El templo budista más grande del planeta es ahora un "monumento muerto", en el que ya no se realizan ceremonias religiosas por disposición de las autoridades de Indonesia, la nación con más musulmanes en el mundo.
Borobodur está ubicado en el corazón de la isla de Java, donde sus terrazas concéntricas se alzan en forma majestuosa hasta confluir en una estupenda cúspide.
Fue construido entre los siglos VIII y IX, y a fines del milenio está considerado como una de las maravillas arquitectónicas del planeta, uno de los legados más sólidos de las habilidades artísticas que tenían los primeros habitantes de Java.
El gobierno de Indonesia también reconoció este hecho hace unos años, entre 1974 y 1983, cuando aunó esfuerzos con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para invertir 20 millones de dólares en la restauración de Borobodur.
El monumento fue reabierto a los visitantes en 1983 y la ceremonia la encabezó nada menos que el entonces presidente Suharto.
Sin embargo, las autoridades lo declararon un "monumento muerto" de interés arqueológico que ya no puede ser utilizado para ceremonias religiosas en honor al Buda, excepto durante un día el mes de mayo.
Ahora el templo se limita a ser escenario de visitas turísticas que se maravillan ante el esfuerzo de los constructores de Borobodur, que incluye 504 estatuas de Buda en tamaño natural.
Los arqueólogos dicen que el complejo religioso fue construido durante un periodo de 70 años a partir del año 760, en tiempo de los monarcas de la dinastía Cailendra. Pero los especialistas aún no saben con certeza lo que ocurrió con la gran civilización budista a partir del año 850.
En la actualidad, sólo 11 familias budistas viven en los alrededores del templo. De los 200 millones de habitantes que tiene Indonesia, sólo tres por ciento son budistas.
Durante el Vesak o día de la luna llena de mayo, los budistas de concentran en Borobodur donde por un breve lapso se vuelven a escenificar las ceremonias religiosas del pasado. Los peregrinos llegan desde todo el mundo para celebrar el triple aniversario del nacimiento de Gautama Buda, su iluminación y su muerte.
M. Witono, secretario general del monasterio budista Mendut, que es el único en funcionamiento en Indonesia, asegura que los javaneses de los alrededores de Borobodur no consideran esta religión como una creencia "extranjera" y conciben al complejo como parte de su propia historia.
Witono explica de esa forma que numerosas familias musulmanas se presten para darle alojamiento a los peregrinos budistas en ocasión del Vesak y a cooperar con la organización del festival.
Un miembro del capítulo local del movimiento musulmán Mohamadiyah, Dari Purwanto, hizo notar que "budistas e hindúes llegaron a Indonesia antes que los musulmanes, pero las tres religiones nunca han estado en guerra".
"El Corán dice que tu religión es tuya y la mía es mía, pero nosotros mantenemos el contacto social sin problemas", añadió Dari Purwanto.
El monje budista novicio Venerable Sugamo argumentó que es equivocado calificar a Indonesia como "un país musulmán", pues a pesar que la mayoría de sus habitantes son de esa religión, el sistema legal no está basado en las leyes islámicas sino en la "panca sila".
La "panca sila" agrupa los principios de armonía nacional, unidad, respeto, democracia y justicia social. Los budistas dicen que por ese motivo el Vesak se celebra como fiesta nacional en Indonesia, con la participación de autoridades.
Sin embargo, algunos budistas se quejan de la falta de consideración hacia el patrimonio del templo, en especial porque muchos visitantes, y en particular los indonesios, se encaraman en las estatuas del Buda.
"He recibido muchas protestas de visitantes extranjeros, muchos de ellos ni siquiera budistas, quienes afirman que sería mejor si Borobodur volviera a ser un santuario", dijo el principal representante de la secta budista Theravada, Ven Sri Pannavaro.
El coordinador del Instituto para la Conservación del Templo, Dr. Subyandoro, estuvo de acuerdo en que existe un problema. "Está prohibido tomar fotos desde arriba de las estatuas, pero no tenemos suficiente personal como para impedirlo", dijo.
Es un hecho que los guardias son superados por el gran número de visitantes del templo, pero hay quienes sugieren que el gobierno debería invertir una porción mayor de los ingresos de Borobodur en reforzar la seguridad.
Cada visitante paga 30 centavos de dólar y 1,20 dólares si se trata de un extranjero, y también se considera un pago extra para tener derecho a tomar fotografías. Pero algunos analistas advierten que los budistas deben ser cautos en sus demandas para evitar conflictos religiosos.
Si las demandas de los budistas, que en su mayoría son de ascendencia china, se tornaran muy insistentes, podría generarse una reacción de los musulmanes de línea dura.
Pero algunos budistas como Ven Pannavaro esperan que eso no ocurra. "Durante los últimos 20 años nunca hubo problemas con los habitantes de esta región", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/ks/cb/lc-ml/cr/98