La falta de conciencia de los adultos es la principal responsable de la alta contaminación de la capital de Chile, según las conclusiones del Primer Congreso Infantil de Medio Ambiente.
El singular congreso reunió el lunes pasado en el edificio gubernamental Diego Portales de Santiago a 600 niños de entre ocho y 12 años procedentes de diversos colegios de diversos municipios de la Región Metropolitana.
La reunión infantil coincidió con la puesta en marcha de un nuevo plan oficial para descontaminar Santiago, urbe de cinco millones de habitantes que junto con Ciudad de México y Sao Paulo figura entre las que tienen mayores problemas ambientales en América Latina.
"Santiago tiene problemas de contaminación por la cordillera (de Los Andes) y los cerros, pero el problema central es que nosotros estamos contaminando la ciudad", dijo Benjamín Rojas, un niño de nueve años.
Luis Molina, de un colegio de Pudahuel, uno de los municipios más pobres de Santiago, demandó la construcción de más áreas verdes y pidió que la gente comparta sus autos para reducir la circulación de automotores en la capital.
"Pienso que deberían poner más restricción a los autos que contaminan más", apoyo Caren Hernández, una niña de 10 años, estudiante de un colegio de Santiago-Centro.
El gobierno de Eduardo Frei puso en ejecución este mes un plan de descontaminación anunciado hace un año, luego de que se completaron los engorrosos trámites administrativos en la Contraloría General de la Nación.
Las autoridades dispusieron antes una nueva escala de mediciones de la calidad del aire, lo cual incrementó este año la adopción de estados de alerta y preemergencia ambiental, de acuerdo con los índices de contaminación.
Con las nuevas disposiciones se elevó a casi un millar el número de fuentes fijas de combustión, en su mayoría establecimientos industriales, que pueden ser obligados a paralizar sus actividades en situaciones de crisis.
El plan de descontaminación prevé masivas reforestaciones en los barrios de Santiago y en los alrededores de la capital, como igualmente la pavimentación de miles de calles en los sectores periféricos que son fuente permanente de partículas de polvo.
La tarificación del uso de autopistas a través de sistemas de peaje es otra de las medidas del plan, que apunta a desalentar el uso del automóvil y un mayor empleo por parte de los santiaguinos del transporte público en ómnibus y en ferrocarril metropolitano.
Junto con la ampliación del "metro" estatal se plantean fórmulas especiales de financiamiento para que el sistema privado de ómnibus y el transporte de carga incorpore unidades con motores eléctricos y a gas natural.
En los proyectos gubernamentales se contempla además la construcción de nuevas autopistas en Santiago, como una forma de hacer más expedita la circulación vehicular e impedir las congestiones de tránsito que contribuyen a contaminar.
Grupos ambientalistas y la llamada bancada verde del parlamento consideraron insuficientes las medidas del gobierno, calificándolas de tímidas y hasta de contradictorias en algunos casos.
Los ambientalistas abogan en especial por una restricción efectiva al uso del automóvil y en ese sentido rechazan la construcción de autopistas que significarán la destrucción de parques y parajes naturales.
Los activistas piden que los automóviles dotados de convertidores catalíticos para el uso de gasolina sin plomo sean también incluidos en los calendarios de restricción al tránsito de automotores que se aplican cada año de abril a noviembre.
El gobierno desechó esa posibilidad, así como la creación de un impuesto adicional a la gasolina, considerado igualmente otro mecanismo efectivo para desalentar el uso masivo y a menudo innecesario de los automóviles en Santiago.
Los empresarios criticaron a su vez algunos aspectos del plan y la Sociedad de Fomento Fabril, el gremio de los industriales, advirtió que muchas empresas optarían por trasladarse a Buenos Aires, donde tendrán menos restricciones ambientales.
Desde el lunes se puso en ejecución, como parte del plan, la prohibición de estacionamiento de vehículos en 48 calles de Santiago, pero los primeros informes indican que la resolución fue ignorada o desafiada por miles de automovilistas.
En contraste con este tipo de actitudes de los adultos, los 600 escolares reunidos en el edificio Diego Portales llamaron a cuidar y ampliar las áreas verdes, a un mayor reciclaje de papel para cuidar los bosques y a no botar basura en sitios públicos.
Los menores mostraron un alto grado de conciencia ambiental a través de otras recomendaciones, como las de que "los grandes" no fumen, no usen productos dañinos para la capa de ozono y no tomen duchas excesivamente largas en sus baños. (FIN/IPS/ggr/mj/en/98