SUDESTE ASIATICO: Camino a la estabilidad no pasa por Indonesia

Las economías del sudeste de Asia se encaminan por una senda de cierta estabilidad luego de 10 meses de crisis financiera, excepto la cada vez más volátil Indonesia, según expertos.

Las sangrientas manifestaciones contra las subas de precios impuestos esta semana en las que murieron al menos seis personas en Medan, capital de la provincia indonesia de Sumatra, dejan en evidencia la creciente inquietud social en ese país.

La violencia empeora luego de que Jakarta aumentó 71 por ciento el precio del combustible y la electricidad, tras el recorte de subsidios planteado por el Fondo Monetario Internacional como condición al gobierno para su paquete de asistencia.

Pero las salvajes fluctuaciones de los mercados monetarios y de valores se aliviaron en países como Tailandia y Corea del Sur, observaron economistas del Banco de Desarrollo Asiático (AsDB), rama regional del Banco Mundial.

Sin embargo, el nerviosismo se abatió sobre las monedas asiáticas tras las últimas manifestaciones en Indonesia.

"La tendencia desde fines de enero ha sido alentadora", dijo Pradumna Rana, economista del AsDB, en un foro sobre las perspectivas de la región celebrado el jueves en Manila.

Las fluctuaciones se han aplacado, pero "la pregunta es si esto es el comienzo de una recuperación permanente o un fenómeno temporario", explicó Rana.

El capital extranjero, que huyó de la región hace meses, comienza a regresar. Corea del Sur y Filipinas tuvieron éxito en sus últimas ventas de bonos internacionales, y Tailandia planea tomar una medida similar.

A pesar de que hay base para cierto optimismo, la velocidad y el nivel de la recuperación no dejan ver con claridad si acabarán al fin los problemas sociales y económicos que causó la crisis.

"Hay señales alentadoras de que los países aquejados por la crisis, excepto Indonesia, doblaron la esquina de la estabilidad, pero el sudeste de Asia aún no asomó la cabeza", dijo Rana.

El informe "Perspectivas del desarrollo asiático" de 1998, elaborado por el AsDB, señala que los países en desarrollo de Asia crecerán apenas cuatro por ciento este año porque la economía de Corea del Sur se contraerá uno por ciento y las de Tailandia e Indonesia, tres por ciento.

"Hemos bautizado a 1998 el año perdido", dijo Reza Siregar, también economista del AsDB. El banco prové que la recuperación comenzará en 1999, cuando el producto interno bruto (PIB) de Asia aumentará 5,1 por ciento.

Felipe Medalla, decano de la Escuela de Economía de la Universidad de Filipinas, dijo que el destino de Asia depende de la senda de recuperación que se elija para salir de esta crisis, la más dura en las últimas décadas.

"¿Cómo se puede tener un comportamiento económico normal en estos momentos?", preguntó Medalla, quien comparó el colapso del año pasado a "un frenazo en dos segundos de un automóvil que va a 150 kilómetros por hora sobre pavimento mojado".

"Por supuesto, el vehículo dará vueltas en trompo o volcará", se contestó el propio experto, quien concluyó que las economías asiáticas se verán obligadas a contraerse.

Luego de una fuga de capitales extranjeros que, según el AsDB, alcanzó entre 10 y 12 por ciento del PIB de la región, los gobiernos debieron acudir al FMI por ayuda, que llegó acompañada de medidas de austeridad.

El cumplimiento de estas recomendaciones implica apego a ciertos objetivos fiscales que, según los críticos, impedirán la reanimación de las economías y la salida de la recesión.

Medalla consideró paradójico que la contracción sea la señal que los inversores extranjeros quieren percibir para regresar a Asia, cuando buena parte de la crisis se debe, en efecto, a la salvaje fuga de capitales.

Expertos del AsDB reconocieron que esta crisis no siguió los parámetros de otras anteriores, como la de México en 1994, debido a que las economías de la región gozan de buena salud macroeconómica.

"Fue una crisis estructural del sector privado, no una crisis macroeconómica. Es diferente y requiere una solución distinta", dijo Rana.

Por lo tanto, "reformas tradicionales deben complementarse con las reformas estructurales", de acuerdo con las cuales Asia sudoriental debe fortalecer sus sistemas financieros para impedir en el futuro la reiteración de una fuga repentina de capitales.

Pero las reformas estructurales "son de diseño difícil en medio de una crisis, durante la cual se complica la obtención de apoyo político", agregó.

Mientras tanto, las economías continuarán sufriendo el costo social y político de la crisis. El desempleo de Corea del Sur llegó a 6,5 por ciento en marzo, mientras el de Indonesia saltó a 10 por ciento.

En comparación con la crisis que afectó a México y cuyos coletazos, conocidos como "efecto tequila", golpearon a toda América Latina en 1995, Asia se recupera a un ritmo menor.

México tuvo un buen respaldo en la constitución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que integró su economía con la de Canadá y Estados Unidos. "México tuvo a Estados Unidos y nosotros a Japón, que no puede ser una fuente de recuperación", observó Medalla.

Tokio anunció en abril un paquete de estímulo de 121.000 millones de dólares para impulsar las debilitadas economías de la región. La cuarta parte de las importaciones de Japón proceden de Asia.

Pero la eficacia del paquete es incierta. Japón se encamina a una recesión y el desempleo alcanzó un porcentaje sin precedentes en 45 años, de 3,9 por ciento. "Japón es un gran signo de interrogación", dijo el economista jefe del AsDB, Shiladitya Chatterjee.

El papel que Japón cumpla en la recuperación del sudeste asiático es una de las varias incertidumbres externas cuya respuesta dará forma a las perspectivas de la región en los próximos meses.

Los analistas también mencionan como factores decisivos el mantenimiento del mercado de Estados Unidos abierto a las exportaciones asiáticas y que China cumpla su promesa de no devaluar a pesar de la caída de sus exportaciones que tal determinación implica.

La crisis del sudeste de Asia tuvo tres etapas. La primera se abrió con el "contagio" de Corea del Sur en noviembre de 1997, el que sufrió Indonesia a mediados de ese mismo mes y el aumento de la volatilidad en la región a fines de 1998.

"Si China devalúa, ingresaremos en la cuarta etapa", dijo Rana. (FIN/IPS/tra-en/js/mj/if/98

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