La boda electoral entre Irene Sáez, quien aspira a la presidencia de Venezuela como independiente, y uno de los dos partidos del sistema, el socialcristiano Copei, es una apuesta forzada para ambas partes, pero de difíciles dividendos.
Sáez fue destronada del primer lugar en las encuestas sobre los comicios generales del 6 de diciembre, y corre gran riesgo de dañar irremediablemente su imagen de independiente y promotora de un cambio del modelo de gestión de la democracia nacional.
Copei, el partido que ha cogobernado Venezuela durante los 40 años de democracia pero lleva tres lustros en la oposición, puede enfrentar una fragmentación desintegradora si la derrota castiga la arriesgada jugada de apoyar a una independiente como Sáez.
Pero analistas como Angel Eduardo Alvarez, director del Instituto de Estudios Políticos de la mayor universidad del país, aseguran que "el pragmatismo es la razón" que ha guiado a Sáez a dar un paso decisivo y de incierto destino hacia Copei.
"El apoyo de Copei resulta indispensable" para Sáez, coincidió Argelia Ríos, una analista especializada en procesos electorales, mientras que "era ineludible para los socialcristianos" que iniciaron su noviazgo con la candidata hace más de un año y no tienen opción propia de llegar al poder.
A incrementar la incertidumbre sobre el resultado de la alianza contribuye el hecho de que Sáez no resultó elegida por la Convención de Copei, este jueves, con la contundencia esperada, aunque sí con la holgura de un 64 por ciento de los votos de los delegados nacionales.
Sáez, exitosa alcaldesa de un rico municipio de Caracas los últimos seis años y conocida internacionalmente por haber sido Miss Universo en 1981, estaba hasta ahora apoyada por tres pequeños grupos del centro y la izquierda, sin una maquinaria electoral que pueda reimpulsar su alicaída candidatura.
Su oferta de lo que los analistas definen como "cambio light" la mantuvo como reina de las encuestas hasta que la agudización del deterioro socieconómico por la crisis petrolera y el creciente resentimiento de la población impulsó la candidatura de "ruptura" y antisistema del ex golpista Hugo Chávez.
Si bien expertos como Ríos observan una tendencia a la estabilización de Chávez, de 43 años, en el favoritismo del electorado, perciben que esa tendencia favorece el ascenso del empresario y ex gobernador Henrique Salas (62) y no a Sáez (36).
Venezuela vive una tortuosa y larga transición hacia un nuevo modelo político tras cuatro décadas de una democracia dominada por los partidos y sus cúpulas, en que las fuerzas dominantes han sido el partido socialdemocrata Acción Democrática (AD) y Copei.
AD proyecta lanzar como candidato presidencial para el 6 de diciembre a su secretario general, Luis Alfaro, una figura de 76 años carente de carisma que prácticamente no aparece en los sondeos, y el tercer partido del país, el Movimiento al Socialismo, está indeciso entre Chávez y Romer.
Hasta el enlace Copei-Sáez, el panorama era el de "candidatos sin partidos y partidos sin candidatos", en una respuesta al profundo descrédito en el país de las fuerzas tradicionales.
El otro integrante del "cuarteto" de independientes es el ex alcalde socialdemócrata Claudio Fermín, de 47 años, quien ha propuesto a Romer y Sáez unirse en un "polo modernizador" que enfrente a Chávez y Alfaro, a quienes ha definido como expresiones diferentes del pasado populista y estatista.
Dentro de ese ambiente, la alianza electoral de Copei y Sáez "resulta la última apuesta" de la candidata para intentar llegar al palacio presidencial de Miraflores.
"Si Irene (Sáez) fracasa en seguir siendo percibida como genuinamente independiente más allá del apoyo de Copei", habrá enterrado su candidatura, consideró Alvarez.
Pero la candidata es consciente, a su juicio, de que no puede remontar hacia el triunfo sin la estructura electoral de Copei, y la cuestión es cuántas concesiones le serán exigidas por su incómodo aliado, comentó.
Para Copei, la apuesta no es menos arriesgada, sobre todo ahora que pocos son los que dan una opción ganadora a Sáez. "Para Copei una derrota de Irene (Sáez) sería un desastre" por lo traumática que ha sido la decisión, comentó Rios.
Copei ya soportó en 1993 la fuga de su fundador, el actual presidente Rafael Caldera, de 82 años, para impulsar una candidatura suprapartidaria al frente de pequeñas fuerzas y los dirigentes que abandonaron el partido para seguirlo.
Al frente de la resistencia interna a la nominación de Sáez se colocó Eduardo Fernández, quien fue largos años secretario general de Copei y su candidato en 1988, cuando triunfó por segunda vez Carlos Andrés Pérez, ahora fuera de AD.
Fernández logró 35 por ciento de los votos internos, 10 puntos más de lo esperado, lo que lo vuelve a colocar como un gran referente interno de Copei, aseguró Rios.
El dirigente socialcristiano, de 54 años, anticipó que no hará campaña a favor de Sáez a pesar de la exhortación de la candidata y del gran orquestador de la jugada independiente, el ex presidente Luis Herrera (1979-1984), urgidos de la recohesión interna.
Para Ríos, esta decisión arrastrará a un sector de cuadros de Copei, lo que supondría que al final la ex Miss Universo enfrenta "un gran desafío con una alianza que sólo le supondrá el apoyo de un aparato resquebrajado". (FIN/IPS/eg/mj/ip/98