Cinco meses después de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba la Iglesia Católica mantiene entre sus temas prioritarios la apertura de escuelas religiosas, en una batalla que se anuncia perdida aún antes de librarse.
La prioridad que se le asigna a la cuestión educativa en el pliego de demandas presentada al gobierno de Fidel Castro aparece tras el anuncio esta semana de la visita del prefecto para la educación religiosa del Vaticano, el cardenal Pio Laghi.
Laghi llegará a La Habana el viernes 26 en la primera misión de un alto representante de la curia romana al país caribeño después de la visita del Papa en enero pasado.
El cardenal cumplirá un amplio programa que incluirá la participación en la misa por la fiesta de San Pedro y San Pablo, en la catedral de La Habana, y no se descarta que se entreviste con miembros del gobierno.
"No tengan miedo, abran las familias y las escuelas a los valores del Evangelio de Jesucristo, que nunca son un peligro para ningún proyecto social", dijo Juan Pablo II durante su homilía en Santa Clara, 300 kilómetros al este de La Habana.
Estas palabras fueron recordadas por el mismo Juan Pablo II el día 9 en un encuentro en Roma con los obispos cubanos. "Que el mensaje que dejé en Cuba pueda tener continuidad y producir abundantes frutos bajo su guía", afirmó.
Además de educar, la Iglesia Católica aspira al acceso a los medios de comunicación masiva, la entrada de un mayor numero de religiosos y la construcción de templos, y se presenta como una alternativa privada, pluralista, liberadora y de alta calidad.
Pero el gobierno cubano defiende el sistema general de enseñanza gratuita, igualitaria y obligatoria hasta noveno grado y no aparece dispuesto a ceder espacios en este terreno.
Aunque no se han producido enfrentamientos públicos entre las partes, la polémica fue abierta por el Papa, continuó en las páginas de publicaciones católicas y está en el trasfondo de pronunciamientos oficiales sobre la educación.
"A cambio de la gratuidad hemos descuidado la calidad", advirtió un editorial del último número de la revista Vitral, editada por el Centro Católico de Formación Cívica y religiosa de la arquidiócesis de Pinar del Río, a 176 kilómetros de La Habana.
"Los cubanos no podemos elegir el enfoque filosófico, los métodos pedagógicos, la orientación religiosa, ni el tipo de escuela que queremos para nuestros hijos", afirmó Vitral, al tiempo que reconoció que toda la población tiene acceso a la educación pública.
El cierre de los colegios católicos en mayo de 1961 formó parte de un proceso de nacionalización de todas la escuelas privadas en la isla, pero no se prohibió la educación religiosa en el seno de la Iglesia o de la familia.
El experto en temas religiosos Aurelio Alonso asegura que "la transformación requerida en el campo de la educación no admitía la subsistencia de un régimen escolar paralelo privilegiado".
Caridad Diego, directora de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista, señaló que la apertura de escuelas católicas está descartada en un país donde se establece la igualdad religiosa.
En ese contexto, abrir escuelas y educar no podría ser un privilegio de la Iglesia Católica. Las más de 50 iglesias protestantes existentes en la isla y otras manifestaciones de origen africano tendrían también ese derecho.
El anuncio de la visita de Laghi a Cuba fue antecedido el miércoles por un editorial del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, titulado "Educación: las venas de nuestra cultura revolucionaria".
Granma contrasta los logros del sistema educativo cubano con la realidad de América Latina y el Caribe, donde el analfabetismo supera al 13 por ciento de la población, más de 43 millones de personas.
En Cuba están escolarizados el 99,7 por ciento de los niños entre seis y 11 años, el 94,5 por ciento de los adolescentes de 12 a 14 años, y hay más de 531.000 graduados universitarios. (FIN/IPS/da/ag/ed-cr/98