Una exposición dedicada a Gian Lorenzo Bernini, considerado el mayor artista barroco de su tiempo, se presenta en la Galeria Borghese de la capital de Italia hasta el 20 de septiembre.
Algunos de los más importantes museos del mundo, como el Louvre de París, el Metropolitan de Nueva York, el Prado de Madrid, el de Berlín, y la Galeria de los Uffizi de Florencia, facilitaron las cerca de 30 esculturas de Bernini que se exponen en Roma desde el 15 de mayo.
Del museo Metropolitan de Nueva York llegó "Sátiro molestado por los niños", que realizó entre 1616 y 1617, y del Louvre el "Hermafrodita", que realizó a los 22 años. Esta obra maestra vuelve por primera vez a Roma desde que partiera a París en 1808.
También se exponen "El Alma dañada", perteneciente a la embajada de España ante el Vaticano, de 1619, que representa el terror y en la que se observa la influencia de Miguel Angel, y "El Niño y el delfín", del Museo de Berlín, de 1617-18, que fue descubierta recién en 1966.
Roma dedicó este homenaje en ocasión del cuarto centenario del nacimiento de Bernini, artista al cual la capital italiana debe su propia configuración barroca.
La exposición fue organizada por la superintendencia de Bienes Artísticos e Históricos. Aplicando un sistema que se puso en práctica desde hace poco tiempo en Italia, para visitar la exposición se debe primero hacer una reserva.
Sus organizadores, Anna Coliva y Sebastian Schutze, estiman que la exposición será visitada por más de medio millón de personas.
Como todas las ciudades históricas, Roma se ha transformado muchas veces, y de cada una de sus fases conserva, a menudo casi intactas, algunos lugares o monumentos símbolos, señaló el crítico de arte Antonio Pinelli.
Sin embargo, más que ninguna otra época precedente, "el Barroco dio la característica del centro histórico de Roma, dejando una huella imperecedera y difundida en su corazón monumental", agregó.
Y como Bernini fue el versátil director de ese "gran Teatro del mundo" que fue el Barroco romano, se puede afirmar que algunos de sus lugares más importantes, como San Pedro, el Puente San Angel, la Plaza Navona y la Plaza Barberini, son las exposiciones públicas permanentes de sus obras.
Bernini recibió el apoyo determinante del cardenal Scipione Borghese, quien había sido designado con solo 29 años para ese cargo en 1605 por su tío Camillo Borghese, elegido Papa con el nombre de Pablo V.
Borghese, cuyo "Busto" también está presente en la exposición, descubrió el talento de Bernini cuando éste era prácticamente un niño. Su padre, Pietro Bernini, también escultor, trabajaba bajo sus órdenes.
Se dio cuenta de las potencialidades de ese niño prodigio, en cuyas manos "el mármol parecía blando como la cera" y en forma paulatina le fue encargando trabajos cada vez más difíciles, desde estatuas de jardín a esculturas de mesa, retratos y restauración de obras maestras antiguas de su propiedad.
Finalmente le encomendó tareas más ambiciosas, como grandes grupos de estatuas, con los que inventó prácticamente un nuevo lenguaje escultórico. Las estatuas parecen vivas, como si estuvieran en movimiento, como si respiraran, expresó Pinelli.
Nació así una serie de estatuas alrededor de la cual gira la exposición, como el grupo de Apolo y Dafne, "un mármol transformado en carne, que a su vez se transforma en corteza de árbol, en tronco, en rama, en hoja, que representa el compendio de toda la escultura de Bernini", señaló el crítico.
Escultor, arquitecto y pintor, Bernini nació en Nápoles en 1598 y murió en Roma en 1680. Construyó la columnata que rodea la plaza de la Basílica de San Pedro y muchos edificios y fuentes de Roma.
También es autor de los 23 crucifijos y candelabros que se encuentran en los altares de la Basílica de San Pedro, que los diseñó por encargo del papa Alejandro VII. (FIN/IPS/jp/ag/cr/98