El ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, Jean-Louis Tauran, negó que el fin de la guerra fría haya restado peso a su estado en la escena internacional.
Tauran fijó en una entrevista publicada este lunes con el diario La Repubblica la posición del Vaticano respecto de Cuba, China, Africa, Medio Oriente y otros puntos que concentran la atención mundial.
El funcionario negó que el papel del Vaticano en la comunidad internacional sea de menor trascendencia tras el fin del bipolarismo. "Por el contrario, estamos más presentes que nunca. El primer agente diplomático de la Santa Sede es hoy Juan Pablo II", sostuvo.
"Con su obra, su personalidad, sus viajes y en sus discursos se encuentra una verdadera doctrina de las relaciones internacionales que abraza los derechos del hombre y de las naciones, los derechos religiosos, la prioridad del diálogo y de la negociación en las situaciones más difíciles", sostuvo.
Sobre el papel actual del Vaticano, que tiene relaciones con 169 países, expresó que "en un mundo que ha perdido puntos de referencia reconocidos por todos, la Santa Sede representa la voz de la conciencia ".
"Cuando hablamos de familia, de defensa de la infancia, de desarrollo, de desarme, de bioética, defendemos principios de convivencia, sobre los cuales la comunidad internacional debería estar de acuerdo", afirmó.
Tauran afirmó que Cuba no debe ser considerado un paria de la comunidad internacional, pues es "un país que tiene una historia, por cierto con luces y sombras, pero con su propia dignidad que debe respetarse y ayudarla para hacer frente al futuro con ideas nuevas".
El ministro del Vaticano expresó que es difícil justificar tanto en lo moral como en lo jurídico el bloqueo que hace 30 años aplicó Estados Unidos contra Cuba, y precisó que su estado no se opone en absoluto al instrumento del embargo, previsto por la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin embargo, aclaró, debe ser aplicado por un tiempo limitado con el objetivo de castigar un gobierno que no se comporte según las normas internacionales, de tal manera que cambie de camino.
Por el contrario, no se puede castigar a un pueblo por tantos años, pues no es este el objetivo de las sanciones previstas por la Carta de la ONU, afirmó.
Tauran señaló que el Papa está preocupado porque Africa sufre las consecuencias de las luchas étnicas, las ambiciones de poder, la corrupción de los dirigentes y la pobreza mal combatida, flagelos que impulsan a pueblos enteros hacia la desesperación y la pasividad.
"Todo esto es como un virus que se podría contagiar", afirmó el responsable hace ocho años de la diplomacia vaticana, de 55 años y origen francés.
Respecto de Medio Oriente, manifestó que "muchos pueblos sienten gran frustración y esperan ver algún fruto positivo del proceso de paz".
Las "frustraciones pueden tener repercusiones que van mucho más allá de la región", porque "un pueblo frustrado es víctima de las tentaciones del extremismo".
Si fracasa el proceso de paz, dijo, será difícil por muchos años movilizar de nuevo a la opinión pública de los países árabes y a los líderes árabes moderados a favor de cualquier otra iniciativa de paz.
Sobre Jerusalén, expresó que el Vaticano espera, antes que nada, el fin del conflicto entre israelíes y palestinos.
Al mismo tiempo, "pedimos a la comunidad internacional que asuma las responsabilidades que le corresponden para preservar el carácter sagrado y único de la Ciudad Santa", agregó.
Para alcanzar esos objetivos, manifestó Tauran, el Vaticano continúa reclamando un estatus especial internacionalmente garantizado para Jerusalén.
Consultado si el Papa visitará Tierra Santa en 1998, el ministro vaticano dijo que "a esos lugares, privilegiados por la fe, el Papa va como peregrino y no podrá ir si su visita no es sinónimo de paz y de encuentro entre pueblos y creyentes".
"Hoy no sería así. En cuanto al mañana, esperemos", agregó.
Tauran expresó, por otra parte, el deseo del Papa de llegar a conversaciones directas con China con miras al establecimiento de relaciones diplomáticas.
Por el momento, no ha sido posible entablar estas conversaciones, aunque Tauran se manifestó seguro de que llegará el día en que los católicos chinos podrán realizar todas sus actividades y contribuir al crecimiento social y religioso de sus compatriotas. (FIN/IPS/jp/mj/ip/98