(Arte y Cultura)

La Feria Panafricana de la Literatura Infantil contó este mes con la participación de editoriales de 15 países del continente, pero perdió brillo debido a un boicot de las empresas del país anfitrión, Kenia.

Los principales editores kenianos acordaron marginarse por desacuerdos con los organizadores. Según críticos literarios locales, esta decisión opacó la calidad de la exhibición, que se ha deteriorado en forma constante desde la primera feria, realizada en 1992.

El conflicto fue detonado por la decisión de los organizadores de cobrarle tanto a los exhibidores como al público visitante, por primera vez en la historia de la Feria Panafricana.

La coordinadora de la Feria, Mary Bugembe, advirtió que fue necesario recurrir a ese mecanismo para compensar una disminución en los aportes que solían realizar donantes voluntarios. "En este mundo ya nada es gratis", dijo.

"Es injusto cobrarle al público sin que siquiera hayan visto lo que les vas a ofrecer", opinó Oden'g Kajuan'g, de los Editores Educacionales de Africa Oriental, la principal empresa editora de Kenia.

Los editores kenianos argumentaron que el cobro de la entrada afectaría la concurrencia a la feria. "Fue la mejor manera de mantener a la gente alejada de este acontecimiento", coincidió Humprey Njomba, quien asistió para comprar libros destinados a una escuela primaria en Malindi, 600 kilómetros al suroeste de Nairobi.

Pero pese al boicot de los anfitriones, otros 15 países africanos más Turquía, Irán y Holanda estuvieron representados por editoriales que realizaron contactos de negocios y presentaron su oferta a los lectores.

Las empresas participantes se beneficiaron de la ausencia de Kenia, pues aumentaron sus ventas. "Logramos más de lo que nos proponíamos", dijo Mary Karooro Okorut, de la Asociación de Escritoras de Uganda.

Surat Books, de Turquía, también se mostró satisfecho con los resultados, que atribuyó a su combinación de precio y calidad. "Ofrecemos el mismo precio que las editoriales locales, pero sus libros están mal impresos y mal presentados", afirmó Mehmet Gull.

La Feria ofreció una serie de actividades paralelas como exposiciones y espectáculos artísticos que concentraron la atención de los niños, quienes difícilmente podían costear los precios de los libros.

"El costo de la vida es demasiado elevado, en especial para personas de bajos ingresos, y esto no contribuye a estimular la lectura. Así que lógicamente las compras son reducidas", dijo el encargado de la librería en la Universidad de Nairobi, Njoroge Muriuku.

"El elevado costo de los libros agrava esta situación. Sólo se venden los libros de texto para la escuela", añadió Muriuki en un discurso ante los asistentes a la feria. (FIN/IPS/tra-en/pn/pm/mk/lc-ml/cr/98

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