Empresarios, sindicatos y parlamentarios rechazaron hoy el plan del gobierno de Venezuela para elevar la tasa del impuesto a las ventas, que sólo encontró algún apoyo en los lejanos analistas financieros de Nueva York.
La medida de elevar 1,5 puntos la tasa del Impuesto al Consumo Suntuario y a las Ventas al Mayor, para llevarla a 18 por ciento, junto con otras disposiciones tributarias busca enfrentar la caída de ingresos petroleros, motor de la economía local.
El presidente de la Comisión de Finanzas de Diputados, el opositor socialcristiano Gustavo Tarre, aseguró que la propuesta significa "una doble estupidez", porque el Congreso no le dará la ratificación reglamentaria y, aún así, su anuncio alimentará de inmediato la alta inflación ante su expectativa.
El presidente de la Confederación de Trabajadorse de Venezuela, el socialdemócrata Federico Ramírez, dijo: "las nuevas medidas tributarias son una sorpresa ante la que estamos en total desacuerdo".
"Es un golpe contra la economía de los trabajadores", que enfrentan un agudo deterioro en su salario real y una inflación que el gobierno proyecta oficialmente en 28 por ciento y los analistas independientes entre 35 y 40 por ciento.
Para el presidente de la empresarial Confederación de Industriales, Luis Ball, el gobierno "optó por la peor salida" y consideró que hubiera sido mejor mantener la tasa de 16,5 por ciento y, en cambio, eliminar las exenciones al pago.
Ball y otros dirigentes del sector privado aseguraron que las medidas para aumentar el número de contribuyentes y la tasa tributaria va a incrementar la inflación en dos puntos, penaliza a los que sí pagan impuestos y acentuará la evasión.
La reacción más positiva sobre las medidas decididas por el gobierno el miércoles provinieron de Nueva York, donde directivos de diferentes empresas de inversión y calificadores manifestaron que los anuncios demuestran que Venezuela se mueve para cerrar su brecha fiscal y da una señal positiva.
"El gobierno adopta el camino necesario para que se restablezca la confianza de los inversores ante los desajustes provocados por la situación petrolera y el año electoral", dijo un directivo de una de las principales calificadoras de riesgo.
En diciembre se realizarán las elecciones generales en Venezuela y los inversores han comenzado a congelar sus proyectos para el país ante la perspectiva de que el triunfador sea el ex golpista Hugo Chávez, cuyas tesis nacionalistas y neopopulistas generan desconfianza en las capitales financieras.
El ministro de Hacienda, Freddy Rojas, replicó este jueves ante las críticas que Venezuela tiene una aguda crisis de ingresos "por la caída en picada de los precios del petróleo" y que en 1998 recibirá 4.800 millones de dólares menos por ese sector que en 1997.
El año pasado, los ingresos petroleros sumaron cerca de 19.000 millones de dólares en una economía donde las exportaciones aportaron en total 23.800 millones de dólares.
El gobierno y el grupo estatal Petróleos de Venezuela redujeron este año sus presupuestos en un total de 3.500 millones de dólares, "y el resto del reequilibrio se debe buscar por la vía de los ingresos", dijo Rojas.
El presupuesto quedó reducido a 20.950 millones de dólares, pero aún así hay un deficit que se sitúa entre 3,5 y seis por ciento según los cálculos sean oficiales o de agentes privados.
Los proyectos impositivos integran un llamado Plan de Reforzamiento Económico, aprobado el miércoles por el Consejo de Ministros y en que el punto polémico fue la parte tributaria.
Rojas dijo que confía en que el Congreso bicameral, donde el gobierno cuenta con el respaldo de sólo una cuarta parte de sus miembros, apruebe el plan tributario "cuando haga una lectura detenida de la realidad" que vive el país.
"Es el momento de la comprensión y el compromiso, aunque sea un año electoral", para estabilizar la economía y devolver la confianza a los inversores, arguyó.
El ministro indicó que el organismo que se ocupa del cobro de impuestos será reforzado para limitar al máximo la evasión y aseguró que en el primer trimestre del año la recaudación de impuestos superó en 12 por ciento la meta prevista.
En 1997, los impuestos aportaron 46 por ciento de los ingresos fiscales, al aportar el equivalente a unos 10.000 millones de dólares, y este año se quiere elevar esa cuota a 60 por ciento.
Rojas aseguró que la nueva tasa impositiva y la extensión de los contribuyentes que deberán pagarla supondrá ingresos adicionales por 547 millones de dólares entre agosto y diciembre, los meses en que se espera su aplicación.
El ministro de Planificación, el socialista Teodoro Petkoff, indicó que el incremento de ingresos por vía tributaria es una salida menos traumática para la población que otras opciones como la devaluación.
Rojas afirmó que si bien la mayor carga impositiva alimentará la inflación, ese efecto será contrarrestado por otras medidas que integran el paquete decidido el miércoles, como el incentivo al ahorro mediante altas tasas de interés y la agilización de los planes de privatización.
El ministro de Hacienda dijo que la tasa de 18 por ciento es similar a la que se paga en Chile o en Brasil por los impuestos más similares que existen en esos países, mientras que en Argentina llega a 21 por ciento. (FIN/IPS/eg/ag/if/98