El Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos levantó temporalmente las restricciones de trabajo a estudiantes terciarios de cinco países del sudeste asiático que tienen problemas monetarios por la crisis económica de esa región.
Los estudiantes de Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia o Tailandia podrán reducir sus horas de estudio y aumentar las horas de trabajo que ya se les permitían para obtener ingresos adicionales sin comprometer el estatuto que les otorga la visa estudiantil, informó el organismo.
La medida se adoptó para "ayudar a los estudiantes a solventar sus estudios" en Estados Unidos, indicó el organismo el miércoles. El programa se habilitó a los titulares de visas tipo F- 1 cuyos medios de respaldo financiero se encuentren en algunos de los cinco países mencionados.
El valor de la moneda de esos países se "desplomó frente al dólar, generando graves dificultades económicas para muchos de los 80.000 estudiantes matriculados en colegios y universidades de Estados Unidos, cuyo respaldo financiero se deriva de esos países", declaró la oficina gubernamental.
La economía estadounidense saldría perjudicada si los universitarios de los cinco países, que representan 17 por ciento de los estudiantes extranjeros, se vieran obligados a volver a sus naciones.
En el año académico de 1996-97, los estudiantes extranjeros aportaron unos 7.000 millones de dólares a la economía de Estados Unidos por concepto de matrícula y gastos de alojamiento, según cifras oficiales.
Para poder trabajar, no es necesario que los estudiantes sean ciudadanos de alguno de los cinco países en cuestión, pero deberán demostrar que su respaldo financiero procede de uno de esos estados y que "necesitan trabajar para evitar el grave daño causado por la actual crisis económica".
Las medidas especiales permanecerán vigentes hasta que "las circunstancias económicas ya no lo justifiquen", añadió el organismo. No obstante, el privilegio se limita a los titulares de visas F-1 y no se modificaron los requisitos para obtener nuevas visas, enfatizó la agencia.
Las autoridades de las universidades decidirán cuáles estudiantes califican para recibir la ayuda y permitirán a los alumnos en cuestión trabajar más de 20 horas por semana dentro o fuera del campus mientras dure el año académico.
El Servicio de Inmigración ya no exige que los estudiantes terminen un año de estudios bajo el estatuto F-1 antes de buscar empleo fuera del campus. Los alumnos también podrían limitar su horas de estudio, si así lo permiten los centros de enseñanza.
Pero los estudiantes que aún no hayan obtenido un título tendrán que cursar al menos seis horas de estudio por semestre académico, comparado con tres horas para los estudiantes de posgrado, informó la agencia.
Las normas que permiten el trabajo de tiempo completo en época de vacaciones no se modificaron. Las personas con visas tipo J-2, así como los cónyuges e hijos de los titulares de visas F-1, podrán recibir formularios para solicitar un permiso de trabajo en los casos que lo ameriten.
La autorización de trabajo se otorgará durante un año o hasta el fin de los estudios, en caso de que éste ocurra primero, y se podrá renovar siempre y cuando los alumnos sigan bajo el estatuto de la visa F-1.
El Servicio de Inmigración anunció las medidas luego de que el gobierno de Estados Unidos y el sector privado adoptaron iniciativas para ayudar a los estudiantes cuyos ahorros fueron afectados por la crisis del sudeste asiático.
La Agencia de Información de Estados Unidos creó un fondo de becas por valor de dos millones de dólares para los estudiantes originarios de estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
En abril, el Instituto de Educación Internacional, con sede en Nueva York, anunció que administrará un fondo rotativo para conceder pequeños préstamos sin intereses a los estudiantes de los cinco países más afectados por la crisis.
El plan tiene previsto comenzar a otorgar préstamos a tiempo para el semestre de otoño, que empieza en septiembre.
La iniciativa se financia con una donación de 7,75 millones de dólares de la Fundación Freeman, una organización de caridad dirigida por un ex ejecutivo nacido en China de la compañía de seguros American International Group.
Medidas similares se habían tomado en Estados Unidos tras la crisis del peso mexicano en 1994-95. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq-ml/if-ed/98