SALUD: La sífilis arrasa en la ex Unión Soviética

Un elevadísmo aumento en los casos de sífilis en las repúblicas de la ex Unión Soviética hace que las autoridades de la salud de la región tengan otras preocupaciones además de la rápida expansión del sida.

En Rusia, la sífilis plantea problemas a los legisladores y las autoridades. Según el Ministerio de Salud, sólo en 1997 se registraron unos 450.000, casi 200.000 más que en 1995. Esto se compara con 7.900 nuevos casos en 1990.

Pero las cifras oficiales no reflejan la realidad, porque muchas personas ni siquiera saben que están infectadas, dijo Aleftina Aparina, del Comité de Infancia y Asuntos Familiares del parlamento.

El problema es particularmente agudo en el norte de Rusia, y lo más alarmante es que los afectados son cada vez más jóvenes. "Cada año se registran más y más casos de adolescentes de 14 y menos años" con sífilis, destacó la parlamentaria.

En los últimos 10 años, el número de casos registrados anualmente aumentó 40 veces, advirtió Eduard Sarkisov, miembro de la Academia Rusa de Ciencias Médicas.

En las primeras etapas de la era soviética, el Estado tenía programas contra la sífilis, y con la ayuda de la policía, los funcionarios de la salud podían forzar a una persona a que siguiera un tratamiento.

"Pero ahora todo lo que podemos hacer es decirle que tiene la enfermedad", dijo Boris Andreyev, del hospital Botkinskaya de Moscú.

Aunque la sífilis no siempre amenaza la vida, es muy peligrosa. Puede producir heridas genitales, pero a menudo pasa desapercibida en las mujeres.

Si no es tratada, puede quedar en un estado latente y persistir durante años. La sífilis secundaria puede producir graves daños al sistema nervioso central, lesiones del corazón, piel o huesos y eventualmente la muerte, en general a causa de lesiones cerebrales.

En Ucrania, la expansión de las enfermedades de transmisión sexual es una epidemia de los jóvenes. El índice de sífilis entre los mayores de 30 años oscila en 180 casos cada 100.000, según el Ministerio de Salud.

Para las muchachas menores de 15 años, no obstante, el índice es 600 casos cada 100.000, mientras para adolescentes entre 15 y 16 años, es entre 1.500 y 2.000 cada 100.000. Esto es en gran parte resultado de la prostitución adolescente.

Unas 2.000 adolescentes trabajan como prostitutas en la ciudad de Odessa en invierno, según la psicóloga Valeri Kiunov, que investigó el comercio sexual para la Organización de las Naciones Unidas en la Universidad Estatal de Odessa. Pero en el verano, la población de prostitutas se duplica.

Kiunov identificó seis categorías de prostitutas. Entre ellas, adolescentes que trabajan dos o tres veces a la semana después de la escuela, y las prostitutas de los grupos más pobres, a las que "cuando se les habla de 'sexo sin riesgos' piensan en que los clientes no las golpeen".

En la República de Moldavia, se estima que más de un tercio de la creciente población de niños sin hogar en Chisinau están infectados con sífilis. El número de nuevos casos aumentó de 700 registrados en 1990 a casi 9.000 en 1996.

En los estados de la ex Unión Soviética, la prostitución se convirtió en el último recurso ante el colapso económico y el desempleo. Para algunas mujeres en Moscú, Odessa, Tbilisi, Novosibirsk e Irkustsk, significa la supervivencia. Para otras resultó ser un gran negocio.

Grupos mafiosos internacionales llevan a muchachas, y a veces varones, de las áreas más pobres en el ex mundo comunista a zonas que comparten fronteras con Europa occidental y países de Medio Oriente, explicó Marco Gramegna, de la Organización Internacional de Migraciones.

Gramegna estima que medio millón de mujeres de la ex Unión Soviética fueron llevadas ilegalmente a Europa occiental y forzadas a la prostitución en 1995.

"La escala del operativo escaló desde entonces, con hasta 300.000 mujeres más en tráfico a Europa occidental cada año, la mayoría desde Rusia y Ucrania", destacó el experto.

En los países bálticos las mujeres son reclutadas para servir a clientes de Finlandia, Noruega y Suecia. Autoridades de la salud estiman que 2.000 estonianas trabajan como prostitutas en Helsinki.

El Instituto Deaconness de Helsinki, centro financiado por el gobierno, afirma que la incidencia de la sífilis entre prostitutas estonianas aumentó 16 veces entre 1990 y 1995, cuando la tasa alcanzó 852 casos cada 100.000. El índice de gonorrea se duplicó, a más de 3.000 casos cada 100.000.

Algunos esfuerzos por erradicar la extensión de la infección incluyen al Hospital Saviour para la Paz y la Caridad en Moscú, que lanzó varios programas para adolescentes.

Las 2.300 adolescentes que visitan el centro cada año son sometidas a pruebas de enfermedades de transmisión sexual y se les entregan preservativos. Educadores del hospital también trabajan a escuelas de Moscú para enseñar a adolescentes sobre la vida sexual sin riesgos y la salud reproductiva. (FIN/IPS/tra-en/si/jmp/an/lp/he/98

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