La organización ambientalista Greenpeace de Argentina protestó hoy en esta capital frente a la sede de la constructora de un gasoducto que cruzará una selva rica en biodiversidad, a la que reclamó que desvíe la traza o se asocie con otro consorcio que construye un gasoducto paralelo.
Emiliano Ezcurra, dirigente de Greenpeace, pidió al grupo de empresas que lleva adelante el proyecto Nor Andino evite atravezar la selva de montaña Yungas, un corredor biológico de tres millones de hectáreas que abarca el sur de Bolivia y cuatro provincias del noroeste argentino.
Las Yungas, cuyo nombre significa "abundancia" en lengua aborigen, es uno de los dos ecosistemas de mayor riqueza biológica del país. Allí viven unas 350 familias de indígenas collas que se oponen a la construcción del gasoducto porque los obliga a trasladar sus casas, cementerios y sembradíos.
En las Yungas sobrevive además una de las dos últimas familias de yaguaretés, un felino de gran tamaño conocido también como jaguar americano, y variedades de tucanes, monos, ocelotes, ranas, pumas e insectos.
Nor Andino se formó con la empresa belga Tractebel, Southern de Estados Unidos, Iberdrola de España y Enargás de Chile, y procura conectar la región noroeste argentina con el norte chileno que debe sustituir la provisión de energía eléctrica a carbón y petróleo con el gas, más económico y menos contaminante.
Para la construcción del gasoducto interviene la argentina Techint, y la campaña de Greenpeace está dirigida principalmente contra esa empresa. Este viernes, Día Mundial del Ambiente Humano, la protesta se realizó frente a la sede de Techint, y el debate en los medios periodísticos apunta a la misma compania.
Sin embargo, Greenpeace auspició en Bélgica otra campaña contra Tractebel, principal accionista del negocio. Auspiciada por la organización, una indígena colla, Serafina Cruz, viajó esta semana a Bruselas y, para sorpresa de los miembros de Tractebel, irrumpió en la asamblea de accionistas.
La mujer había adquirido dos acciones de la compañia, y, con la asistencia de un traductor, planteó la negativa de su comunidad al proyecto Nor Andino y mostró la propuesta por escrito de Techint de pagar 350.000 dólares a los collas y cuatro vehículos para que desistan de su negativa.
La iniciativa de atravesar las Yungas, que a juicio de Nor Andino no dañará el ambiente, fue autorizada por el Enargás, el ente oficial que controla a las empresas de gas, y también tiene respaldo de la justicia, que prohibió las protestas de Greenpeace y de los collas bajo pena de arresto de cuatro años.
Sin embargo, tanto la comunidad aborigen como los ecologistas no se oponen a la construcción sino que recomiendan que se altere el trazado, o, de lo contrario, que el consorcio se asocie con otro que ya está trabajando en la misma región, con el mismo objetivo de proveer al norte chileno, y sin cruzar las Yungas.
Ese otro es el proyecto de Gas Atacama, que hace un recorrido más largo y no cruza la selva. Este consorcio está integrado por CMS Energy de Estados Unidos y Endesa de Chile, y compite por el mismo mercado.
Los dos consorcios saben que la demanda podría ser hoy satisfecha con un solo emprendimiento, pero se niegan a asociarse.
Desde hace más de un año hay intentos frustrados de una y otra parte para compartir el negocio, y a medida que crece la oposición al segundo proyecto los acercamientos se incrementan, pero el choque surge siempre porque los dos grupos pretenden tener el control de las obras. (FIN/IPS/mvmj/en/98