La crisis financiera en Asia y Rusia tiene efectos preocupantes en el flujo de capitales de Brasil, pero amplía también las pérdidas en las exportaciones de productos agropecuarios.
Brasil redujo a 1.740 millones de dólares el déficit comercial en los cuatro primeros meses de este año, contra 3.297 millones en igual período de 1997. Eso se debió principalmente a la expansión de 7,8 por ciento en las exportaciones.
Pero el desempeño de los productos básicos, con una caída de 7,7 por ciento, contrastó con el aumento de 14,3 por ciento en las exportaciones de bienes industrializados, en gran parte debido a las turbulencias financieras que mantienen el mundo en vilo desde mediados del año pasado.
Soja, carne de pollo, azúcar y café son los rubros que más contribuyen en el resultado negativo, por su peso en la balanza comercial brasileña y por tener a Asia y Rusia como mercados importantes.
Asia absorbe 29 por ciento de las exportaciones brasileñas de azúcar y pollo, informaron organizaciones empresariales de productores y exportadores. Rusia es el principal mercado para el café soluble de Brasil, con participación de 30 por ciento.
Las pérdidas resultan tanto de la reducción de las importaciones por parte de esos mercados como de la caída de precios que esa baja demanda produce en todo el mercado mundial.
La carne de pollo, por ejemplo, sufrió una disminución de 10 por ciento en el volumen exportado y de 25 por ciento en ingresos este año, estimó la Asociación Brasileña de Exportadores de Pollo.
Rusia redujo sus compras de 26.500 toneladas en enero-abril de 1997 a menos de 1.000 toneladas este año.
En el caso de café soluble, la baja importación rusa representó pérdida de 13 millones de dólares en los cuatro primeros meses de este año, según Francisco Ourique, secretario general de la Federación Brasileña de Exportadores de Café.
Los daños indirectos son a veces peores, añadió. Indonesia y Tailandia son productores medianos de café en grano y, con la devaluación de sus monedas, pueden ofrecerlo más barato, agravando la caída general de las cotizaciones internacionales que se ha registrado desde abril.
Eso también ocurre con el azúcar, cuyos precios son hoy los más bajos últimos seis años. Brasil es el mayor exportador mundial de café y azúcar, productos que le representaron 4.500 millones de dólares en ingresos el año pasado.
En términos cuantitativos, las pérdidas se originan principalmente en Japón, que el año pasado importó 3.068 millones de dólares en productos brasileños, en especial primarios. En los primeros cuatro meses de este año compró 17,47 por ciento menos.
Con la devaluación de su moneda y de países vecinos, Japón tiende a importar menos y menos aun desde el Occidente.
El gran temor de Luis Furlán, director de Comercio Exterior de la Federación de las Industrias de Sao Paulo y una gran industria de carnes, es que la ola de devaluaciones cambiarias llegue a China.
Las consecuencias serán "más graves" que ahora porque la devaluación afectará a sectores más amplios que las industrias agropecuarias, como las de textiles, juguetes y herramientas, porque aumentará la exportación china de esos productos con precios más bajos an que los actuales, explicó.
La crisis en Rusia frustra también la expectativa previa de los exportadores brasileños de carne porcina de un aumento de más de 50 por ciento de sus ventas este año, tras la certificación obtenida el mes pasado de que el sur de Brasil está libre de fiebre aftosa.
Los problemas que amenazan la economía rusa y también a los dos grandes importadores asiáticos, Japón y Hong Kong, pueden limitar el crecimiento de este rubro en el comercio exterior brasileño.
El gobierno brasileño fijó como meta duplicar las exportaciones brasileñas en cinco años, que alcanzarían 100.000 millones de dólares, como forma de reducir el déficit de cuenta corriente, factor de vulnerabilidad del país ante las turbulencias financieras.
Los productos agrícolas tienen un papel importante en el cumplimiento de esa meta y en la reducción del desempleo. El censo agropecuario de 1996 indicó que 6,7 millones de personas perdieron su trabajo en el campo brasileño desde 1985. Ampliar la agricultura es una forma de evitar un mayor éxodo rural. (FIN/IPS/mo/mj/if/98