencia afecta en forma especial a las mujeres y los niños. Ocho de cada cien mujeres declararon haber sido golpeadas en el período de un año mientras que 80 por ciento de los consultados afirmó haber sido castigado físicamente cuando era menor de edad.
La encuesta, elaborada a mediados de 1997, revela además que 60 por ciento de la población opina que una persona tiene derecho a matar para defender a su familia, en tanto 42,1 por ciento aprueba esa acción para defender la propiedad.
"Nos hemos acostumbrado a vivir dentro de la llamada cultura de violencia, y de alguna forma la promovemos", aseguró Cruz.
En El Salvador, se acepta en forma generalizada que la delincuencia es originada por la pobreza, teniendo en cuenta que 48 por ciento de la población se encuentra en esa situación, según cifras oficiales.
Sin embargo, Cruz señaló que el problema es bastante más complejo. Por un lado, citó la gran cantidad de armamento en manos civiles después de la guerra, inclusive en poder de niños y adolescentes.
Esto quedó de manifiesto en la décimosexta jornada de canje de armas por bienes, que realizó los días 13 y 14 en San Salvador el Movimiento Patriótico contra la Delincuencia. En ese acto se canjearon 2.200 armas, entre las cuales predominaron los fusiles AK-47, M-16, Galil y Fal.
Un segundo elemento que favorece la delincuencia en El Salvador, según Cruz, consiste en que con la transición, a raíz de los acuerdos de paz, se eliminaron organismos de seguridad quedando sólo la Policía Nacional Civil.
"La Policía Nacional Civil no pudo asumir su función al mismo tiempo en todo el país y esto ocasionó que muchas regiones quedaron sin ninguna protección del Estado", dijo el experto.
En tercer lugar, "pasamos 12 años aprendiendo a matarnos, termina la guerra y muchos jóvenes no saben hacer ninguna otra cosa más que matar, por eso encontramos bandas de ex combatientes y ex soldados, juntos, dedicadas a la delincuencia", afirmó.
"Ahí, a 30 metros, veía uno los combates (en los años 80) y uno lo que hacía era agacharse para que no le fuera a dar una bala, pero seguíamos trabajando", dijo a IPS José Sánchez, un vendedor callejero de las afueras de San Salvador, para mostrar el valor de los salvadorenos y su familiaridad con la muerte.
El precio material y humano de esta cultura de violencia es muy alto. Un estudio realizado con auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo reveló que en 1995 la violencia le costó a El Salvador unos 777 millones de dólares. (FIN/IPS/mso/ag/ip/98