Las medidas implantadas por la comunidad internacional para proteger la capa de ozono comienzan a dar frutos, anunciaron hoy dos agencias especializadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La última evaluación del estado del ozono, realizada en la primera semana de este mes, comprobó que en la troposfera (capa de la atmósfera ubicada entre cero y 12 kilómetros de altura) comenzaron a bajar las concentraciones de las substancias químicas liberadas por el hombre que destruyen el ozono.
La capa de ozono se ubica en la estratosfera (de 12 a 27 kilómetros) como protección de la superficie terrestre ante los perjudiciales rayos ultravioletas del Sol.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) divulgaron este lunes de la Evaluación Científica del Agotamiento del Ozono correspondiente a 1998.
Esta evaluación documenta por primera vez que el crecimiento de la liberación de los productos químicos nocivos para el ozono empezó a estabilizarse, explicó Rumen Bojkov, investigador de la OMM.
Los químicos han disminuido, dijo, pero esa reducción todavía no tiene efecto en la capa de ozono. Lleva un tiempo para que esas substancias químicas lleguen a la estratosfera. En promedio se requieren seis años, pero varía entre cuatro y 10 años, precisó.
El secretario general de la OMM, G.O.P. Obassi, dedujo que las comprobaciones efectuadas por una red de 200 científicos de todos el mundo confirman la eficacia del Protocolo de Montreal, un pacto multilateral que regula el uso y las emisiones de las substancias dañinas para el ozono.
Se dispone de pruebas obtenidas por observación que demuestran que las estipulaciones del Protocolo de Montreal cumplen su finalidad, pues se reduce la tasa de aumento de substancias químicas y algunas de esos productos comienzas a disminuir, dijo Bojkov.
Los compuestos de bromo, uno de los elementos más perjudiciales para el ozono, crecían muy rápido en la troposfera, a un ritmo de 12 por ciento anual. En la actualidad solo se expanden cinco por ciento.
Las mediciones obtenidas muestran que otro azote del ozono, el cloro contenido en las substancias químicas, se ha estabilizado o comenzó a disminuir, aunque lentamente.
Pero el fenómeno constatado por los científicos se localiza solo en la troposfera. Se requieren seis años para que los gases emitidos en la superficie lleguen hasta la estratosfera, donde se verifica la destrucción del ozono.
Entre los años 2000 y 2002 se producirá en la estratosfera la descarga máxima del cloro liberado en la superficie antes de que comenzara, en 1995, la aplicación del Protocolo de Montreal en los países industrializados.
Pero antes de que se inicie la disminución de las substancias nocivas en la estratosfera se desarrollará durante una década, un período de estabilización "debido a la complejidad de los prcoesos químicos en el espacio", dijo Bojkov.
La definitiva recuperación de la capa de ozono a los mismos niveles que tenía en las décadas del 70 o 60 se espera para mediados del siglo venidero.
La evaluación científica realizada por la OMM y el PNUMA "previno que no podremos detectar el comienzo de la recuperación por lo menos en otros 20 años".
Ese plazo se debe, explicó el investigador en rueda de prensa, a que el agotamiento del ozono no depende solo de la presencia de compuestos de cloro sino también de la temperatura de la estratosfera, que regula la velocidad de las reacciones nocivas para el ozono.
La investigación científica de las dos agencias de la ONU constató asimismo que el agotamiento de la capa de ozono de alrededor de 50 por ciento que se produce cada año, en los meses de septiembre y octubre, en la región antártica, se mantiene sin disminución y se prolongará durante las próximas décadas.
El trabajo no aportó novedades respecto a los efectos del ozono en los rayos ultravioletas, dijo Bojkov. Los estudios demuestran, precisó, que por cada uno por ciento de disminución de la capa de ozono se produce un porcentaje similar de aumento de intensidad de esos rayos.
La exposición a los rayos ultravioletas de fuerte intensidad en la superficie de la Tierra puede ocasionar cáncer de piel y causar daños de alcance impredecible a las plantas, las algas, la cadena alimentaria y al conjunto del ecosistema, recordaron las instituciones de la ONU.
"Sin el Protocolo de Montreal nos encontrariamos ahora en una situación mucho peor", advirtió Bojkov.
Los países en desarrollo disponen de plazo hasta el 2004 para aplicar el Protocolo de Montreal.
El Protocolo, convenido en su forma original en 1987 en esa ciudad canadiense, fue corregido y reformado en Londres, en 1990, en Copenhague, en 1992, y en Viena, en 1995. (FIN/IPS/pc/mj/en/98