La expectativa comercial, turística y laboral que genera la contrucción del puente más largo del mundo entre Argentina y Uruguay, tiene como contracara un alerta lanzado por organizaciones ambientalistas.
El puente que los dos países del Mercado Común del Sur (Mercosur) proyectan construir sobre el Río de la Plata, tendrá 50 kilómetros de extensión y sus cabeceras estarán ubicadas en Punta Lara (Argentina) y Punta de los Patos (Uruguay).
La primera está próxima a la capital argentina, mientras que la segunda se encuentra en la ciudad uruguaya de Colonia, 190 kilómetros al este de Montevideo y a 340 kilómetros de Punta del Este, principal centro turístico para los argentinos.
"Con el puente espero vender lechugas en Buenos Aires. Es a nosotros a quienes nos conviene el puente", dijo el senador uruguayo Jorge Batlle, del gobernante Partido Colorado.
El puente constituirá una parte central del proyectada supercarretera entre San Pablo (Brasil) y Santiago de Chile, pensada para hacer más fluido el comercio entre los países del Mercosur, integrado además por Brasil y Paraguay.
Con su ejemplo, Batlle, que encabeza las encuestas dentro de su partido como precandidato presidencial para las elecciones de 1999, pretendió hacer una comparación entre las dimensiones de los países de ambas márgenes del río.
Uruguay tiene 3,1 millones de habitantes, mientras que sólo la región metropolitana de Buenos Aires tiene 11 millones, potenciales consumidores de productos uruguayos.
Sin embargo, ese beneficio comercial, la mano de obra que pueda ocupar la construcción del puente, estimada en 4.000 personas, o el aumento del turismo fueron dejados de lado durante un debate internacional organizado en Colonia por la ambientalista Coalición Ríos Vivos.
Expertos de los dos países involucrados en la iniciativa concluyeron en que la obra proyectada "tendrá más impactos negativos que beneficios".
Destacaron que no existe un estudio sobre la compleja dinámica del Río de la Plata, uno de los estuarios más grandes del mundo, y alertaron sobre los efectos de la obra, durante y luego de su construcción, en el lecho y en la acumulación de sedimentos que actuarían como una barrera.
"Habrá pilares incrustados en el río que juntos formarían una barrera de nueve kilómetros en la boca del estuario", dijo a IPS Silvia Ribeiro, de la organización Redes-Amigos de la Tierra, de Uruguay.
La comisión binacional que prepara la construcción del puente llamó a preclasificación de empresas para la construcción, cuyo costo se estima en 862 millones de dólares, que se financiarán con la construcción de obra pública. El costo del peaje se ha estimado en 60 dólares.
El Instituto de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard realizó un estudio a pedido de la comisión binacional sobre la rentabilidad económica de la obra.
El informe sostuvo que "la factibilidad es dudosa", la obra "está sobredimensionada" y "si los estados no subsidian la obra, ésta no será posible porque en sí misma no se justifica".
Ribeiro señaló como "un problema que se esté utilizando un método de trabajo en el cual se maneja todo sin un proyecto definido en cuando a la estructura del puente, el número de vías que tendrá, el material a utilizar y el impacto ambiental".
El tratado entre Argentina y Uruguay está siendo discutido por los parlamentos de ambos países y lo peor es que prevé una comisión binacional que podrá negociar la construcción ambiental con quienes liciten, añadió.
Este aspecto será como una "caja negra" porque la comisión será independiente de los países y luego de la negociación será imposible revertir algunas situaciones. Por ejemplo, arguyó, "la barrera de los pilotes del puente más grande del mundo aumentará la actual sedimentación y hará subir el lecho del río".
En Uruguay, Punta de los Patos es una zona de humedales rica en biodiversidad "que debería ser protegida y no agredida por un megaproyecto de esta naturaleza", señalaron los ambientalistas reunidos a fines de mayo.
Por otra parte, Robert Furnier, un oceanógrafo vicepresidente de Investigación de la Universidad canadiense de Dalhousie, también señaló algunos riesgos del impacto ambiental.
Furnier sostuvo que el Río de la Plata no ha sido bien estudiado y la construcción de un puente "influirá en la circulación del agua, en la distribución de los sedimentos y habrá impactos que se sentirán en todo el río.
"Yo no diría 'no lo hagan', porque no se cuan importante puede ser para uruguayos y argentinos", dijo Furnier, pero llamó a realizar un estudio para "encontrar un balance" porque "todo tiene impacto ambiental".
Ribeiro también consideró que debe realizarse un estudio sobre el saneamiento y la basura de la zona, ya que "sólo 36 por ciento de los hogares de Colonia, ciudad de unos 20.000 habitantes, tiene saneamiento.
Los ambientalistas también descartaron que el punte pueda beneficiar a Colonia desde el punto de vista turístico, porque "nadie quiere hacer turismo en una terminal de carga con las costas arruinadas". (FIN/IPS/rr/ag/en/98