La escalada de la guerra étnica en el estado occidental de Darfur en Sudán provocó la huida de más de 6.000 habitantes hacia el vecino Chad.
Según el gobernador del estado, Ibrahim Yaha Abdul Rahman, el conflicto entre grupos étnicos árabes del área y la comunidad negra fur dejó 235 muertos, 43 heridos y unos 74 poblados incendiados.
Pero testigos que estuvieron en el área afirman que las víctimas fueron miles en ambos bandos, y perecieron en enfrentamientos por la tierra.
En una declaración conocida el miércoles pasado, Rahman sugirió que fuerzas externas podrían estar tras el conflicto, cuya violencia va en aumento. Según el gobernador, ambas partes han utilizado armas sofisticadas.
Los grupos étnicos en Darfur fueron armados por el gobierno de Jartúm para colaborar en la lucha contra el Ejército de Liberación de Sudán (SPLA), mientras los grupos fur y otros obtienen armas de civiles en el vecino Chad.
Altos funcionarios de gobierno en Jartúm señalan que Chad y la República Centroafricana juegan un papel en los enfrentamientos.
Un funcionario que pidió el anonimato dijo a IPS que los estados vecinos buscan desestabilizar al gobierno de Jartúm entregando armas a grupos étnicos que luchan en Darfur. Algunos de los atacantes en el conflicto, agregó, son miembros de grupos opositores en Chad.
El funcionario dijo que rebeldes chadianos se mueven libremente en Sudán y han entrenado a algunos de los grupos étnicos a cambio de refugio en la frontera entre ambos países.
Analistas indican que los enfrentamientos étnicos en el estado occidental podrían llevar a una ruptura de la cooperación entre Sudán, Chad y la República Centroafricana.
En febrero de 1996, los tres países anunciaron que habían concluido un "acuerdo triángulo" para mejorar la seguridad en la frontera y promover la cooperación.
Los tres también acordaron, entre otras cosas, reforzar unidades militares estacionadas a lo largo de sus fronteras comunes y coordinar futuras operaciones de seguridad.
Los grupos de oposición de Chad rechazaron el acuerdo. Aquellos que viven en Sudán distribuyeron documentos llamando a derrocar al presidente de Chad, Idriss Deby.
Los grupos opositores también se negaron a la aplicación de la Sharia (ley islámica) y el uso del árabe como lengua oficial. Se estima que 50 por ciento de la población chadiana es musulmana, y 30 por ciento es cristiana. El resto sigue religiones animistas.
La sociedad islámica de Chad se concentra en el norte de ese país, y ha mantenido sus pautas tradicionales, mientras el sur, con una gran mayoría de administradores y empleados públicos, es dominado por cristianos educados familiarizados con la cultura moderna occidental. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/lp/ip pr/98