Ucrania de encuentra al borde de una epidemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) luego de registrar un abrupto aumento en el número de portadores del virus que causa la enfermedad.
El Comité Nacional de Prevención del Sida y el Abuso de Drogas informó que al concluir 1996 había 26.000 portadores del virus en una población de 50 millones de habitantes. Pero debe considerarse que, cinco años atrás, el número de casos registrados era de apenas 52.
Algunos expertos en salud sugieren que los casos registrados son sólo la punta del iceberg, pues el número de portadores no detectados sería 10 veces más grande.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) advirtió que si continúa duplicándose o triplicándose el número de infectados, en el año 2001 habrá 20.000 casos de sida propiamente dicho, 250.000 registros de contagios desde que el síndrome apareció por primera vez y 4.000 nuevas infecciones por año a partir de ese entonces.
La ciudad con más casos es el puerto de Sebastopol en Crimea, donde el número de portadores aumentó 10 veces. El incremento fue de una proporción similar en la capital, Kiev, mientras que en la localidad de Dnepropetrovsk los casos se incrementaron 16 veces.
El grupo más afectado por la enfermedad es el de 20 a 39 años de edad, pero cada vez se registran más portadores entre 15 y 19 años.
"Piensen en el impacto que tiene sobre el sistema de atención de salud", dijo Luis Loures, epidemiólogo de ONUSIDA, al referirse al abrupto aumento de casos.
Y resulta evidente que el sistema de salud está sometido a una inmensa presión, un factor que a veces contribuye a agravar el problema, por ejemplo mediante un análisis deficiente de la sangre destinada a transfusiones.
Las autoridades de salud admitieron en diciembre que sangre infectada con el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana, que causa el sida) había sido utilizada en procedimientos médicos. La declaración se produjo tras la denuncia de que al menos dos personas se contagiaron después de recibir transfusiones.
El presidente del Comité Nacional de Prevención del Sida, Valery Ivasyuk, dijo que con frecuencia se violaban las regulaciones sanitarias al realizarse transfusiones con sangre sin examinar, incluso si procedía de grupos de alto riesgo, como los usuarios de drogas intravenosas.
Otros especialistas denunciaron que algunos doctores traspasan la sangre del donante al paciente lo más rápido posible, sin molestarse en hacer pruebas, pues consideran que las transfusiones son más efectivas de ese modo.
Pero incluso la sangre congelada pasa por una sola prueba de HIV en vez de dos, como se usa en países de Occidente.
El segundo examen está destinado a identificar sangre que pasó las primeras pruebas durante el período de incubación del virus. El sistema de salud ucraniano no tiene recursos para poner en práctica este sistema de comprobación.
Sin embargo, el principal vehículo de contagio no son las transfusiones sino el uso de agujas contaminadas entre personas que se inyectan drogas intravenosas. De los 8.300 casos registrados hasta marzo de 1997, 6.500 se debían al uso de drogas.
La directora del Instituto Ucraniano de Epidemiología y del Centro de Prevención del Sida de Ucrania, Alla Shcherbinskaya, dijo que debería ponerse en marcha un proyecto para cambiar las jeringas e impedir su uso por más de una persona.
"No podemos detener el consumo de drogas, pero al menos lograríamos informar a las personas sobre el VIH", dijo la doctora.
Otro de los grupos de alto riesgo es el de los presos, y el gobierno está considerando establecer pabellones especiales para aislar a los portadores. La mayoría de los 2.700 casos en este grupo de produjeron por drogas y relaciones sexuales, ya sea consensuales o forzadas.
El colapso económico y social que siguió al desmembramiento de la Unión Soviética favoreció el contagio del sida pues se hizo más frecuente el consumo de drogas y la promiscuidad sexual.
Una de las zonas más afectadas es el sur de Ucrania, en especial Odessa y Crimea, convertidos en centros de tráfico de drogas. A comienzos de los 90, las drogas súbitamente bajaron de precio y estaban disponibles para su compra, mientras la prostitución registraba un aumento explosivo.
El problema se agrava cada día que pasa. Una doctora que trabaja con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Kiev, Alla Soloviova, advirtió que "ésta no es una simple explosión del sida; es una bomba atómica". (FIN/IPS/tra-en/ai/jmp/kg/an/lc-ml/he/98