Pruebas realizadas en Brasil indican que la adición de alcohol hidratado al combustible diesel puede reducir la contaminación del aire en las ciudades, además de contribuir al mantenimiento de los precios del azúcar.
El Instituto de Investigaciones Tecnológicas de Sao Paulo, bajo coordinación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, comprobó una disminución de 22 por ciento en las emisiones de monóxido de carbono, al adicionarse 10 por ciento de alcohol hidratado en el derivado del petróleo.
La mezcla permite también una reducción de 35 por ciento en la emisión de partículas y de 10 por ciento de hidrocarburos, señaló Alfredo Szwarc, coordinador de la investigación, patrocinada por la Unión de la Agroindustria Cañera (UNICA), asociación de productores de azúcar y alcohol del estado de Sao Paulo.
Esas ventajas ambientales tienen como contrapartida un aumento de 1,7 por ciento en el costo del combustible y de cuatro por ciento en su consumo, reconoció.
Para grandes ciudades como Sao Paulo, que enfrentan problemas dramáticos de contaminación atmosférica, los beneficios son muy superiores, argumentó el experto.
Sao Paulo registra durante el invierno un aumento de la mortalidad por problemas respiratorios, en especial entre niños y ancianos. Para evitar el agravamiento, se implantó hace dos años un programa que prohibe circular en la ciudad, en forma rotatoria de lunes a viernes, a un quinto de los automóviles locales.
Pero los 11.000 autobuses de la ciudad, principal medio de transporte urbano, siguen siendo una de las mayores fuentes de contaminación, al consumir combustible diesel, de baja calidad en Brasil, lo que empeora la situación y exige estudios específicos sobre la adición del alcohol, según Claudio Manesco, de UNICA.
La experiencia de Suecia, que adiciona 15 por ciento de alcohol hidratado al combustible diesel usado en autobuses, no es transferible a Brasil, porque se hace con un derivado del petróleo de calidad muy superior, señaló.
También Australia, Alemania, Chile, Estados Unidos y Tailandia realizaron investigaciones con adiciones y resultados variados, pero pocos casos de uso efectivo en el transporte.
A Brasil le interesa aprovechar el alcohol, porque el país registra actualmente un excedente de 1.800 millones de litros de ese carburante alternativo, un factor de baja en los precios del carburante y también del azúcar, derivado de la misma materia prima que el alcohol.
Sólo para costear el almacenaje de tales excedentes, el gobierno acaba de liberar créditos preferenciales de unos 400 millones de dólares, reclamados por los productores hace cinco años, indicó el presidente de UNICA, Sergio Ometto.
Para aprobar la mezcla, sin embargo, falta una segunda investigación, sobre la corrosión que provocara el alcohol hidratado en los motores de autobuses y camiones. Esto deberá concluir sólo el próximo año, previó Manesco.
Los productores, aunque tengan interés en un nuevo mercado para el alcohol, no aceptarán la mezcla hasta que esté comprobada su viabilidad técnica, con todas las garantías, aseguró Joao Guilherme Ometto, director de UNICA dedicado al tema.
El objetivo consiste en preservar el futuro de una solución que podría contribuir a una mejor calidad de vida, servir a la estabilidad del mercado del azúcar y el alcohol, y al ahorro de divisas para el país.
Brasil importa anualmente cerca de 900 millones de dólares de combustible diesel, el derivado del petróleo de mayor consumo en el país, donde los camiones y autobuses son los principales medios transporte de carga y pasajeros.
Como el consumo nacional alcanza a 30.000 millones de litros de combustible diesel al año, la mezcla en estudio abriría un mercado potencial de 3.000 millones de litros para el alchool, cerca de 20 por ciento de la producción actual.
Los vehículos brasileños ya consumen gasolina con 24 por ciento de alcohol hidratado. Esa adición era de 22 por ciento, pero el gobierno lo elevó para reducir los excedentes. También se intenta exportar el producto, especialmente a Estados Unidos.
El problema radica en que la casi totalidad de los excedentes son de alcohol hidratado, con 6,8 por ciento de agua, destinado a automóviles que son impulsados por ese carburante, en un programa de sustitución de gasolina vigente desde 1975.
En los últimos años cayó a casi cero la producción de esos vehículos, por la reducción de subsidios al consumo del combustible alternativo. Ahora se trata de resucitar el programa, obligando a los gobiernos central y estaduales a utilizar sólo automóviles impulsados a alcohol.
La adición al combustible diesel le añadiría un nuevo mercado, contribuyendo a mantener el nivel de producción de una agroindustria que emplea a más de un millón de trabajadores. (FIN/IPS/mo/ag/en-if/98