La capital de Paraguay pudo ser totalmente destruida por el estallido de 1.118 misteriosos tambores abandonados hace un par de años en uno de los depósitos de la terminal portuaria de Asunción.
El contenido de los tambores fue revisado el fin de semana por un grupo de expertos de la Unión Europea, quienes concluyeron que efectivamente se trataba de residuos tóxicos de alta peligrosidad, por lo que se imponía su aislamiento inmediato.
El gobierno paraguayo reveló este martes el informe preliminar preparado por los expertos europeos, quienes hallaron que los 1.118 tambores abandonados contienen tres tipos de sustancias peligrosas.
Las tres sustancias mezcladas configuran un potente explosivo "capaz de hacer desaparecer media Asunción", según declaró el propio titular de la Corte Suprema de Justicia de este país, Raúl Sapena Brugada.
El gobierno paraguayo tiene integrada una comisión especial para el tratamiento del tema basura tóxica, en la cual participan legisladores, miembros de la cancillería, jueces penales y expertos de organismos locales.
El primer elemento aislado por los expertos europeos, militares franceses entrenados para estos casos, fue el clorato de potasio que utilizan normalmente las industrias armamentistas para la fabricación de pólvora.
La otra sustancia identificada fue el ácido nítrico, material que podría ser reutilizado localmente.
En un sector de los tambores sospechosos, los enviados de la Unión Europea creyeron determinar una sustancia con alto contenido de plástico, lo que deberá ser confirmado por análisis posteriores en laboratorios de la capital francesa.
Las autoridades que informaron sobre el tema llamaron la atención sobre el potencial explosivo de los tambores, una vez mezclados sus contenidos por accidente, o con premeditación, lo cual podría haber acarreado una tragedia de vastas proporciones en la capital paraguaya.
La vicecanciller Leila Rachid Lichi indicó que parte del cargamento podrá ser reutilizado en Paraguay. Otra parte debería ser destruida, configurándose un grave problema ya que la incineración de este tipo de productos requiere instalaciones muy costosas no disponibles en este país.
El tema de los residuos tóxicos en Paraguay alcanzó niveles de escándalo cuando se mencionó que entre los "importadores" del peligroso cargamento podría estar nada menos que el recientemente frustrado candidato presidencial, el general Lino Oviedo.
El gobierno paraguayo reveló una documentación datada en 1990 donde se leían instrucciones de Oviedo para el entonces embajador paraguayo en Alemania Federal, Nicolas Luthold, referidas al envío a Paraguay de este tipo de cargamentos.
Oviedo hablaba también del cónsul honorario de Paraguay en Dusseldorf, Heinrich Kreyemberg, procesado por la misma justicia alemana por un intento de envío de basura tóxica a Paraguay.
Kreyemberg fue hallado culpable y condenado por este delito, verificado también por la organización ambientalista Greenpeace, que impidió la partida del carguero Borkum con su letal carga del puerto de Bremen.
Se cree que se pudieron concretar otros cargamentos posteriores, ya que Oviedo era por entonces el comandante del Ejército y gozaba de todas las prerrogativas del poder.
Sectores afines al "oviedismo" como el matutino asunceño ABC Color minimizaron en todo momento estas denuncias, aduciendo que las mismas intentan perjudicar políticamente al general.
Los tambores abandonados en el puerto de Asunción son objeto de una investigación por parte de la justicia ordinaria, que busca determinar algún responsable de los mismos.
En el recinto portuario, el cargamento figura a nombre de empresas "fantasmas", inexistentes, con país de origen no consignado.
El resonante triunfo de los "oviedistas" en las recientes elecciones generales había hecho temer que las investigaciones en curso sobre la basura tóxica cayeran finalmente en saco roto. (FIN/IPS/ct/ml/ip-en/98