El presidente de República Democrática de Congo (ex Zaire), Laurent Kabila, estabilizó la moneda y redujo la inflación de más de 650 a 13 por ciento anual, lo que parecía imposible cuando tomó el poder este domingo hace un año.
Ahora, el gobierno se está preparando para continuar su batalla por el desarrollo económico, tarea más difícil aun que la guerra de siete meses que llevó a Kabila a la presidencia el 17 de mayo de 1997.
El 30 de junio se introducirá el franco congoleño (FC), aunque la población tendrá 12 meses para cambiar su dinero por la nueva moneda, que tendrá un valor equivalente a 100.000 nuevos zaires (NZ), la moneda anterior.
El cambio será acompañado con medidas para fomentar el uso del sistema bancario, dejado de lado incluso por el gobierno que, como la mayoría de los congoleños, realiza gran parte de sus transacciones con dinero en efectivo.
Para empezar, los impuestos y otras montos adeudados al estado se pagarán con cheque, informó el presidente del Banco Central, Jean Claude Masungu Mulongo. El sector bancario se restructurará en dos años y los bancos insolventes serán clausurados, añadió.
La idea general es restaurar la confianza en el sector bancario, ordenar la economía e impulsar el desarrollo en este país de Africa central que lucha por emerger después de tres décadas de saqueo y caos económico.
El gobierno del fallecido dictador Mobutu Sese Seko devaluó la moneda y catapultó la inflación, ya que solía imprimir dinero cuando lo consideraba necesario. La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL) de Kabila detuvo la impresión de billetes y estabilizó el NZ.
Cuando Kabila tomó el poder, el NZ se cambiaba a unas 180.000 unidades por dólar. Poco después, la cotización mejoró a 100.000 por un dólar y, aunque luego el valor descendió, se mantuvo estable durante meses.
Pero en las últimas semanas, el valor de la moneda descendió a 130.000 por dólar, una paradójica consecuencia del inminente cambio al franco congoleño.
"Si el tipo de cambio está un poco nervioso en estos días se debe al temor. La gente está vendiendo gran parte de sus nuevos zaires y compra monedas estables, porque no saben que va a pasar", dijo a IPS Denis Lubindi Yongolo, editor de La Bourse, semanario especializado en economía.
El temor es heredado de la época de Mobutu, cuando las reformas monetarias generaban incertidumbre y grandes inconvenientes, añadió Lubind. "Antes se le decía a la gente que debía cambiar su dinero viejo en un mes", explicó.
En consecuencia, los congoleños buscaron la seguridad del dólar estadounidense, que aún convive con el NZ en las calles de Kinshasa. Los precios de los artículos se exhiben en ambas monedas y en las calles se puede ver a los cambistas con fajos de billetes de 100 dólares o 100.000 NZ.
El gobierno de Kabila también logró bajar la inflación anual de 656,8 por ciento, cuando tomó el poder, a 13,7 por ciento a fines de 1997. La cifra podría descender aun más, aseguró el presidente del Banco Central, Masungu Mulongo.
La tasa en el primer trimestre fue de 1,2 por ciento y, si la tendencia continúa, el año terminará con cinco por ciento. Pero ese objetivo quizá no se logre con facilidad, ya que el descenso de la inflación tuvo su precio.
El estado se retrasó en sus pagos, incluso de salarios, en algunos casos cinco meses, más en otros, y es difícil saber que ocurrirá cuando pague sus deudas.
En la época de Mobutu, la falta de confianza en la moneda nacional y el temor a la inflación galopante hizo que la mayoría de la población guardara su dinero en casa. La situación no cambió mucho a pesar de la estabilidad.
Más de 80 por ciento del dinero en circulación en el país no pasa por los bancos, según el economista de la Universidad de Kinshasa Tshouza Mbiye. De los casi 22 billones de NZ que existen en circulación, sólo unos siete billones se encuentran en el sistema bancario.
La brecha es aun mayor en el caso de las monedas fuertes, dijo Mbiye a IPS, quien explicó que los 600 millones de dólares depositados en los bancos congoleños representan solo un décimo de los depósitos extranjeros en el país.
El resultado es que el estado tiene menos control sobre cuestiones monetarias que en otros países. Además, "los bancos no pueden financiar la actividad económica como podrían hacerlo si otorgaran préstamos", explicó Mbiye.
Frente a este panorama, el gobierno debe asegurar la estabilidad de la nueva moneda y restaurar el sistema bancario con el fin de impulsar el desarrollo económico.
Pero el gobierno aun debe enfrentar los enormes problemas de desarrollo en un país cuya población de 45 millones sólo produjo unos 120 dólares por habitante en 1995. (FIN/IPS/tra-en/kb/pm/aq- mj/if/98