Estados Unidos, que el domingo se enfrentará con Irán en el marco de la Copa Mundial de Fútbol, tomó la iniciativa para reanudar a largo plazo las relaciones diplomáticas entre ambos países, suspendidas desde la revolución islámica de 1979.
El presidente Bill Clinton se declaró partidario este jueves de "una auténtica reconciliación con Irán basada en la reciprocidad". Washington está convencido de que Irán "está cambiando de una manera positiva, y deseamos apoyarlo", agregó el mandatario.
Las declaraciones de Clinton pusieron el sello de aprobación a las realizadas el miércoles por la secretaria de Estado, Madeleine Albright.
La funcionaria dijo a la Sociedad de Asia que Washington desea un proceso "paralelo" para intensificar el intercambio entre ambos países y con el tiempo desarrollar un "mapa de caminos" para la normalización de las relaciones bilaterales.
La reacción inicial de Irán fue negativa. "El mero anuncio de Estados Unidos de que está preparado para establecer relaciones con Irán es insuficiente", declaró la oficial Radio Teherán.
Añadió que Washington "también debe demostrar buena voluntad" poniendo fin a su apoyo a un movimiento rebelde de Iraq, liberando los activos congelados de Teherán y "pidiendo disculpas a la nación iraní por sus políticas equivocadas hacia Irán".
Funcionarios de Washington y analistas independientes se apresuraron a minimizar las declaraciones de Radio Teherán.
"Creemos que las autoridades iraníes deben tomarse cierto tiempo para entender la importancia de las declaraciones de nuestra secretaria de Estado, y por lo tanto no interpretaremos estas declaraciones como definitivas, de modo alguno", dijo el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin.
James Bill, especialista en Irán de la Universidad William and Mary, de Virginia, concordó con Rubin, en especial a la luz de la lucha de poder entre los partidarios del presidente iraní, el moderado Mohammed Jatami, y los conservadores asociados con el líder espiritual Alí Jamenei.
La lucha se intensificó en las últimas semanas con el comienzo del juicio por corrupción de Gholamhossein Karabaschi, alcalde de Teherán y aliado de Jatami.
"Por primera vez, los partidarios de Jatami se están organizando y saliendo a las calles", observó Bill. "Irán es escenario de una cruenta lucha de poder en la que ambas partes serán muy cuidadosas en sus reacciones a nuevos gestos de Estados Unidos… no se puede esperar que Teherán responda ya", agregó.
Albright no anunció en su discurso ninguna medida concreta de Washington excepto la simplificación de la gestión de la visa para los iraníes que desean viajar a Estados Unidos y una revisión de otras medidas del Departamento de Estado relacionadas con los viajes, en señal de buena voluntad.
Pese a las objeciones de Washington al programa nuclear de Irán, su supuesto apoyo a grupos terroristas islámicos y su oposición al proceso de paz árabe-israelí, Albright destacó los aspectos positivos.
La secretaria de Estado se refirió sobre todo a los comentarios conciliadores que Jatami dirigió a Estados Unidos y Occidente desde que fuera electo por abrumadora mayoría en mayo, y a la recepción en Irán del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat.
Así mismo, destacó las críticas de Jatami al terrorismo y el asesinato de civiles israelíes, las gestiones de Irán por la paz en Afganistán y el mejoramiento de sus relaciones con Arabia Saudita y otros vecinos del Golfo.
"Seguimos estos acontecimientos con interés, tanto con respecto a la posibilidad de que Irán asuma el lugar que le corresponde en la comunidad mundial como a la oportunidad de mejorar las relaciones bilaterales", dijo Albright.
En un gesto sin precedentes para un alto funcionario de Washington, Albright también pareció reconocer las quejas iraníes por el apoyo que Estados Unidos brindó al sha durante la guerra fría.
"La guerra fría generó políticas y actividades de Estados Unidos que ofendieron a muchos iraníes. En retrospectiva, es posible comprender su reacción", declaró Albright.
"Es un gesto categórico", sostuvo Richard Murphy, asesor sobre Medio Oriente durante el gobierno del ex presidente Ronald Reagan. Las palabras de Albright son un "golpe de realismo y confirman que las cosas se están moviendo en la dirección adecuada", añadió.
Rubin confirmó esa idea este jueves al rechazar el término "contención dual", empleado durante varios años por altos funcionarios para describir la política de Washington hacia Irán e Iraq.
El portavoz también distinguió entre Iraq e Irán y elogió a Teherán por dar "grandes pasos" hacia la libertad de prensa y el imperio de la ley.
Rubin y Albright reiteraron que Washington no está preparado para levantar las sanciones económicas contra Irán o cambiar su oposición a la construcción de nuevas tuberías que llevarán petróleo y gas producidos en la región del mar Caspio y Asia central de la ex Unión Soviética a puertos iraníes en el Golfo.
En su lugar, Washington respalda la construcción de un ducto por miles de millones de dólares, desde Baku, en Azerbaiján, hasta Ceyhan, Turquía, en el oeste, precisamente para evitar a Irán, a pesar de que la opción iraní sería más corta y económica.
Irán considera que esta actitud "atenta contra el progreso y el desarrollo de toda la región".
En lo que algunos analistas interpretaron como un gesto conciliador, Clinton minó en mayo la autoridad de la Ley de Sanciones contra Irán y Libia, de 1996, que exige la imposición de penas a compañías extranjeras que inviertan más de 20 millones de dólares por año en el ramo del petróleo y gas iraní.
Clinton decretó una excepción por razones de "interés nacional" a tres compañías extranjeras que planeaban invertir 2.000 millones de dólares en la explotación de gas iraní, e informó que las firmas petroleras de la Unión Europea serían exceptuadas de las sanciones en el futuro.
Washington considera en la actualidad autorizar a las compañías estadounidense a participar en "canjes" de petróleo en Irán, por los que un productor entrega el producto en los puertos iraníes del mar Caspio y levanta la misma cantidad en los puertos del Golfo de ese país.
Pero los funcionarios estadounidenses, cautelosos ante la reacción del Congreso, aplazaron el proceso de autorización, según Julia Nanay, directora de la Petroleum Finance Co.
A pesar de la gran presión de las petroleras estadounidenses, el gobierno de Clinton no quiere que la ciudadanía piense que otorga concesiones unilaterales a Teherán, justo antes de las elecciones legislativas en noviembre. "Los funcionarios dicen que será más fácil después de noviembre", observó Nanay. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml-aq/ip/98