AMBIENTE: Vivir y morir a la sombra de Chernobyl

El reactor de Chernobyl fue sellado con un sarcófago de acero y cemento después de protagonizar el peor accidente nuclear en la historia del planeta en 1986, pero sus entrañas aún están habitadas por material radioactivo que podría liberarse si el complejo vuelve a colapsar.

El gobierno de Ucrania busca recursos millonarios para construir un segundo sarcófago, pues el primero ya está agrietado. Entre tanto, los expertos advierten que existe el peligro de una reacción en cadena en el interior del reactor.

Miles de personas que trabajaron en las instalaciones nucleares están enfermas y muchas de ellas morirán.

Son predicciones que engrosan el siniestro balance del accidente de la central nuclear de Chernobyl, en Ucrania, causante de millares de muertos ucranianos y rusos después del estallido y el incendio en el reactor cuatro.

El incidente liberó una nube de desechos radiactivos a través de Europa que contaminó grandes extensiones en Ucrania, Bielorrusia y Rusia.

Las personas que trabajaron en la extinción del fuego y en la construcción del primer sarcófago sacrificaron sus vidas para cumplir esta misión. Del equipo de 4.000 trabajadores sólo 1.000 siguen vivos, y muchos de ellos están discapacitados.

Y sin embargo ese sarcófago construido con 400.000 metros cúbicos de cemento y 7.000 toneladas de acero ya comenzó a agrietarse, y los especialistas advierten que su colapso podría liberar toneladas de material radioactivo.

La escasez de recursos y de tiempo obligó a los encargados de construir esta estructura a utilizar parte del muro del reactor original que había quedado en pie después de la explosión, y se cree que justamente en ese sector se presenta el mayor riesgo de colapso.

Un proyecto de la Academia Ucraniana de Ciencias junto con la Universidad Carnegie Mellon y RedZone Robotics de Estados Unidos utilizará robots controlados a distancia para entrar en el malogrado reactor con la finalidad de evaluar los daños y los riesgos.

El reactor cuatro contenía 200 toneladas de material radioactivo y el accidente de 1986 liberó sólo 10 toneladas. El resto permanece dentro y genera el riesgo de una reacción en cadena.

El experto nuclear ruso Alexander Borovoy dijo que si bien no hay peligro de explosión, existe la amenaza de radiaciones.

El Grupo de los Ocho (integrado por los siete países más industrializados del mundo y Rusia) aprobaró el mes pasado la entrega de 300 millones de dólares para colaborar en la construcción del segundo sarcófago. Ucrania invertirá otros 50 millones de dólares.

Pero las negociaciones para conseguir recursos se complicaron tras el requerimiento de Ucrania de 1.200 millones de dólares en respaldo financiero, como condición para cerrar definitivamente Chernobyl. El dinero sería utilizado para amortiguar el efecto social de esta medida.

"Sin ese dinero, no vamos a cerrar Chernobyl", advirtió el jefe de seguridad de Ucrania, Volodymyr Gorbulin. Tan pronto como pronunció esas palabras, y mientras el Grupo de los Ocho trataba el tema en Inglaterra la semana pasada, se tomó la decisión de volver a encender el reactor tres de la planta.

El reactor tres había sido apagado el año pasado con la finalidad de reparar algunas grietas en su sistema de enfriamiento.

Se trata del único reactor de Chernobyl que aún funciona luego que el cuatro fuera destruido en la explosión, otro resultara afectado por un incendio y el restante culminara su vida útil.

En septiembre del año pasado, la Asociación Mundial de Operadores Nucleares presentó un informe en el cual alertó que el reactor tres está "en pésimas condiciones" y es el más peligroso de un total de 50 inspeccionados por ese organismo en varios países.

Pero los gerentes de Chernobyl y los habitantes de Slavutich donde viven los trabajadores y sus familias demandan que el reactor siga funcionando, pues de lo contrario 7.500 personas quedarán sin empleo y Ucrania enfrentará un déficit de energía eléctrica.

Entre tanto, el presidente del Fondo Sindical de Chernobyl, Vyacheslav Grishin, reveló que unas 40.000 personas que trabajaban en la planta o vivían en las cercanías siguen afectadas por enfermedades graves o quedaron permanentemente discapacitadas.

Grishin asegura que las autoridades soviéticas de la época no entregaron toda la información sobre radiaciones a los constructores del primer sarcófago, y por ese motivo muchos de ellos murieron.

El Ministerio de Salud ruso estimó que la probabilidad de desarrollar cáncer de las personas expuestas a la contaminación de Chernobyl es cinco veces mayor que la de una persona normal.

En este momento, más de tres millones de rusos continúan habitando en los 56.000 kilómetros cuadrados de territorio ruso contaminado por el accidente.

Alrededor de 1,16 por ciento del presupuesto federal ruso está destinado a paliar las consecuencias del accidente de Chernobyl. El gobierno tiene previsto desembolsar 1.750 millones de rublos (unos 300 millones de dólares) para proteger a la población del sector entre 1998 y el año 2000.

Pero la permanente escasez de recursos del gobierno generó un déficit de 171 millones de dólares en los aportes prometidos. Tres programas federales que debían concluir este año fueron extendidos hasta el 2000 debido a la falta de fondos, admitió la directora del departamento médico del Ministerio de Emergencia, Nadezha Guerasimova.

Unos 33.700 ex empleados de Chernobyl son elegibles para obtener una vivienda gratis, pero sólo 6.000 han recibido sus llaves. Miles de personas cargan además con el trauma psicólogico de haber experimentado la catástrofe.

Mientras, en Ucrania, el parlamento tiene planificado desarmar un comité creado para hacer el seguimiento a las acciones para paliar las consecuencias del desastre. El legislador Volodymyr Yatsenko, quien presidió este comité, afirmó que si lo eliminan será más difícil que las víctimas de Chernobyl obtengan ayuda.

También hay planes para reducir en 60 por ciento los programas de generación de recursos destinados a ayudar a los sobrevivientes, con la meta de eliminar estas actividades a fines de 1998.

"En este momento, los programas de Chernobyl reciben sólo la tercera parte de los recursos necesarios, y esta decisión implica que el Estado se retira de los proyectos diseñados para ayudar a los víctimas", dijo Yatsenko al diario "Vechirniy Kiev". (FIN/IPS/tra-en/ai/sb/jmp/rj/lc-ml/en/98

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