Un escape radiactivo en una acería del sur de España originó gran alarma en este país y en otros cuatro de Europa y reveló fallas en los controles que se ejercen en esa empresa y también en dependencias estatales.
El escape fue comunicado por la empresa Acerinox al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) el día 9 y sólo se hizo público el 11. Pero la organización ambientalista andaluza Agaden afirmó que el accidente se produjo el 25 de mayo, algo que la empresa no acepta ni niega.
La propia ministra del Medio Ambiente, Isabel Tocino, admitió haberse enterado del caso el día 11, a través de la nota de prensa emitida por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Aunque el presidente del CSN, Juan Manuel Kindelán, negó el miércoles que existiera desinformación, las críticas no sólo proceden de los ambientalistas y la oposición, sino también del gobierno de Italia.
El ministro italiano de Medio Ambiente, Edo Ronchi, criticó el lunes pasado al gobierno de España por no haber informado a tiempo del accidente. Por ese mismo motivo, la magistratura de la ciudad italiana de Turín decidió abrir una investigación judicial.
Si bien el escape se produjo en España, la detección de un aumento de radiactividad en Francia, Suiza, Italia y Alemania activó los sistemas de alarma de esos países.
Kindelán sostuvo, en lo que él mismo calificó de "explicación simple", que los vientos pudieron haber llevado los humos contaminados sobre el mar Mediterráneo hasta esos países, dejando sólo un rastro lateral y muy pequeño en la provincia española de Almería, que tiene costa en ese mar.
Lo que el director del CSN no alcanzó a explicar es cómo las nubes pasaron sin ser detectadas sobre las islas Baleares, de España, también ubicadas en el mar Mediterráneo, a medio camino entre Almería, Italia y Francia.
La preocupación aumenta porque la fuga radioactiva fue detectada por casualidad.
La factoría de Acerinox, que procesa chatarra metalúrgica para extraer el acero destinado a su reprocesamiento, posee dos puertas. Solo una tiene detectores de radioactividad.
El 25 de mayo, un camión de una empresa transportista salió de la factoría por la segunda puerta. Su conductor se detuvo en un restaurante para almorzar y al regresar entró por la otra puerta, momento en que se activó la alarma.
Acerinox se abastece de chatarra procedente de Holanda, Estados Unidos, Canadá y Alemania. Según el consejero (ministro) de Medio Ambiente de la comunidad autónoma de Andalucía, el socialista José Luis Blanco, se ignora de dónde procede la partida contaminada.
El CSN informó el miércoles pasado que en solo cinco de los 129 trabajadores de Acerinox sometidos a pruebas médicas se detectó radiactividad, a un nivel de cinco microsieverts, similar a la que queda en el cuerpo tras una radiografía.
La organización ambientalista Aedenat, radicada en Madrid, considera que el incidente es uno de los tres más graves de la historia nuclear española.
Para el grupo, la hipótesis más verosímil es que entre la chatarra haya llegado cesio 137, elemento radiactivo muy volátil con una vida de unos 30 años.
Aedenat estudia la posibilidad de emprender una acción penal contra la empresa, el CSN y el proveedor del cesio 137, si se localizara su procedencia.
Por otro lado, el miércoles también se informó que dos empresas, una de Andalucía y otra de Extremadura, comunidad autónoma próxima a la frontera con Portugal, paralizaron su actividad a la espera de que se realicen inspecciones, pues recibieron polvo de acero procedente de Acerinox.
El diario francés Le Figaro afirmó que "esa pequeña nube de cesio anuncia una tempestad: el de la proliferación mal gestionada de miles de pequeñas dosis nucleares". (FIN/IPS/td/mj/en/98