El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), agencia que sucede al KGB, utiliza técnicas de intimidación física contra el ambientalista Alexander Nikitin, quien aguarda una nueva acusación por "traición" debido a sus denuncias sobre contaminación nuclear en el norte del país.
Nikitin fue detenido por primera vez en febrero de 1996 y cumplió 10 meses de cárcel mientras las autoridades investigaban su participación en un informe que culpa a la flota norte de la Armada rusa de un manejo inadecuado de desechos nucleares que amenaza la calidad ambiental de una vasta región.
El FSB dice que el informe contenía secretos de Estado, pero Nikitin y el grupo ecológico noruego Bellona, que lo publicó, aseguran que se basa en información pública.
La agencia recurre ahora a amenazas para intimidar a Nikitin y a sus defensores, un mecanismo típico del KGB.
"Hay una decena de agentes que me siguen a todas partes. Van vestidos de negro, con anteojos de sol, como si fuera una novela de detectives de mala calidad", informó Nikitin.
El acoso se hizo más fuerte desde el 1 de mayo, cuando el ambientalista se dirigía a encontrarse con un grupo de periodistas en un café aledaño al río Moika, en San Petesburgo.
Su automóvil Lada fue seguido por un Zhiguli con tres hombres adentro. Para confirmar si en realidad lo seguían giró en forma inesperada hacia una callejuela, y sus perseguidores hicieron la misma maniobra.
Este hecho no lo preocupó demasiado, así que siguió rumbo a su cita con la prensa. Cuando salió del café descubrió que uno de sus neumáticos había sido destrozado. El automóvil que lo había seguido estaba estacionado al frente.
El mismo automóvil se estacionó frente a su casa. Por la noche, Nikitin salió a dar un paseo y trató de tomarle algunas fotos al vehículo, pero de inmediato apareció un hombre vestido con ropa de cuero negra que le ordenó velar la película.
El ambientalista se negó y el hombre reaccionó con violencia, pero la situación no pasó a mayores ante la intervención de algunos transeúntes. Esa noche, Nikitin tuvo que desenchufar el teléfono, pues sonaba sin cesar. Al día siguiente dos neumáticos de su automóvil habían sido destrozados.
Uno de los abogados del ambientalista, Iván Pavlov, decidió el día 3 acercarse hasta los agentes del FSB y preguntarles por qué estaban siguiendo a su cliente.
Le respondieron que estaba equivocado, que no seguían a nadie, pero luego lo esperaron a la entrada del edificio donde vive y le advirtieron que se mantuviera fuera del caso.
Nikitin y Schmidt acudieron donde el investigador encargado del FSB, Alexander Kolb, y le advirtieron que presentarían una demanda ante la fiscalía de San Petesburgo.
"La persecución de Nikitin y de su familia es una operación del FSB para obligarlos a llegar a un compromiso, el de admitir las acusaciones a cambio de la amnistía", dijo Schmidt.
El abogado aseguró que el FSB decidió recurrir a viejos métodos al estilo KGB cuando se vio "atrapada en un caso vergonzoso" contra el ambientalista.
En seis oportunidades se hicieron acusaciones contra Nikitin, hoy a la espera de una séptima. Hasta el momento, el FSB no ha sido capaz de probar los cargos y por eso reitera su presentación.
Tras unos meses en la cárcel, Nikitin fue liberado con la orden de no abandonar San Petesburgo mientras se desarrolla su caso.
Las acusaciones contra el ambientalista se basan en un decreto clasificado del Ministerio de Defensa ruso, secreto para el público en general. Ni siquiera Nikitin y sus abogados han podido leer el decreto, aunque deben defenderse contra la acusación de haberlo violado.
Mientras la organización Bellona asegura que el FSB está entrampada y no sabe qué hacer ahora, el abogado de Nikitin, Yuri Schmidt, no imagina cuál puede ser la base para una nueva acusación pues "ninguna ley federal califica como secreta la información recopilada por Nikitin para el informe". (FIN/IPS/tra- en/jmp-ai/rj/lc-mj/hd en/98