CHILE: Crisis reduce barreras contra capitales golondrinas

El gobierno y el Banco Central de Chile optaron por la apertura financiera para contener el alza del dólar y redujeron a un tercio el encaje bancario, la elogiada salvaguarda que el país venía aplicando contra el ingreso de capitales especulativos o "golondrinas".

La reducción del encaje bancario de 30 a 10 por ciento fue parte del "fuerte apretón" económico anunciado en la noche de este jueves por el ministro de Hacienda, Eduardo Aninat, y el presidente del Banco Central, Carlos Massad.

El encaje bancario es una suerte de depósito de garantía que debe hacerse durante un año en el Banco Central, a cuenta de capitales que ingresan al país para operaciones financieras y no representan inversiones productivas.

Mediante este expediente se busca desalentar la entrada de capitales especulativos, ya que en la práctica el encaje actúa como un impuesto temporal que representa costos adicionales para las operaciones de corto plazo en moneda extranjera.

Establecido en junio de 1991, con una tasa de 20 por ciento, el encaje aumentó a 30 por ciento desde mayo de 1992, y según analistas internacionales contribuyó a que la economía chilena fuera poco atractiva para la especulación financiera.

Los capitales especulativos o golondrinas se desplazan en busca de altas tasas de rentabilidad y emigran rápidamente de los mercados financieros en países que caen en situaciones de crisis, como ocurrió en México a fines de 1994.

La salida masiva de capitales obligó a México a una drástica devaluación y el llamado "efecto tequila" se expandió por casi toda América Latina, con impactos recesivos durante 1995, sobre todo en Argentina y Uruguay.

La consolidación de sistemas internos de ahorro e inversión, a través de las administradoras de fondos de pensiones, y la plena vigencia de una tasa de encaje bancario de 30 por ciento, puso a Chile a buen recaudo de la crisis de 1994 y 1995.

La efectividad de este mecanismo fue reconocida y elogiada por entidades internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La posibilidad de gravar el ingreso de capitales se vio fortalecida durante esta década por la abundancia de dólares en la economía del país, originada en los crecimientos constantes de las exportaciones y de las inversiones externas.

Pero el cuadro comenzó a cambiar abruptamente desde la irrupción de la crisis asiática en octubre de 1997 y sus impactos, tanto en precios como en volúmenes de demanda, en los principales productos chilenos de exportación.

El dólar, que desde 1992 venía depreciándose en relación a la moneda chilena, se cotizaba en 1997 en torno a los 430 pesos, hasta que en noviembre tuvo bruscos repuntes como consecuencia de la crisis asiática.

El Banco Central elevó las tasas de interés e inició intervenciones indirectas en el mercado cambiario, mediante la venta de parte de sus reservas, para estabilizar en el curso de este año la cotización del dólar en torno a los 450 pesos.

Pero este sistema de control comenzó a hacer agua cuando desde mediados de junio la crisis recesiva se extendió a Japón, principal destino de las exportaciones chilenas en Asia y segundo socio comercial del país a nivel mundial, detrás de Estados Unidos.

La economía chilena vivió esta semana nerviosas jornadas con caídas bursátiles e incrementos constantes del dólar, que se aproximó este jueves a los 460 pesos.

Fue en este panorama que el Banco Central resolvió disminuir el encaje de 30 a 10 por ciento, junto a otras medidas anunciadas por el gobierno, como la reducción del gasto público en unos 200 millones de dólares con la postergación de varias inversiones.

Entre otras medidas, Aninat anunció la suspensión temporal de la compra de aviones de combate con que la Fuerza Aérea planeaba reemplazar anacrónicos cazas bombarderos.

Pero el dólar fue el objetivo central del "apretón", tanto con la baja del encaje, como con el establecimiento de un sistema de cambio "semifijo" a través de la reducción de la banda de fluctuación cambiaria.

La flotación de la divisa estadounidense se ajustará ahora a 3,5 por ciento por debajo y dos por ciento por encima del llamado dólar acuerdo, que a su vez se calcula con una canasta de monedas en que el dolar se pondera 80 por ciento, el marco alemán 15 por ciento y el yen japonés cinco por ciento.

Los analistas coincidieron en que el efecto inmediato de la reducción del encaje sería el de fortalecer la actividad bursátil, al equilibrar los costos de la compra de acciones con capital importado a rangos similares con los de Nueva York.

Las expectativas de devaluación del peso, ratificadas en alguna medida con el establecimiento del cambio "semifijo", impedirán que, por el momento, esta disminución del encaje posibilite el ingreso en gran escala de capitales golondrinas. (FIN/IPS/ggr/ag/if/98

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