La vida de Oksana, su marido y su hija se arruinó hace algunos meses después de un examen de sangre que la identificó como portadora del virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), un drama cada vez más común en Ucrania, donde se detectan unos 1.500 casos al mes.
Oksana, habitante de la península de Crimea donde se estima que 10 por ciento de la población es portadora del sida, debió abortar a su segundo hijo y fue informada por los médicos de que, a los 22 años, sólo le quedaban 10 más de vida, como máximo.
Fue fácil rastrear el origen de su contagio. Su hermano había sido usuario de drogas intravenosas, y ella y sus amigas se inyectaban ocasionalmente con un poco de "shyrka", un líquido preparado de los tallos de amapola. Con frecuencia compartían la misma jeringa.
"Ahora me doy cuenta de que todos los amigos que usaban drogas están enfermos", comentó Oksana. Se estima que este tipo de personas constituyen entre 70 y 85 por ciento de la población ucraniana afectada por el sida.
El número total de portadores del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) aumentó en forma dramática en este país, de 384 casos registrados en 1995 a 26.000 casos a fines de 1997.
Sin embargo, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) considera que podría haber 180.000 personas contagiadas.
La mayor parte de los 1.500 casos registrados cada mes corresponden a menores de 25 años y se relacionan con el uso de drogas. Pero el gobierno aún no toma medidas para difundir métodos de prevención ni para mejorar el tratamiento de los enfermos.
Algunos programas no gubernamentales establecieron centros destinados a dotar de jeringas a los usuarios de drogas, pero enfrentan oposición de la policía, bajo el argumento de que se facilita la acción de los traficantes.
Las autoridades dicen que el dinero debería gastarse en tratar a adictos y enfermos y no en la compra de agujas.
Por otra parte, los hospitales suelen utilizar sangre que no es analizada para detectar si porta el VIH. El año pasado, al menos dos personas se contagiaron al recibir transfusiones en centros de salud, y se teme que este tipo de casos podría aumentar.
Los programas para realizar exámenes de sida no son efectivos, y sólo están obligados a someterse a la prueba quienes donan sangre y las mujeres embarazadas.
Alexey, un joven de 18 años de Kiev, contó que uno de sus amigos murió el año pasado tras presentar una serie de síntomas que comenzaron con un resfrío y se fueron complicando. Aunque fue tratado en varios hospitales y era adicto a las drogas, no le hicieron ninguna prueba para detectar el sida.
Ahora Alexey tiene los mismos síntomas. Pero después de una examen para detectar el VIH en un hospital de Kiev comenzó a ser tratado con drogas retrovirales y antibióticos, con los cuales logró buenos resultados. Cuando sale del hospital, deja de tomar los medicamentos.
Los ucranianos enfermos de sida como Alexey no tienen la oportunidad de tratar la enfermedad con la misma continuidad que en algunos países occidentales, donde el tratamiento con drogas retrovirales es continuo.
En Ucrania, este tipo de medicamentos sólo está disponible para enfermos en estado avanzado, pues la mayoría de los pacientes no pueden costear el gasto del tratamiento.
Por esta razón, su expectativa de vida es de cinco años, la mitad que en Occidente, afirmó el director del Departamento de VIH del Hospital de Enfermedades Infecciosas, Alla Vok.
La situación se ve empeorada por la falta de campañas de educación destinadas a informar al público sobre prácticas sexuales seguras o los riesgos de las drogas intravenosas.
"Siempre pensamos que a nosotros no nos sucedería. Escuchábamos rumores sobre alguien que se había contagiado en Sebastopol, pero era una realidad abstracta y lejana", recordó Oksana.
Tatyana es otra paciente que estuvo internada en un hospital de Kiev. Recuerda con humor a su tía, que la iba a visitar pero no se atrevía a acercarse, temerosa del contagio.
"Me preguntó qué hacía en el sector de sida y le pregunté si sabía lo que es el sida… No sabía nada, salvo que se trata de la plaga del siglo XX", relató.
Un informe presentado recientemente por ONUSIDA advirtió que debido a la falta de información con respecto al sida en Ucrania, la epidemia podría durar varias décadas, generando un tremendo costo social y financiero.
"En el peor de los casos, Ucrania podría encontrarse en el 2016 con una mortalidad acumulada de 1,8 millones de personas fallecidas a causa del sida", dice el informe.
Las consecuencias de la epidemia seguirán afectando al país y a su sistema de seguridad social durante muchos años. Para el 2016, prevé ONUSIDA, el número de niños huérfanos a causa del sida será de 317.000.
Para mujeres como Tatyana, el problema es inmediato. Ella es una madre sola y tiene un hijo de 12 años con deficiencias mentales. Cuando muera, quedará solo y sin medios de subsistencia. (FIN/IPS/tra-en/kg/an/lc-ml/he/98