La visita a China del presidente de Estados Unidos Bill Clinton se realizará esta semana según lo previsto, pero pocos acuerdos emergerán de su reunión con el presidente Jiang Zemin.
Clinton llegará a China el jueves, y será recibido formalmente al día siguiente en la plaza de Tiananmen, en una ceremonia considerada un error por muchos estadounidenses.
Su visita es la primera de un presidente estadounidense desde la sangrienta represión por parte de los militares de manifestantes por la democracia en la plaza de Tiananmen en 1989, y es descrita por analistas como "simbólica".
Clinton y su esposa Hillary Rodham Clinton visitarán Xian, Beijing, Shanghai, Guilin y Hong Kong desde el 25 de junio al 3 de julio.
Los detalles de la visita aún se ajustan, pero es posible que incluyan un viaje a la Gran Muralla, un recorrido en Xian, un discurso en la Universidad de Beijing, una visita a un poblado rural que realizó elecciones locales directas y sitios destacados por el crecimiento económico en Shanghai.
Las conversaciones de la cumbre con Jiang tendrán lugar el 27 y 28 de junio en Beijing. Esto sigue a la cumbre de octubre de 1997 de Jiang y Clinton en Estados Unidos.
Aunque la cumbre chino-estadounidense en Washington impulsó la imagen de Jiang en su país y el exterior, la visita de Clinton está marcada por acusaciones de que mantiene una relación demasiado cómoda con China.
Algunos críticos alegan que Beijing intentó comprar influencia en la política estadounidense haciendo donaciones a la campaña electoral del Partido Demócrata de Clinton de 1996.
Además, destacan el último escándalo en la Casa Blanca, en que el presidente permitió que una firma aeroespacial estadounidense (y también importante donante de los demócratas) vendiera tecnología satelital a China a comienzos de este año, a pesar objeciones del Departamento de Justicia y el Pentágono.
Pero el gobierno de Clinton minimizó preocupaciones de potenciales brechas de seguridad y rechazó demandas para que posponga o cancele su visita a China.
La Casa Blanca ha subrayado la importancia de dialogar con Beijing sobre una amplia gama de temas, y aprovechar la mejora de las relaciones lograda tras la cumbre del año pasado.
Beijing está de acuerdo en que "ambas partes se beneficiarán de una realación chino-estadounidense saludable y constante".
Cuando ambos presidentes se reúnan en Beijing el fin de semana, discutirán sobre el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la no proliferación nuclear y la seguridad regional, los derechos humanos, Taiwan y Tibet, entre otros temas.
Pero, a pesar de la apretada agenda, pocos acuerdos resultarán de la cumbre Jiang-Clinton. Según informaciones, ambas partes están involucradas en negociaciones de último minuto para alcanzar un acuerdo de no uso de armas nucleares en primer lugar, a ser firmado durante la cumbre, y para dar algo de sustancia a su cumbre simbólica.
"El significado de esta cumbre no debe ser evaluado en términos de cuántos acuerdos se firmarán, dijo David Shambaugh, profesor de ciencia política y asuntos internacionales en la Universidad George Washington.
"El propósito más importante de la visita de Clinton será cambiar la imagen predominante de China en Estados Unidos, la de la masacre de Tiananmen en 1989, a un punto de vista más pluralista sobre la China contemporánea", destacó Shambaugh.
La polémica aún rodea la recepción de bienvenida en la plaza Tiananmén, sito de la masacre de 1989, cuando las fuerzas de seguridad asesinaron a cientos de civiles desarmados que reclamaban democracia y el fin de la corrupción.
Clinton está bajo presión de miembros del Congreso de Estados Unidos para referirse a la masacre de 1989 mientras esté en China. Pero lo más posible es que plantee el tema en un discurso sobre derechos humanos que dará en la Universidad de Beijing el 20 de junio.
Se estima que en conversaciones con los líderes chinos, Clinton presionará por la liberación de prisioneros de conciencia y exhortará a Beijing a fijar una fecha para firmar la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre Derechos Políticos y Civiles, a la cual ha prometido sumarse.
Taiwan sigue siendo uno de los temas más sensibles en la agenda de la cumbre chino-estadounidense.
Beijing urge a Washington a reducir la venta de armas a la isla, a la cual considera una provincia renegada. Además, pretende garantías escritas de que Washington no respaldará la política "una China, un Taiwan" y que se opondrá a la independencia de Taiwan y su admisión en la ONU.
Es poco posible que ambas partes logren avanzar en el tema de Tibet. Washington ha expresado temores sobre violaciones de los derechos Humanos en Tibet, controles sobre la religión y el influjo de chinos a la región, presionando a Beijing a que reanude el diálogo con el líder espiritual exiliado Dalai Lama.
Pero Beijing ha dicho que considera la situación en la región del Himalaya como un problema interno.
Lo que podría ser un punto de acuerdo es un llamado a la preservación de la paz y la estabilidad en la región, después de las pruebas nucleares de Pakistán e India el mes pasado desataran temores mutuos de una carrera armamentista en el sur de Asia.
China ha prometido cooperar con Estados Unidos en respuesta a la amenaza, diciendo que no tiene planes de reanudar sus propias pruebas atómicas. (FIN/IPS/tra-en/ab/ral/lp/ip hd/98