AMERICA LATINA: Estrategia de desarrollo rural aprobarán en Nassau

Los ministros de Agricultura de América Latina y el Caribe iniciarán este martes en Nassau la conferencia regional bianual de FAO, para aprobar una estrategia integral de desarrollo rural, eje en la lucha contra la extrema pobreza.

En un documento preparatorio de esta conferencia, la número 25, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), advirtió que el deterioro de la calidad de vida en el campo tiene un alto costo económico para la región.

El estudio, preparado por la oficina regional de FAO con sede en Santiago de Chile, indica que entre cinco y siete por ciento de la población activa agrícola podría desplazarse en los próximos años al medio urbano.

Si no se producen cambios significativos, esta migración se concentrará en las grandes ciudades y buscará su subsistencia en actividades informales, con lo cual se agudizarán la marginación económica y la marginación social.

La opción, según FAO, es fortalecer los sistemas de ciudades intermedias, como receptores de esa migración, en un marco de integración de las actividades económicas y de equilibrio en el desarrollo de las diversas regiones de los países.

En rigor, se trata de una estrategia de desarrollo agrícola y rural sustentable y en un sentido amplio, que tiene a la postre una dimensión urbano-rural, indica FAO en la propuesta presentada a los gobiernos de los 33 países de América Latina y el Caribe.

El mexicano Gustavo Gordillo, director regional de FAO, dijo que no se trata de encontrar una "fórmula mágica" para terminar con la pobreza rural, sino de incorporar e intercambiar experiencias nacionales exitosas en ese ámbito.

El plan de mediano plazo de la organización, que abarca desde este año al 2003, establece que la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola y rural sustentable "son considerados, cada vez más, como dos caras de una misma moneda".

La subalimentación es uno de los rasgos típicos de la extrema pobreza, que en América Latina se da en un escenario de creciente polarización, con ricos más ricos y pobres más pobres, debido a la inequitativa distribución de los ingresos.

Pese a la evolución favorable de la economía latinoamericana en esta década, "la heterogeneidad económica y la transmisión intergeneracional de la pobreza representan las principales dificultades para superar los problemas estructurales del subdesarrollo", señala la FAO.

Los nuevos factores determinantes del desarrollo económico y social y los cambios en los mercados internacionales promueven también nuevas orientaciones para el desarrollo agrícola y rural, que incorpora, entre otras dimensiones, el ordenamiento territorial, la sustentabilidad ambiental y el combate a la pobreza.

La emigración a las ciudades, que durante décadas fue la alternativa económica más factible para disminuir la población agrícola, demostró estar lejos de constituir una solución, más aún ahora, que se suma también una creciente migración a otros países.

La FAO advirtió que ya no bastan las medidas sectoriales, sino que "es indispensable definir una estrategia de desarrollo rural, reconocida como prioridad nacional, y construir un consenso social sobre objetivos, formas y costos de las principales políticas".

La tecnificación de actividades agrícolas exportadoras, donde predomina en ocasiones el trabajo temporal, determina para el agro latinoamericano una estructura de empleo cada vez más asimilable a la de las ciudades.

Se estima que 35 por ciento de la fuerza laboral está en la actividad industrial o productiva, en el comercio se sitúa 25 por ciento y 30 por ciento en los servicios.

Pero en el agro hay particularidades, como la tendencia a la "feminización" de la agricultura latinoamericana, donde las mujeres aportan 40 por ciento de la fuerza laboral y contribuyen asimismo con 40 por ciento de la oferta agrícola interna.

La FAO plantea, desde allí, una perspectiva de creciente igualdad entre el hombre y la mujer como una de las claves de la nueva estrategia de desarrollo agrícola, para la cual define cuatro tareas prioritarias.

Estas son la seguridad alimentaria, la inserción dinámica en el comercio agroalimentario mundial, la gestión sustentable de los recursos naturales y la reforma de las instituciones agrarias como condición del logro de los objetivos propuestos.

En la cobertura de estos cuatro ámbitos, es indispensable el consenso nacional en torno del desarrollo agrícola, como forma de combate a la extrema pobreza, de acuerdo con la estrategia planteada por la FAO.

Los vínculos con la comunidad empresarial y el propio reconocimiento de los pequeños y medianos productores agrícolas como agentes de mercado y empresarios es uno de los requisitos para la modernización del sector.

La agricultura, sostiene FAO, debe integrarse a la vez de manera horizontal y vertical en los proyectos de desarrollo, para trascender así la simple producción primaria y vincularse a otros agentes y sectores económicos. (FIN/IPS/ggr/ff/dv/98

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