Gran Bretaña concedió 2.181 permisos de exportación de armas a 35 países donde no se respetan los derechos humanos durante el primer año de gobierno del Partido Laborista, aunque éste profesa una política exterior "ética", denunció un informe publicado esta semana.
La organización no gubernamental Saferworld (Un mundo más seguro) dio a conocer la investigación semanas antes de que el gobierno presente su propio informe sobre la venta de armas.
Las cifras divulgadas el miércoles pasado se oponen a las pautas "éticas" del gobierno que estipulan la no concesión de permisos de exportación de armas "si existe un riesgo claramente identificable de que la exportación propuesta pueda ser utilizada para la represión interna".
Las pautas también advierten contra la venta de armas "si existe un riesgo claramente identificable de que el receptor utilizará la exportación propuesta en forma agresiva contra otro país, o para imponer por la fuerza una reivindicación territorial".
En ambos puntos, Gran Bretaña, el segundo exportador de armas del mundo, no aprobó la prueba de ética. Un destacado legislador acusó a Londres de fomentar la carrera armamentista en lugar de contenerla.
Saferworld basó su informe en cifras oficiales. Gran Bretaña habría otorgado 10 permisos de exportación a Argelia de cascos militares, trajes antibalas y vehículos blindados, entre otras cosas, según el estudio.
Londres también habría autorizado 64 ventas a Indonesia de equipos de armas ligeras, municiones, bombas, tanques y aviones de combate. Así mismo, se habrían otorgado permisos de exportación de aviones de combate a Eritrea, India y Pakistán.
Así mismo, el gobierno habría aprobado 36 exportaciones a China, a pesar del embargo de armas vigente en la Unión Europea, y la venta de armas ligeras y ametralladoras, entre otras, a Arabia Saudita, Bahrein, Colombia, India, Indonesia, Kenia, Marruecos, México, Pakistán, Sri Lanka, Siria, Turquía, Uganda, Yemen, Zambia y Zimbabwe.
"Entre marzo y mayo se otorgaron 15 permisos de exportación de armas a Indonesia", informó Menzies Campbell, portavoz de Relaciones Exteriores del opositor partido Liberal Demócrata.
"Ello ocurrió en un momento de trastorno político, social y económico. Es extraordinario que el gobierno ni siquiera haya suspendido la entrega de las armas durante ese período", señaló.
Campbell también criticó la venta de armas "modernas y mortales" a India y Pakistán, países que el mes pasado realizaron pruebas nucleares y donde "la situación es potencialmente explosiva".
"El canciller británico Robin Cook declaró con acierto que la reducción de la tensión entre estos dos países no se puede lograr sobre la base inestable de la carrera armamentista", observó.
"Pero dado que, entre el 1 y el 10 de mayo, se concedieron 535 permisos de exportación a India por la venta de bombas, misiles, aviones de combate y elementos de control de disturbios, queda claro que los británicos estamos fomentando esa carrera armamentista", añadió Campbell.
Los comentarios de Campbell se suman a la frustración expresada por algunos legisladores ante la falta de acceso a la información sobre la venta de armas.
Las palabras del legislador también generaron pedidos al gobierno de información clara y precisa sobre las exportaciones en su informe anual al Parlamento, previsto para julio.
Hasta que el gobierno brinde información precisa en forma periódica, la discusión pública sobre las armas estará basada en sospechas y no en hechos, advirtieron activistas por el desarme.
Saferworld, por ejemplo, pide que un comité de legisladores de cada país exportador de armas analice las solicitudes de permiso de venta para países "bajo cuestión", como ocurre en Suecia.
Esa es la forma más efectiva de asegurar que los intereses comerciales de corto plazo no dejen de lado el respeto por los derechos humanos, la estabilidad regional y el desarrollo sustentable. De hecho, es posible equilibrar ambas cosas, sostuvo Saferworld.
"Las cifras (del informe) son preocupantes. Muchas exportaciones parecen contradecir las pautas del gobierno. La única forma de convencer a la gente de que ese no es el caso es publicando información más detallada a partir del próximo informe anual", dijo el director de Saferworld, Paul Eavis.
El análisis parlamentario de la venta de armas es vital para asegurar que la política se implemente en la práctica, sostuvo.
El mundo habría gastado unos 30 billones de dólares en artículos militares en los últimos 50 años, según algunos cálculos.
La Organización de las Naciones Unidas estima que el costo de lograr el acceso universal a los servicios básicos de salud ascendería a 25.000 millones por año, sólo tres por ciento de los 800.000 millones que se destinan anualmente al gasto militar.
Las oportunidades de desarrollo perdidas debido al gasto militar son abrumadoras. Sólo en esta década, unos cuatro millones de personas murieron en conflictos bélicos, 90 por ciento de ellos civiles, según la Comisión Carnegie para la Prevención de Conflictos Mortales.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estima que más de 100 millones de personas sufren de desnutrición crónica en las zonas de conflicto.
Los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico aportan hasta 10.000 millones de dólares por año en asistencia humanitaria de emergencia, en gran parte relacionada con los conflictos.
Los costos de las misiones de paz ascendieron a 5.000 millones de dólares en Bosnia-Herzegovina en 1996, además de los miles de millones que gastará la Unión Europea para reconstruir la zona.
"Aunque, por supuesto, los países menos industrializados tienen derecho a la autodefensa, el gasto militar de los países pobres quizá exceda lo necesario para este fin", señala el informe de Saferworld.
"Hace falta transparencia en estos asuntos y la mejor forma de conseguirla es mediante un comité de legisladores con la responsabilidad de vigilar la política de exportación de armas del gobierno", concluyó Campbell. (FIN/IPS/tra-en/aw/dds/aq-ml/ip-hd/98
