(Arte y Cultura) CINE-CHINA: "Titanic" consiguió la bendición del gobierno

La superproducción de Hollywood "Titanic" llegó a China y consiguió lo que ninguna película nacional había logrado hasta ahora al cautivar al presidente Jiang Zemin, quien la recomendó por considerarla ideológicamente correcta.

"Titanic habla del poder y el amor, de la relación entre ricos y pobres, y describe en forma muy vívida la forma en que la gente reacciona ante los desastres. Le recomendé a mis camaradas del Politburó que vieran esta película", dijo Jiang, quien confesó que se conmovió con el filme.

"Uno no debería creer que los países capitalistas carecen de educación ideológica", dijo Jiang a los delegados del Congreso Nacional del Pueblo después de una función de preestreno especialmente programada para los máximos dirigentes chinos.

Mientras tanto, la película que narra el desastre del Titanic en 1912 es todo un éxito en las salas chinas. Hasta fines de abril se habían registrado ingresos por 30 millones de dólares, lo cual alivió el peso financiero de los cines, que enfrentan una recesión desde 1990.

Esta fue toda una sorpresa. Pese al éxito económico en el resto del mundo, algunos analistas dudaban sobre el impacto que tendría en China, y ninguno previó la reacción del gobierno, en especial por tratarse de una película de Hollywood.

China comenzó a abrir sus salas a las superproducciones importadas hace apenas tres años. Hay una cuota anual de 10 películas, una política que tiene como objetivo proteger a la deteriorada industria cinematográfica nacional.

"No pretendo hacerle propaganda al capitalismo. Pero tal como dice la antigua recomendación, conocerse a uno mismo y conocer al enemigo es la mejor receta para pelear mil batallas sin ser derrotado", comentó Jiang.

Si es que ese comentario apuntó a la industria del cine chino para recordarle que los productos importados de Occidente pueden entregar enseñanzas útiles, entonces es posible que el mensaje haya llegado a su destino.

La agencia noticiosa oficial Xinhua difundió un largo análisis sobre la película del director canadiense James Cameron en el cual prometió que "dentro de poco tiempo China estará en condiciones de filmar su propio Titanic".

El artículo atribuyó el éxito de la película a los impresionantes efectos visuales, que hicieron sentir a los espectadores chinos "como si estuvieran en medio del desastre que estaban mirando en la pantalla".

Las películas chinas no cuentan con los recursos técnicos de "Titanic", pero la industria invierte para disponer de algunos de ellos en el futuro. Desde el año pasado, el gobierno colocó tres millones de dólares en un proyecto conjunto de científicos y cineastas para producir la tecnología utilizada en filmes de Hollywood.

Algunos especialistas afirman que no habrá problema en conseguir la tecnología. Pero el análisis de Xinhua admitió que esa es sólo una parte del camino, pues en la actualidad "80 por ciento de las películas estrenadas son hechas en China, y la mayoría de ellas son aburridas".

Tal vez esa sea una de las causas por las cuales un millón de chinos dejaron de ir al cine desde 1990, colocando en situación de crisis a las salas.

La industria del cine chino es estrictamente controlada por el Departamento de Propaganda del Partido Comunista, que favorece las producciones ideológicamente correctas con un contenido educativo "apropiado".

El estreno de Titanic parece haber generado un raro consenso entre los censores del Partido Comunista y el gusto del público, que repleta las salas pese al elevado precio de las entradas, equivalente a 10 por ciento del ingreso promedio mensual en Beijing.

La fiebre por Titanic ya tiene sus ramificaciones. El diario Beijing Youth Daily publicó una investigación según la cual seis chinos murieron en la tragedia de 1912. Habían comprado los pasajes más baratos para viajar en tercera clase, donde se registró el mayor número de víctimas.

Y si bien el mensaje de Jiang no influyó demasiado en los espectadores comunes, que de todas maneras iban a acudir a los cines, en el gobierno es diferente. Incluso la policía china se tomó muy en serio su llamado para acudir a ver la película.

Hace un mes, la Oficina de Seguridad Pública de Beijing le hizo llegar una entrada gratis a Xu Wenli, un famoso disidente que ahora tiene 54 años. Después de pasar 12 años en la cárcel en confinamiento solitario, Xu fue liberado en 1993 y está sometido a una vigilancia permanente.

"Les dije que ya había visto la película pero me respondieron que no importaba, que podía ir a verla de nuevo", contó Xu a IPS. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lc-ml/cr/98

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