Kenia se recuperó de una pobre temporada agrícola en 1997 y prevé una abundante cosecha de maíz para este año pese a los efectos del fenómeno climático de El Niño.
"Las actuales lluvias, que según los pronósticos iban a ser pobres, estuvieron bien distribuidas en todo el país y beneficiaron los cultivos de maíz, que ocupan más de un millón de hectáreas", señaló Musalia Mudavadi, ministro de Agricultura, Ganadería y Mercadeo en una declaración que llegó este lunes a IPS.
El maíz constituye el principal producto básico de Kenia. En la pasada temporada, el gobierno registró un déficit de siete millones de sacos de 90 kilogramos y urgió al sector privado a importar el producto para llenar la brecha.
"El consumo nacional de maíz rondaba los 33 millones de sacos mientras la producción total sólo alcanzó los 26 millones, por lo que fue necesario importar los siete millones faltantes", explicó Mudavadi.
Sin embargo, el gobierno ordenó el 28 de mayo suspender la importación de maíz al país africano en un intento por proteger a los agricultores y en vista de la mejora registrada.
"Nuevos compromisos de importación podrían causar grandes pérdidas dado el reciente aumento en la disponibilidad de maíz", advirtió el ministro. "El país cuenta ahora con existencias adecuadas para alimentar a su población hasta la próxima cosecha", agregó.
"Como la próxima cosecha comienza en julio/agosto, nos gustaría evitar que las importaciones interfieran con la comercialización del maíz producido aquí", explicó Mudavadi.
La producción del año pasado sufrió los efectos de la sequía en los primeros meses de la temporada de cultivo y luego de lluvias inusualmente abundantes atribuidas a El Niño, la corriente oceánica de agua cálida que trastorna el clima mundial.
Los agricultores también se quejan de que no cuentan con suficientes silos para almacenar el maíz.
En un taller celebrado aquí, Irungu Houghton, de la organización humanitaria británica ActionAid, reclamó la inclusión del derecho a la seguridad alimentaria en la Constitución de Kenia.
Si el Estado garantiza la satisfacción de necesidades básicas, los intereses de los pobres no sólo figurarán entre las prioridades de la agenda nacional, sino que también se podrán cumplir.
Entre 1994 y 1997, el número de kenianos que viven por debajo de la línea de pobreza aumentó de 11 a 12,6 millones, es decir, a 42 por ciento de la población nacional, de 30 millones.
La pobre cosecha del año pasado afectó a la economía en su conjunto, según el Estudio Económico 1998 de Kenia, publicado el 22 de mayo por el ministro de Planeamiento y Desarrollo Nacional, George Saitoti.
Además, redujo el crecimiento del producto interno bruto de 4,6 por ciento en 1996 a apenas 2,3 por ciento en 1997, según el estudio. El objetivo de este año es cinco por ciento.
Pese a la disponibilidad de alimentos, muchos kenianos todavía pasan hambre. El ministro de Educación, Kalonzo Musyoka, debió pedir este lunes ayuda alimentaria de emergencia para 100.000 campesinos de Mwingi, en la Provincia Oriental.
"Esta gente necesita alimentos con suma urgencia", dijo Musyoka según el diario Kenya Times, órgano oficial de prensa de la gobernante Unión Nacional Africana de Kenia.
Musyoka agregó que muchas familias se vieron obligadas a saltearse comidas y otras se transformaron en refugiadas internas debido a la hambruna, atribuida a la destrucción de los cultivos por los saltamontes que invadieron la región la pasada temporada. (FIN/IPS/tra-en/mn/kb/ml/dv/98
