Un consejo extraordinario de los 28 países miembros del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) resolvió en Venezuela restructurar este foro regional, para consolidarlo como un soporte colectivo ante los desafíos de la globalización.
"El SELA mantiene su gran vigencia porque es el único foro auténticamente regional con que contamos los latinoamericanos y caribeños, pero nuestras realidades y el contexto mundial variaron", dijo a IPS el canciller uruguayo, Didier Opertti.
El VII Consejo Extraordinario del SELA se realizó en la antesala de la 28 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, que reúne en Caracas desde este lunes y por tres días a cancilleres de 34 países del continente.
La situación del SELA se hizo crítica en febrero, cuando un incendio destruyó completamente su sede en esta capital, y la Secretaría Permanente del organismo se encontró sin recursos para solventar el problema, porque los países le adeudaban cerca de ocho millones de dólares en cuotas acumuladas.
El Consejo, máximo órgano decisorio del SELA, determinó que debe preservarse y fortalecerse "el foro propio de los países de América Latina y el Caribe" y actualizar sus tareas, en función de los nuevos desafíos que la globalización impone a la región.
Los ministros y otros delegados establecieron un grupo de trabajo especial para que identifique las nuevas prioridades en que debe concentrarse el SELA, a fin de evitar la duplicación de esfuerzos con otros organismos regionales.
Los gobiernos latinoamericanos y caribeños se comprometieron a agilizar el pago de las cuotas de este año, para cubrir el presupuesto ordinario de 3,9 millones de dólares, y al mismo tiempo cancelar parte de sus deudas, a fin de que se pueda reconstruir la sede, totalmente destruida.
El secretario permanente del SELA, el argentino Carlos Moneta, senaló que en adelante serán cuatro los nuevos grandes objetivos del organismo, entre los que destaca el apoyo a los estados en la preparación de sus negociaciones económicas internacionales.
Además, el SELA se ocupará del aporte de análisis con enfoques propios de la región ante la globalización, la promoción de acciones de cooperación innovadoras y el servir de foro al intercambio de experiencias en áreas que no cubren otros organismos existentes en la región.
Los delegados destacaron la necesidad de que el SELA se mantenga como una entidad que apoye las posiciones concertadas ante las realidades mundiales y al mismo tiempo contribuya a diseñar el tipo de comunidad regional que requieren los cerca de 500 millones de latinoamericanos y caribeños.
El SELA fue instituido en octubre de 1975 por iniciativa de México y Venezuela como un foro para promover sin tutelas externas posiciones colectivas ante la realidad mundial y en el campo de la cooperación regional.
El organismo asumió la coordinación de posiciones colectivas frente al diálogo Norte-Sur, la crisis de la deuda externa, las agresiones económicas externas a alguno o todos sus países o ante negociaciones globales como la Ronda-Uruguay del GATT y la nueva agenda de la Organización Mundial de Comercio.
También fue el foro para fijar la posición regional ante la guerra por las islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña en 1982 y fue instrumento de las acciones económicas para impulsar la paz en América Central.
El SELA fue el primer organismo regional al que fue invitado a participar Cuba, en lo que rompió el virtual aislamiento en que la región mantenía al gobierno socialista de ese país caribeño.
Su resonancia mayor la tuvo en la década pasada, mientras que en los últimos años la imposición de políticas neoliberales en la región y la asunción directa de los gobiernos de esquemas de integración basados en el libre comercio y en la constitución de bloques, restringió las funciones sus al ámbito técnico.
El canciller de Trinidad y Tobago, Ralph Maraj, indicó que el SELA tiene la gran función de impulsar la convergencia de los diferentes procesos de integración y dar soporte técnico a la región para enfrentar los desafios de la globalización, en especial a los países más pequeños, como los del Caribe.
El SELA ya disminuyó su personal en 28 por ciento, para llevarlo a 10 funcionarios internacionales y 46 empleados locales.
Pero los mismos países miembros rechazaron imponer metas de reducción presupuestaria o de personal, porque adujeron que las nuevas tareas asignadas al SELA podrían incluso requerir un reforzamiento de los recursos y del personal.
En materia de recursos, el SELA descansa sobre los aportes de Brasil, Argentina y México, seguidos por Colombia, Cuba, Chile, Perú y Venezuela, que además aporta la sede y brindó un local especial, mientras se reconstruyen las destruidas instalaciones. (FIN/IPS/eg/ag/ip-if/98