El candidato democristiano Jamil Mahuad, el más votado en la primera vuelta electoral de Ecuador, logró el apoyo de tres partidos para la segunda ronda, aunque muchos se preguntan si esas fuerzas políticas lo dejarán gobernar.
El derechista Partido Social Cristiano (PSC) anunció su adhesión a la candidatura a la Presidencia de Mahuad, dirigente del Partido Democracia Popular y dos veces alcalde de Quito, pero le exigió que "complete su plan de gobierno".
Mahuad se enfrentará el 12 de julio, en la segunda ronda electoral, con Alvaro Noboa, postulado por el populista Partido Roldosista Ecuatoriano, del depuesto Abdalá Bucaram, que permanece exiliado en Panamá.
El PSC pidió a Mahuad que explique cómo resolverá el déficit fiscal, cómo financiará la reconstrucción de las poblaciones costeras devastadas por el fenómeno climático El Niño, y por qué vía controlará una inflación de alrededor de 30 por ciento.
Jaime Nebot, diputado electo por el PSC, dijo a IPS que su partido "no apoyará la introducción de más impuestos" para financiar el déficit fiscal, que a fines de año podría llegar a seis por ciento del producto interno bruto.
Nebot, que renunció a la candidatura presidencial a principios de año, pese a que encabezaba las encuestas, declaró que su partido no permitirá que "se siga metiendo la mano en los bolsillos de los ecuatorianos".
Por su parte, el ex presidente Rodrigo Borja (1988-1992), de tendencia socialdemócrata y tercero en los comicios del domingo último, anunció su respaldo a Mahuad, pero aclaró que no secundará políticas económicas que incluyan la eliminación de subsidios o privatizaciones.
La mayoría de analistas económicos creen que, inevitablemente, Mahuad tendrá que aumentar impuestos y mejorar la recaudación para cubrir el déficit fiscal, así como eliminar los subsidios generales al consumo eléctrico y de gas de uso doméstico.
Los últimos cuatro gobiernos propusieron esas medidas, pero no las aplicaron debido a presiones políticas de los partidos en el Congreso.
El consumo doméstico de gas se duplicó entre 1982 y 1995 y 71 por ciento de los hogares utilizan el servicio. El precio de un recipiente de gas de 15 kilogramos, el más común de uso domiciliario, es de 0,60 centavos de dólar, aunque su costo real llega a unos tres dólares.
La diferencia entre el precio y el costo es el monto del subsidio que el Estado, el productor de gas, paga por cada recipiente de ese volumen.
Borja se declaró también contrario a las privatizaciones, cuyo plato fuerte en este país son las telecomunicaciones. El actual gobierno intentó en dos ocasiones vender las dos empresas telefónicas nacionales -Andinatal y Pacifictel-, pero fracasó por falta de interés internacional.
Mahuad se ha declarado partidario de abrir las telecomunicaciones, la energía eléctrica y el petróleo a la participación del sector privado.
Freddy Ehlers, del centroizquierdista Nuevo País y cuarto en la primera vuelta electoral, también se pronunció a favor de Mahuad, pero dijo que su grupo exigirá un gobierno que mejore efectivamente la calidad de vida de los más pobres.
Según Ramiro Galarza, otro dirigente de Nuevo País, eso significa que su grupo no aceptará el incremento de impuestos ni privatizaciones y que retirará su apoyo a Mahuad si éste "mantiene intocada la estructura de poder económico".
El banquero Mauricio Pozo cree que las discrepancias entre la democracia cristiana y las tres fuerzas políticas que anunciaron su voto por Mahuad en la segunda vuelta no impedirán que el líder democristiano desarrolle su gestión de gobierno, pero impondrán sus condiciones.
"Indudablemente, tendrá límites en la posibilidad de crear o aumentar impuestos", señaló Pozo.
En su opinión, Mahuad "podría recurrir a créditos de organismos internacionales que ya están aprobados y no fueron desembolsados, para cubrir parte del déficit y reconstruir la costa, mientras negocia" el voto del Congreso a otras medidas.
Simón Cueva, director de Estudios del Banco Central, señaló que Mahuad tendría dificultades para convencer al Congreso de aumentar impuestos, pero "no dependerá de un solo partido para hacerlo".
El Congreso tendrá 121 escaños, repartidos en su mayoría entre el PSC, la Democracia Popular, de Mahuad, y la Izquierda Democrática, de Borja, y la dispersión excluirá la hegemonía de todo partido en particular.
Santiago Bayas, otro analista económico, opinó que si los líderes de los principales partidos se oponen a las medidas de estabilización, Mahuad tendría "que romper con los dirigentes" y buscar apoyo en la población.
Bayas recordó que para privatizar empresas públicas, el futuro gobierno no necesitará del Congreso, "porque ahora hay un marco legal que permite (al Poder Ejecutivo) tomar esas decisiones".
El PSC, la Izquierda Democrática y Nuevo País aseguraron que no cobrarán en cargos públicos su voto por Mahuad el 12 de julio, y que tampoco están dispuestos al "cogobierno".
De ese modo marcaron distancias por anticipado con las duras decisiones económicas que el nuevo presidente tendría que tomar para estabilizar la economía, cuyo crecimiento no llegará este año a 2,8 por ciento, la tasa de aumento de la población. (FIN/IPS/anr/ff/ip/98