/REPETICION CORREGIDA/ INDIA: La tercera potencia

India ganó notoriedad este mes por haber realizado cinco pruebas atómicas, pero lo verdaderamente destacable es que ese país ha pasado a ser el tercero en el mundo en la fabricación de supercomputadoras. Hasta este año sólo las construían Estados Unidos y Japón.

Los dos temas, el nuclear y el desarrollo informático, están estrechamente vinculados porque India fue castigada en la década pasada por Estados Unidos, que prohibió la venta a ese país de computadoras de gran potencia.

El argumento para la prohibición fue la negativa india a firmar el tratado de no proliferación de armas nucleares.

Eso "significa que incluso computadoras para usos populares como servicios bancarios, bases de datos, diseño y manufactura requieren de la aprobación específica del Departamento de Comercio estadounidense", dijo Vijay Bhatkar, director del Centro de Desarrollo de Computación Avanzada (C-DAC) de India.

Una prohibición similar mantuvo Estados Unidos hasta hace dos años contra Brasil, por haber intentado el país sudamericano impulsar su industria informática, favoreciendo la investigación y el desarrollo tecnológico nacionales.

Esa política de Washington es calificada de hipócrita por alguien que sabe mucho del tema, Zbigniew Brzezinski, quien fue consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos bajo la presidencia de Jimmy Carter.

Se podrían señalar multitud de ejemplos, desde la ayuda desembozada a Gran Bretaña hasta la menos pública a Francia para el desarrollo de sus industrias nucleares, pero basta con uno: Israel.

Israel posee un centenar de bombas atómicas y los proyectiles necesarios para su lanzamiento y Washington ni siquiera amenazó con aplicar medidas.

Al contrario, apoyó a todos sus gobiernos y existen serias sospechas de que no hizo nada para impedir la colaboración científica y tecnológica desde Estados Unidos para el desarrollo nuclear israelí.

La prohibición norteamericana de exportar supercomputadoras a India produjo un efecto inverso al deseado.

El C-DAC, ubicado en la ciudad de Puna, en el oeste de India, se abocó a desarrollar la "computación paralela", consistente en vincular entre sí a pequeñas computadoras que respondían a las necesidades nacionales.

Además, revolucionó la tecnología de supercomputación y logró construir en cinco años la Param 10.000, una máquina "teraflop", capaz de calcular un billón de operaciones matemáticas por segundo.

India, subrayó Bhatkar, ya no depende de ningún país para sus necesidades informáticas, desde el circuito integrado más elemental hasta los sistemas de alta complejidad. Incluso ya comenzó a exportar la nueva máquina: vendió una a Rusia y otra a Singapur, por un cuarto de millón de dólares cada una.

El uso de la Param permitirá establecer laboratorios de investigación científica, bibliotecas digitales, formas de gobierno electrónico y medicina virtual, dirigidos al ciudadano medio, aseveró Shyamal Ghosh, secretario del Departamento de Electrónica de la Universidad de Puna.

Pero el C-Dac ha sido decisivo también para la creación y prueba de elementos para la industria aeroespacial y para el programa de energía nuclear, incluyendo las pruebas no físicas de armas nucleares.

Al respecto es necesario destacar que cada bomba atómica -cada arma- que se fabrica y cada una que no se destruye, constituye una verdadera amenaza para la humanidad, sin distinción del lugar, el país, la religión o la línea política de los gobiernos afectados.

En el campo nuclear, quienes quieren obligar a los demás a firmar el tratado de no proliferación, pueden realizar y están realizando continuamente pruebas nucleares miniaturizadas, en laboratorios.

El desarrollo tecnológico ha hecho innecesarias las pruebas en tierra, como las realizadas estos días por India. Con la Param ese país podrá realizarlas sin hacer ruido ni levantar polvaredas.

Por todo ello es necesario reflexionar sobre lo ocurrido en India para que ese país, que ganó hace apenas medio siglo su independencia de Gran Bretaña apelando a métodos pacíficos, haya decidido continuar un programa de armamento nuclear.

India no sólo es el país de Mahatma Ghandi, el hombre que movilizó pacíficamente a las masas con sus huelgas de hambre reclamando la independencia, sino también el de Pandit Nerhu, uno de los padres del no alineamiento.

El gran peligro nuclear quizás ya no esté en las bombas atómicas o de hidrógeno, porque el temor a la represalia impide su uso.

Pero, dice Max-Jean Zins, del CERI, los estados capaces de realizar pruebas en laboratorio, miniaturizadas, pueden producir armas muy perfeccionadas y que son susceptibles de ser utilizadas con fines tácticos en el terreno bélico.

Y nada impide que los estados mayores, como se comprobó en la guerra del Golfo, tengan entre sus opciones el uso de las armas nucleares tácticas.

Quizás por ello sea comprensible la sorpresa y el rechazo manifestados por el gobierno indio ante el comunicado del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lamentando las pruebas, cuando ni siquiera tomó nota de las realizadas en 1995 por Francia y en 1996 por China, ambos miembros de ese Consejo.

Las pruebas indias, además de demostrar que Estados Unidos ya no puede "poner alambradas al campo", subraya la necesidad de acabar con la hipocresía y enfrentar con seriedad un problema -las armas de destrucción masiva- que afecta a todos los ciudadanos de todos los países, sin excepción.

Una Organización de las Naciones Unidas renovada, con un Consejo de Seguridad en el que tengan asiento permanente países de Africa, Asia y América Latina, debería ser el foro y encargado de terminar con esa nefasta herencia de la guerra fría. (FIN/IPS/td/ag/ip/98

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