Cuba y Estados Unidos mantienen sus coincidencias en materia de migración en momentos en que el aumento del éxodo ilegal de cubanos y las sospechas sobre el "contrabando" de personas amenazan con generar nuevas tensiones entre ambos países.
A cuatro años de la "crisis de los balseros", representantes de los dos gobiernos se sentaron por novena ocasión a la mesa de negociaciones este lunes para analizar el cumplimiento de los acuerdos firmados en septiembre de 1994 y mayo de 1995.
Las conversaciones en Washington, previstas en un inicio para dos días, concluyeron al término de la primera jornada que dedicó la mayor parte de su tiempo al contrabando de emigrantes, según presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón.
"Es evidente que hay personas o grupos en (el estado estadounidense de) Florida, así como sectores que los apoyan, realizando este tráfico ilegal de personas", dijo Alarcón sobre la inquietud de Cuba, que elevó a la reunión pruebas de varios casos.
La ronda sucedió a la devolución el domingo por parte de guardacostas estadounidenses de un grupo de ilegales interceptados el día 23 cuando viajaban a bordo de una lancha rápida hacia Estados Unidos.
Autoridades cubanas de inmigración afirmaron que la operación fue coordinada por los exiliados Pedro Julio Guevara, quien se encontraba de visita en la isla, y Miguel Broche Ortiz, piloto de embarcación.
La gubernamental Agencia de Información Nacional (AIN) afirmó que la composición del grupo, 11 hombres, 13 mujeres y 10 niños, fue evidencia suficiente para las autoridades cubanas de que se estaba en presencia de un caso de contrabando de personas.
Reportes de el diario de Miami El Nuevo Herald afirmaron este mes que el aumento de las salidas ilegales desde Cuba hacían pensar que las autoridades de la isla se estaban haciendo de la vista gorda y tolerando la salida de balseros.
Expertos en la isla estiman que al responsabilizar al gobierno de Fidel Castro del aumento de ilegales interceptados en el mar y de aquellos que logran llegar a Estados Unidos se pretende obstaculizar los acuerdos bilaterales vigentes.
Los acuerdos de septiembre de 1994 y mayo de 1995 comprometieron a Estados Unidos a entregar un mínimo de 20.000 visas anuales para emigrantes y repatriar a toda persona que fuera interceptada en un intento de éxodo ilegal a ese país.
Cuba, por su parte, debía hacer todos los esfuerzos para frenar las salidas ilegales desde su territorio y no tomar represalias contra los repatriados por el solo delito de "salida ilegal del país".
El entendimiento generó protestas en sectores de la ultraderecha cubana en Miami, a pesar de que tiene entre sus objetivos esenciales evitar las salidas riesgosas, a bordo de embarcaciones endebles, y estimular la emigración legal.
A pesar de los acuerdos en la materia, la emigración cubana aún goza de beneficios en Estados Unidos, pues continúa vigente la ley que reconoce el derecho a asilo de todos los naturales de la isla al año y un día de su llegada al país, legal o ilegalmente.
Además de los casos de contrabando de ilegales, Alarcón aseguró que el grupo de exiliados cubanos Hermanos al Rescate patrulla los mares entre Cuba, Bahamas y Florida para hacer llegar alimentos, radios y teléfonos celulares a los balseros.
Hermanos al Rescate surgió a inicios de esta década con el fin de rescatar en el mar a balseros que intentaran llegar a Estados Unidos. La ola de ilegales tuvo su cúspide en 1994, cuando salieron de las costas de Cuba más de 20.000 personas.
El presidente de la delegación cubana a Washington advirtió que estas actividades pueden estar vinculadas con otras acciones criminales, como el narcotráfico.
Estadísticas de la guardia costera de Estados Unidos arrojan un aumento de los cubanos interceptados en alta mar de 45 en el primer trimestre de 1997 a más de 120 en el mismo período de este año.
Un total de 1.053 ilegales han sido devueltos desde la firma del acuerdo de mayo de 1995. Entre enero y junio puede haberse superado la cifra de ilegales repatriados durante el pasado año, según estimaciones.
A pesar del aumentos de los intentos de emigración ilegal, La Habana y Washington reconocieron este lunes estar satisfechos con el cumplimiento de los acuerdos, aunque mantienen algunas discrepancias.
Cuba demanda a Estados Unidos que ponga fin a las "restricciones extremas" a los cubanos que desean viajar a ese país para visitar a sus familiares, lo cual consideran una vía para normalizar los flujos migratorios entre ambos países .
Una fuente del gobierno de Washington reveló que entre octubre de 1995 y septiembre de 1997, 55.000 cubanos quisieron viajar como visitantes al país estadounidense, pero 77,5 por ciento no obtuvo visa.
Por su parte, Estados Unidos insiste en su queja contra las altas tarifas que cobra Cuba en el trámite previo al viaje que deben afrontar quienes obtienen visa en la categoría de emigrante definitivo.
Washington asegura que el cobro de 500 dólares por los trámites, incluidos exámenes médicos, contradice el espíritu de los acuerdos pues impide a algunas personas llegar a utilizar su visa mientras esté valida.
Alarcón aseguró que al mismo tiempo que Cuba redujo las tarifas a un cierto numero de personas para facilitarles la emigración, Estados Unidos incrementó 62,5 por ciento lo que cobra por una entrevista con su funcionario consular.
"Cobran por las personas a quienes les dan la visa, pero también a los que no viajan", dijo el presidente del parlamento cubano.
Cuba cobra esas tarifas en dólares y la Oficina de Intereses de Estados Unidos (SINA), en pesos cubanos.
Sin embargo, la SINA se beneficia igualmente pues como sede diplomática tiene el derecho de cambiar los pesos cubanos en dólares al ideal cambio oficial de uno por uno, cuando en las casa de cambio se encuentra a 19 pesos por un dólar. (FIN/IPS/da/mj/ip hd pr/98