CHINA: Clinton recibido en el escenario de la matanza de 1989

El gobierno de China desplegó hoy una alfombra roja para recibir al presidente estadounidense Bill Clinton frente al Gran Salón del Pueblo, junto a la plaza de Tiananmen, de la capital, donde cientos de manifestantes por la democracia fueron muertos en 1989.

Legisladores y organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos habían solicitado a Clinton que rechazara la ceremonia de bienvenida en la plaza de Tiananmen o que al menos exigiera durante la recepción oficial el respeto de los derechos humanos.

Clinton es el primer mandatario estadounidense que visita China tras la masacre de 1989.

Pero la ceremonia, que tanta controversia causó en Estados Unidos, y que era esperada con cierta ansiedad por los dirigentes chinos, se desarrolló con normalidad.

Una salva de 21 cañonazos y la ejecución de los himnos de ambos países por la banda del ejército de China dieron comienzo a la ceremonia de recepción y a la reunión de Clinton con el presidente Jiang Zemin, que también se entrevistarán el domingo.

Al final de la reunión de este sábado, ambos líderes se presentaron en una conferencia de prensa, en la que Clinton afirmó que el uso de la fuerza en la plaza de Tiananmen fue un error.

Jiang, por su parte, justificó la represión de 1989 como necesaria para la estabilidad de China. Los observadores esperan pocas novedades en el curso de las conversaciones.

Clinton no parece estar en posición de ofrecer lo que exige el gobierno de China. Beijing pretende que Washington se comprometa por escrito a aplicar la política de "una sola China", que se opone a la existencia de Taiwan como estado indpendiente y lo considera una provincia china cismática.

Así mismo, Jiang desea que Washington confirme con carácter permanente el estatuto comercial de nación más favorecida que anualmente renueva para China, que apoye el rápido ingreso de este país a la Organización Mundial de Comercio y que levante las sanciones impuestas tras la matanza de Tiananmen.

Las negociaciones bilaterales están complicadas por la oposición del Congreso de Estados Unidos a la política de Clinton hacia China y muchos observadores creen que los resultados de la visita de nueve días del presidente a este país serán más simbólicos que sustanciales.

El Congreso investiga supuestas donaciones ilegales de China a la campaña electoral de Clinton y también se intenta comprobar su la Casa Blanca toleró una transferencia no autorizada de tecnología misilística a China realizada por fabricantes estadounidenses de satélites.

China y Estados Unidos acordaron dejar de apuntarse misiles nucleares uno contra otro. Washington había solicitado en forma repetida a Beijing que retirara el territorio estadounidense de la lista de blancos militares, a cambio de una actitud similar de Estados Unidos.

En cuanto a la cuestión de los derechos humanos, está incluida en la agenda de Clinton, aunque el presidente no tiene intención de reunirse con disidentes durante su visita a China, a pesar de haber recibido una carta firmada por 55 activistas opositores que lo exhortaron a hacerlo.

Clinton pronunciará el lunes un discurso ante estudiantes de la Universidad de Beijing, y se aguarda que se manifieste entonces a favor de una mayor libertad y respeto de los derechos humanos en China.

Así mismo, este domingo visitará la iglesia de Chongwenmen, el mayor templo cristiano protestante de Beijing.

"El presidente Clinton es protestante, así que entiendo su visita a una iglesia protestante", señaló Duan Yinming, obispo católico de la ciudad de Wanxian, en la provincia de Sichuan.

"El hecho que incluya esa visita en su complicado itinerario es de extrema importancia para los creyentes de China", agregó Yinming.

La cuestión religiosa es una de las más delicadas que Clinton deberá abordar en China. Numerosos estadounidenses consideran que el régimen comunista de Beijing es hostil a la religión y señalan como evidencia de represión religiosa el encarcelamiento de sacerdotes católicos.

Pero "la congregación de Chongwenmen es respaldada y autorizada por el gobierno chino", puntualizó Joseph Kung, presidente de la Fundación Cardenal Kung, una organización que aboga por la libertad religiosa.

"La visita de Clinton a ese templo es un gesto de aprobación de Washington a la política religiosa china, que sigue persiguiendo a quienes practican su fe según su conciencia y se niegan a someterse a la opción religiosa del gobierno", afirmó Kung.

La religión tuvo un crecimiento sin precedentes en China en las últimas décadas. Unos 100 millones de personas son practicantes religiosos, según estadísticas oficiales.

La cantidad de cristianos aumentó a 10 millones a fines del año pasado, informó un alto funcionario a cargo de asuntos religiosos.

"La mayor cantidad de creyentes refleja el hecho innegable de que el gobierno de China acepta la libertad de cultos con seriedad y en forma fructífera", declaró Ye Xiaowen, director de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos.

Esta situación "revela que China ofrece un ambiente de flexibilidad a la libertad religiosa", aseguró el funcionario chino. (FIN/IPS/tra-en/ab/ral/aq-ff/ip hd/98

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