La casi segura construcción de un vertedero de desechos radiactivos en el estado de Texas, Estados Unidos, a menos de 50 kilómetros de la frontera México, se convirtió en la manzana de la discordia entre los dos países.
La polémica emergió en la V sesión de la Comisión para la Cooperación Ambiental del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que se realizó el jueves y el viernes en México.
Los ministros y funcionaros de ambiente de Canadá, Estados Unidos y México, los tres estado parte del TLC, discreparon sobre el proyecto que, según aseguran los ecologistas, puede causar el envenenamiento de miles de personas y viola varios acuerdos.
La misma desaveniencia se expresó entre los gobernadores de los estados que comparten fronteras, quienes sesionaron en forma paralela. Una semana antes, el tema generó también controversia en la XXXVII reunión entre delegaciones de los Poderes Legislativos mexicano y estadounidense.
La secretaria (ministra) de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca de México, Julia Carabias, advirtió que este país insistirá ante Washington por la vía legal y diplomática para frenar el proyecto "Sierra Blanca", de depósito de basura tóxica, pues se trata de un asunto entre gobiernos.
Washington sostiene que Sierra Blanca es un problema exclusivo del estado de Texas, por lo que no puede intervenir. Sin embargo, afirma que el proyecto está perfectamente diseñado y no constituye ningún riesgo para la población mexicana.
Los expertos que asistieron a la reunión de la Comisión para la Cooperación Ambiental recomendaron incluir en los acuerdos del área normas que obligen a los gobiernos a evaluar el impacto de toda actividad en zonas de frontera.
El ambientalista Alberto Szekely explicó que la recomendación, hecha ya en otras ocasiones, está obstaculizada por Washington, que no reconoce a Sierra Blanca como un problema entre gobiernos.
La delegación estadounidense, representada por la titular de la Agencia de Protección Ambiental, Carol Browner, trató de evitar el debate del tema en las sesiones de la Comisión para la Cooperación Ambiental alegando que Sierra Blanca no es responsabilidad de la dependencia a su cargo.
Un grupo de legisladores mexicanos intentó semanas atrás, sin lograrlo, entrevistarse con el gobernador tejano George Bush (hijo), quien es renuente a revisar el asunto, por considerar que el lugar escogido es el ideal.
Congresistas estadounidenses que participaron en la XXXVII reunión interparlamentaria consideraron correcta la construcción del vertedero de desechos tóxicos y advirtieron que se trata de una decisión es irrevocable, porque ya fue aprobada en ambas cámaras del Legislativo y sólo faltan algunos trámites menores.
Así las cosas, la preocupación por el proyecto crece en medios políticos, legislativos y ambientalistas de México. Este sábado, al iniciarse una cita de dos días entre los gobernadores de los estados mexicanos que colindan con Estados Unidos, se refrendó un enérgico rechazo al proyecto de basurero.
El gobernador del estado de Monterrey, Fernando Canales, expresó que, aunque desde el punto de vista técnico no exista riesgo, como asegura Bush, para la gente lo más prudente es "curarse en salud", por lo que se opondrán tajantemente a la creación del vertedero.
Desde principios de abril, la Comisión para la Conservación de los Recursos Naturales de Texas tiene en su poder una propuesta de licencia para que la Texas Low Level Radioactive Waste Authority pueda operar el depósito de residuos radiactivos Sierra Blanca en el condado de Hupsteh.
La decisión de crear el depósito fue rechazada oficialmente por las legislaturas de los estados mexicanos de Coahuila y Chihuaua, y objetada por Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores de México.
Sierra Blanca ha sido cuestionada también por la comisión de Ecología del Senado mexicano, así como por un numeroso grupo de organizaciones no gubernamentales y de expertos en geología, quienes advierten los graves riesgos ambientales que significa el proyecto.
En materia legal, los analistas señalan que una autorización de ese tipo es violatoria del espíritu del Acuerdo de La Paz, firmado en 1983 por Estados Unidos y México para proteger el ambiente de la zona fronteriza.
A Sierra Blanca, ubicada a unos 32 kilómetros del limite con México, irían a parar los desechos radiactivos de las centrales nucleares, hospitales, industrias y centros de investigación. Los expertos advierten que esa basura tendrá poder contaminante al menos durante 240.000 años.
Todo indica, añaden, que la urgencia de Estados Unidos por crear el basurero radiactivo en el condado de Hupsteh se debe a la acumulación de ese tipo de residuos, lo que lo convierte en uno de los mayores problemas ambientales de responsabilidad federal.
México señala que el terreno escogido por el estado de Texas para el proyecto se encuentra sobre una falla geológica conocida como "Apache", la mayor del estado, que ha registrado en los últimos años movimientos telúricos con intensidad hasta 5,3 grados en la escala Richter.
Nuevos temblores podrían causar fisuras en el vertedero de residuos radiactivos y, consecuentemente, se contaminarían los depósitos subterráneos de agua que alimentan a las ciudades de El Paso, en Texas, y Juárez, en Chihuahua, con efectos gravísimos para miles de seres humanos.
Estados Unidos cerró en los últimos años tres de los seis basureros de residuos radiactivos instalados en su territorio. La razón estaría relacionada con la contaminación de terrenos adyacentes. Dos de los tres que están en operación, en Carolina del Sur y Nevada, reportan ya escapes radiactivos a las aguas subterráneas.
A pesar de ser tan polémico, el proyecto Sierra Blanca no formó parte de la agenda prevista por los ministros que integran la Comisión para la Cooperación Ambiental del TLC, pero salió a relucir como un eje de la cita por la insistencia de Mexico en rechazarlo.
Ante esta situación, la ministra de Medio Ambiente de Canadá, Christine Stewart, reiteró el compromiso de su país de discutir con las otras dos naciones firmantes del TLC acciones que permitan aclarar diferencias entre las partes. (FIN/IPS/rr/ff/en/98