Serbia se expone otra vez a la hiperinflación como consecuencia de las sanciones dispuestas por el Grupo de Contacto, que la semana última acordó congelar los activos serbios en el exterior y la inversión extranjera en la privatización de empresas del país.
La sanciones fueron decididas con reservas de Rusia y debido a la represión lanzada por Belgrado contra la mayoritaria etnia albanesa de la sureña provincia serbia de Kosovo.
El gobierno serbio reaccionó acusando al Grupo de Contacto (Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia) de "alentar el separatismo y el terrorismo de Kosovo".
Un referéndum nacional en Serbia rechazó el 23 de abrl la intervención extranjera, exigida por los líderes albaneses de Kosovo.
La mayoría de los albaneses de Kosovo quieren la independencia de Serbia que, por su parte, considera esa provincia la cuna de su identidad nacional.
A los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad serbias y supuestos miembros del clandestino Ejército de Liberación de Kosovo siguieron intentos del ejército de la nueva Yugoslavia (Serbia y Montenegro) de detener el contrabando de armas procedente de la vecina Albania.
Decenas de personas resultaron muertas en las últimas dos semanas a lo largo de los 314 kilómetros de frontera entre Albania y Yugoslavia.
Los medios de comunicación estatales informaron que al menos 10 albaneses de Kosovo fueron muertos el domingo por las fuerzas de seguridad después de atacar a una patrulla policial. El hecho ocurrió en Ponosevac, 64 kilómetros al sudoeste de Pristina, la capital provincial, y cuatro policías serbios resultaron heridos.
El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, parece en posición más sólida frente a la crisis de Kosovo que durante las guerras en Croacia y Bosnia-Herzegovina, "cuando muchas personas y políticos opositores se enfrentaron a su política", señaló el analista Dejan Djordjevic.
Incluso dirigentes opuestos a la política de Milosevic en Kosovo, como Zoran Djindjic, del Partido Democrático, advirtieron que las sanciones impuestas por el Grupo de Contacto "castigarán al pueblo, no al régimen".
Varios economistas señalaron que las nuevas sanciones internacionales no tendrán efecto importante en lo inmediato, pero, a largo plazo, las consecuencias podrían ser graves.
Muchos prevén la vuelta de la hiperinflación. Las reservas de moneda extranjera se estiman en unos 200 millones de dólares, equivalentes a las pérdidas que la deficitaria balanza comercial genera en un mes.
La inflación superó en Serbia las siete cifras en 1993, cuando el país estaba económicamente bloqueado por la Organización de las Naciones Unidas a causa de su participación en las guerras de la antigua Yugoslavia.
"El Banco Nacional de Yugoslavia tendrá que imprimir más dinero para que el Estado pueda cubrir sus gastos, lo que sería un anticipo de la hiperinflación", advirtió el economista Mladjan Dinkic.
La prohibición de la inversión extranjera en el país es considerada un paso especialmente perjudicial.
Yugoslavia recibió unos 2.000 millones de dólares en inversión extranjera el año pasado, a pesar de su mala situación económica.
Más de 1.200 millones de dólares procedieron de la venta de 49 por ciento de la empresa de telecomunicaciones Telecom a la italiana STET y la griega OTE, en junio. La mayor parte de ese dinero fue destinada al pago de salarios y jubilaciones atrasadas.
"La venta de Telecom compró meses de paz social en este país", señaló Bojana Jager, columnista del diario Nasa Borba. "Milosevic pensaba hacer lo mismo con la compañías públicas de electricidad EPS y petróleo NIS, para comprar más tiempo. Ahora no podrá hacerlo".
En cuanto al congelamiento de activos en el exterior, no tendrá grandes consecuencias, ya que "no quedaba mucho por confiscar", comentó una fuente del gobierno yugoslavo. Estados Unidos retiene 600 millones de dólares de activos yugoslavos desde 1992.
La fuente añadió que los bancos estatales comenzaron hace semanas a retirar depósitos de bancos extranjeros, antes de la reunión del Grupo de Contacto. El dinero se encuentra ahora en cuentas que no se pueden rastrear, aseguró.
Las sanciones del Grupo excluyen a Montenegro, la otra república integrada en la nueva Yugoslavia, donde desde enero ocupa la Presidencia el reformista Milo Djukanovic, un duro crítico de Milosevic.
Nebojsa Medojevic, a cargo del organismo privatizador en Montenegro, destacó a la radio independiente B92 que compañías privadas serbias transferirán capitales a Montenegro, "para evitar los efectos de las sanciones".
En cuanto a la opinión pública de Yugoslavia, sólo reaccionó con inquietud cuando Ibrahim Rugova, líder de la comunidad albanesa de Kosovo, pidió a la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) que prohiba la participación de la selección nacional en el campeonato mundial de fútbol de este año en Francia.
El equipo yugoslavo, ubicado el mes último por la FIFA en el octavo lugar entre todas las selecciones del mundo, no pudo participar en el campeonato mundial de 1994 debido a las sanciones que la ONU imponía entonces al país por fomentar la guerra en Bosnia-Herzegovina.
También Estados Unidos solicitó la exclusión de Yugoslavia de los torneos deportivos internacionales, incluso del torneo mundial de Francia, pero funcionarios franceses consideran "irreal" la iniciativa.
"Sólo esa medida podría haber despertado a los serbios de su letargo. De las cosas pequeñas, el fútbol es lo más importante en el mundo para ellos", aseguró Zoran Sekulic, de la agencia de noticias independiente FoNet, de Belgrado. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mom/rj/aq-ff/ip/98