El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, sostuvo que el mundo debe evitar embarcarse en una batalla de acusaciones sobre qué países, sean productores, consumidores o de tránsito, tienen la culpa por el tráfico de drogas.
"Para ser sinceros, ese debate no hizo avanzar la lucha contra las drogas", dijo Clinton ante al menos 30 jefes de Estado y altos funcionarios de todo el mundo reunidos esta semana en Nueva York para una sesión especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La atribución de culpas tampoco será resuelta con precisión porque, en el mundo globalizado, la línea divisoria entre proveedores, consumidores y puntos de tránsito de las drogas es cada vez más borrosa, añadió.
"La misma apertura que enriquece nuestras vidas es explotada por criminales, sobre todo por traficantes de drogas", sostuvo.
Por su parte, el presidente de México, Ernesto Zedillo, exhortó a todos los gobiernos a "respetar la soberanía de cada nación, para que ningún país se convierta en juez de los otros".
México, como país que hace años libra su propia guerra contra las drogas, "tiene el derecho de exigir una estrategia equilibrada", exhortó Zedillo.
El Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU para Enfrentar Unidos el Problema Mundial de las Drogas fue convocado por iniciativa de Zedillo, quien pretende un abordaje multilateral del asunto, opuesto al unilateral en base a certificaciones que ejerce Estados Unidos.
Altos funcionarios de más de 150 países, entre ellos una treintena de jefes de Estado y de gobierno, 14 de ellos latinoamericanos, concurren a la instancia, denominada Cumbre sobre las Drogas.
El debate que se desarrolló en la sede de la ONU adoptó la forma habitual que enfrenta a los países del Sur, preocupados por las dimensiones económicas de la crisis de las drogas, con los del Norte, sobre todo Estados Unidos, que exigen la represión del tráfico.
Zedillo pidió el análisis de las raíces económicas del problema, pero Clinton puso énfasis en un enfoque de dos vías para extender tanto "el largo brazo de la ley como la mano de la compasión".
Muchas de las iniciativas anunciadas por Clinton tienen el claro propósito de trascender el esfuerzo de la erradicación de los cultivos de drogas y el arresto de los traficantes.
El mandatario propuso una campaña durante cinco años y por valor de 2.000 millones de dólares, financiada por el Estado y el sector privado, para educar a los niños de su país contra el consumo de drogas.
Además, Clinton prometió la creación de becas internacionales para adiestrar a funcionarios extranjeros en materia de lavado de dinero, erradicación de drogas, desarrollo de cultivos alternativos y cuestiones relacionadas.
Pero la política de Washington contra el narcotráfico, en especial la militarización de la "guerra contra las drogas", recibe múltiples críticas, incluso de prominentes ciudadanos de Estados Unidos.
Entre ellos figuran funcionarios liberales, como el alcalde de Baltimore, Kurt Schmoke, y la ex directora de los Servicios Federales de Salud (Surgeon General), Joycelyn Elders, y críticos de derecha, como el premio Nobel de Economía Milton Friedman y el comentarista William Buckley.
Los cuatro se unieron a organizaciones como el Centro Lindesmith, radicado en Nueva York, para denunciar el fracaso de la guerra contra las drogas, y arguyen que las drogas "blandas", como la marihuana, deben ser despenalizadas.
De otra manera, sostuvo el Centro Lindesmith la semana pasada, la actual campaña de línea dura contra las drogas seguirá en la base de la alta tasa de encarcelamiento de consumidores de drogas, de los cuales unos 400.000 se encuentran en prisiones estadounidenses.
A pesar de la enorme expansión en Estados Unidos del presupuesto para la campaña contra las drogas, de 1.000 millones de dólares en 1980 a 16.000 millones en 1989, el número de procesados por drogas sigue en aumento, explicó Ethan Nadelmann, director del Centro Lindesmith.
Por el contrario, el consumo, sobre todo entre adolescentes, es mucho menor en sociedades como Holanda, donde las drogas blandas se están despenalizando, argumentó.
Sin embargo, Clinton se refirió a las victorias de su gobierno, entre ellas la caída del consumo de cocaína en su variedad "crack" y la caída de 37 por ciento en la cantidad de dinero gastado en drogas en el país en los últimos diez años.
La ONU debe seguir fomentando la erradicación de los cultivos de coca y adormidera para consolidar la campaña contra las drogas de años anteriores, sostuvo Clinton. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-mj/ip/98