El partido Liberal de Colombia, que en agosto concluye 12 años consecutivos en el poder, se debate entre oponerse al futuro gobierno del conservador Andrés Pastrana o plegarse al acuerdo sobre temas estratégicos nacionales que le planteó el presidente electo.
Los 6.5 millones de votos que obtuvo Pastrana en la segunda vuelta electoral el 21 de junio agudizaron la división del Partido Liberal, una de cuyas vertientes apoyó al nuevo presidente y otra al candidato y líder liberal, Horacio Serpa, que obtuvo 5,6 millones de votos.
Aunque Serpa fue conciliador al reconocer el triunfo de Pastrana, tal vez para amortiguar la animosidad de sus seguidores que se resistían a aceptar los resultados, una semana después de los comicios tomó distancia del futuro gobierno.
"Hago un llamado a todos los compatriotas para rodear al nuevo presidente, acompañándolo en la difícil tarea que asumirá el 7 de agosto", dijo Serpa al reconocer la ventaja del candidato del Partido Conservador.
Sin llegar a ser radical pero apuntando a lo que el mismo llamó "ser coherente", Serpa viró de su propuesta inicial hacia "ejercer la oposición patriótica" que, indicó, significa "hacer la vigilancia programática y el control político".
"Oposición no significa que yo me ponga con un cañón a dispararle a la Casa de Nariño (sede presidencial)", dijo el líder del Partido Liberal, quien manifestó disposición a "apoyar todas las cosas que redunden en beneficio del país, como la paz, la lucha contra el crimen y las relaciones internacionales".
Esos tres temas y las reformas económicas que conlleva el ajuste fiscal ya anunciado por el presidente electo son los puntos en los que Pastrana aspira a contar con el apoyo de la bancada liberal, mayoritaria en el Congreso.
Serpa, que postuló durante la campaña un modelo económico con ingredientes socialdemócratas y marcado tinte populista, no parece dispuesto a ayudar a cargar el fardo del desprestigio que acarrearán los recortes presupuestales.
Además, fue tajante en rechazar cuotas burocráticas para quienes se reivindiquen miembros del Partido Liberal: "Nadie está autorizado para asumir esas posiciones" dijo, suscitando amagos de motín en las filas de esa fuerza política, que históricamente fue mayoritaria.
Pastrana no pareció inmutarse por la decisión de Serpa de prohibir el ingreso de los liberales a la burocracia: "Hay liberales en la Gran Alianza (coalición de distintas fuerzas que lo condujo al triunfo) y con ellos vamos a gobernar", manifestó.
En cambio, en las filas del Partido Liberal el tono directo de su líder incomodó a muchos. El centrista Juan Manuel Santos, ex precandidato a la nominación presidencial consideró "precipitada y desconcertante" la decisión de Serpa de decretar desde ya la oposición.
"El país está en una de sus peores crisis y una oposición cerrera en estas circunstancias en lugar de fortalecer la democracia puede más bien ayudar a debilitarla todavía más", añadió Santos, a quien se señala como posible ministro de Defensa o del Interior del próximo gobierno.
Entre los liberales proclives a una alianza con el gobierno de Pastrana se cuentan el ex presidente Alfonso López Michelsen (1970- 74) y el ex gobernador del noroccidental departamento de Antioquia, Alvaro Uribe Vélez, representante del ala derecha de esa fuerza política.
La situación de guerra interna no declarada que vive Colombia es el argumento central de los que se inclinan por apoyar al nuevo gobierno.
López Michelsen declaró que no se puede seguir dejando que pasen los días en medio de una turbulencia económica y social como "no se veía desde comienzo de este siglo".
El fin de semana pasado, 24 parlamentarios del Partido Liberal habían anunciado su apoyo al nuevo gobierno, con lo que la minoría parlamentaria del Partido Conservador no sería un obstáculo para los proyectos que Pastrana anunció presentará en los primeros 100 días de gestión, considerados decisivos.
Pero la desbandada de parlamentarios liberales hacia las toldas del nuevo gobierno, con lo que ello implicaría de cuota burocrática, no allana del todo el camino a Pastrana.
Dentro del Partido Liberal hay una fuerte corriente favorable a Serpa que se reflejó en la alta votación que obtuvo -la mayor en toda la historia de esa fuerza política- como consecuencia, además, de la caída de la abstención, que también le permitió a Pastrana el caudaloso apoyo en las urnas.
"Estamos dispuestos a dar la pelea, a lograr que en Colombia haya mayor cultura democrática para que oposición no se asimile a insurgencia como ocurre hoy", dijo a IPS Piedad Córdoba, senadora por el departamento de Antioquia y beligerante adversaria del ex gobernador Uribe Vélez.
Córdoba sintetizó las pugnas dentro de su partido: "Yo soy acérrima opositora de los grupos paramilitares y Uribe Velez alienta las Cooperativas de Vigilancia Rural (Convivir)", señaladas como mampara de dichos grupos armados.
"El partido necesita su 'perestroika' (reforma) para que los dinosaurios queden de un lado", comentó la senadora liberal, quien condenó al Frente Nacional, acuerdo de alternancia en el poder entre liberales y conservadores, porque impidió el desarrollo democrático durante la segunda mitad de este siglo.
El Frente Nacional operó formalmente entre 1956 y 1974, pero se prolongó en la práctica hasta la llegada al poder del liberal Virgilio Barco (1986-90), quien planteó un esquema gobierno- oposición.
Con dos décadas de gobiernos compartidos entre liberales y conservadores se agudizó la exclusión de otras opciones ideológicas, al punto que ningún partido de izquierda tiene actualmente representación parlamentaria en Colombia.
A las secuelas que dejó el Frente Nacional se refirió Serpa cuando dijo que en Colombia no se hace en los últimos 50 años y se proponía trabajar para la modernización del sistema político y el Partido Liberal.
Tras la derrota electoral frente a Pastrana, Serpa tendrá una segunda prueba de fuego: el 15 de agosto se reunirá la Convención Nacional Liberal que determinará si lo apoya en el esquema opositor que plantea o deja la puerta abierta para su retiro, pues él mismo anunció: "si no aceptan mi propuesta, me voy".
Analistas de distintas vertientes coinciden en que la vulnerabilidad del sistema político colombiano, desgastado por la crisis social, económica y de violencia, explica que resulte explosiva una propuesta normal en otro contexto, como que el partido derrotado pase a la oposición. (FIN/IPS/mig/ag/ip/98