DERECHOS HUMANOS: Guatemala en riesgo de sufrir tercera condena

La estadounidense Jennifer Harboury acusó a Guatemala ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la desaparición, tortura y asesinato en 1992 de su esposo, el guerrillero Efraín Bámaca.

"No quiero dinero de ellos. Quiero la verdad, quiero los restos de mi esposo y quiero justicia", dijo Harboury al concluir casi cuatro horas de testimonio ante la Corte Interamericana, organismo radicado en la capital de Costa Rica que ya condenó a Guatemala en dos oportunidades.

La ciudadana estadounidense compareció como testigo en el juicio contra Guatemala en la Corte Interamericana, por la muerte de Bámaca, con quien se había casado en 1991.

Bámaca, con quien Harboury se había casado en 1991, fue el último comandante indígena de la ORPA (Organización del Pueblo en Armas), grupo de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca que en 1995 firmó con el gobierno el acuerdo de paz que acabó con una de las guerras civiles más prolongadas del continente.

Entre los testigos que asistirán a las audiencias de esta semana, además de la viuda de Bámaca, figuran el ex senador estadounidense Robert Torricelli, un ex fiscal guatemalteco y dos guerrilleros.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos podría dictar por este caso la tercera condena contra Guatemala, según observadores que destacaron para efectuar este pronóstico el prestigio de los testigos y las pruebas reunidas.

Harboury relató el martes, primer día de audiencias sobre el caso, su lucha de años para develar el destino de su esposo luego de que empezó a sospechar que no había muerto en combate el 12 de marzo de 1992, tal como le había informado el ejército al principio.

El ejército nunca reconoció de forma oficial que tuvo a Bámaca en su poder. Sin embargo, Harboury conoció en octubre de 1994 un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos que confirma la captura del guerrillero en marzo de 1992.

La abogada estadounidense relató ante la Corte Interamericana sus infructuosas gestiones a partir de ese momento y las amenazas que recibió. "Mi pasaporte ha sido mi protección", dijo.

Harboury realizó tres huelgas de hambre, las dos primeras en Guatemala y la última en Washington para lograr el apoyo del gobierno de Estados Unidos.

Fue durante la tercera huelga de hambre, en marzo de 1995, que el senador Toricelli le dijo que, según otro informe de la CIA, Bámaca había sido ejecutado en 1993.

El coronel Julio Roberto Alpírez, un informante de la agencia estadounidense, ordenó la ejecución, según el documento.

Harboury accedió también a informes de la CIA sobre tres posibles formas en que la inteligencia militar se habría librado del cadáver del guerrillero.

Según la primera hipótesis, Bámaca fue enterrado en la base militar Las Cabañas, cerca de la frontera con México, bajo las cloacas. Según los campesinos del lugar, en ese lugar podría haber entre 1.500 y 2000 cadáveres.

La segunda posibilidad es que el cadáver de Bámaca haya sido lanzado al mar desde un helicóptero. La tercera indica que habría sido cortado en pedazos que fueron enterrados en diferentes lugares, para impedir su localización.

Desde que accedió a estos informes, el gobierno de Guatemala dio a Harboury permiso para buscar los restos de Bámaca en Las Cabañas, pero el ejército no autorizó la pesquisa.

Los militares procuran impedir la exhumación en Las Cabañas hasta que cuenten con una amnistía total, porque han asegurado que nunca permitirán que el caso se lleve a juicio, según la ciudadana estadounidense.

Además de Harboury, el martes atestiguó Santiago Cabrera, ex combatiente de ORPA que estuvo en el frente dirigido por Bámaca, conocido entonces como comandante Everardo.

Cabrera relató que fue capturado en marzo de 1991 por agentes de la inteligencia militar y llevado a un destacamento en el departamento de San Marcos.

El 12 de marzo de 1992, un año después de su detención, Cabrera vio por primera vez a Bámaca "engrillado a una cama y con los pies amarrados". Lo estuvo viendo durante poco más de un mes hasta que un oficial le informó que lo habían fusilado por intento de fuga.

El ex guerrillero narró que, sin embargo, tres o cuatro meses después volvió a ver a Bámaca en otro destacamento, con la cara hinchada, los ojos y el cuerpo vendados y la voz alterada.

En este segundo período, pudo estar con él a solas en una oportunidad. Bámaca "me pidió que si algún día yo quedaba en libertad, que denunciara que él estaba capturado vivo", relató el testigo.

De ser responsabilizada por este caso, cuyo fallo se conocerá en aproximadamente un año, esta sería la tercera condena que sufre Guatemala en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La primera fue dictada en enero de 1998 por la violación de las garantías judiciales en perjuicio de los familiares del fotógrafo Nicholas Chapman Blake, secuestrado en marzo de 1985 por agentes del Estado y luego asesinado.

La segunda condena, dictada el 8 de marzo, responsabiliza al Estado por la detención arbitraria, trato inhumano, tortura y asesinato de varios civiles, cometidos por agentes de la guardia de Hacienda entre 1987 y 1988. (FIN/IPS/mso/mj/hd/98

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