El cuadripléjico jeque Ahmad Yassin, líder del grupo islámico Hamas, usará en su provecho el fracaso de la diplomacia de Estados Unidos en su último intento por desbloquear el proceso de paz de Israel y Palestina.
Yassin ha desarrollado en las últimas 10 semanas una intensa ofensiva diplomática que lo llevó a Irán, Arabia Saudita, Egipto y Siria. Sus entrevistas fueron de alto nivel, entre ellas una con el príncipe heredero saudí y con el líder supremo y el presidente iraníes.
Los anfitriones confirieron a Yassin y a Hamas una importancia de la que nunca antes habían disfrutado. Tanto el movimiento como su líder se beneficiaron del poco compromiso del primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, con el proceso de paz a pesar de la abierta y evidente exasperación de Washington.
Mientras tanto, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, daba el martes un ultimátum a Netanyahu para que acelere el cumplimiento de los acuerdos de paz y entregue territorios de Cisjordania a la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Tras dos días de conversaciones en Londres con Netanyahu y el presidente de la ANP, Yasser Arafat sin que se llegara a un acuerdo sobre el porcentaje del repliegue israelí, Albright anunció que dio al gobierno de Israel plazo hasta el lunes para aceptar su iniciativa.
De lo contrario, Estados Unidos "tendrá que reexaminar su actitud hacia el proceso de paz", advirtió.
Hamas (Harkat al-Muqawama al-Islami, Movimiento de Resistencia Islámica) goza cada vez de más popularidad en Palestina.
La organización ganó el mes pasado las elecciones estudiantiles en la Universidad de Hebrón, en Cisjordania, y derrotó a los simpatizantes del presidente Arafat.
Las elecciones estudiantiles en las siete universidades palestinas, consideradas un indicador útil de las preferencias políticas en toda la comunidad, constituyen una evidencia de que la línea dura de Netanyahu restó popularidad a Arafat.
El líder fue obligado a observar impotente cómo los funcionarios israelíes cumplían órdenes de Netanyahu destinadas a encolerizar a los palestinos, como la construcción del asentamiento judío Har Homá en la colina Jabal Abú Ghunaim, cercana a la ocupada Jerusalén oriental.
Al imponer en los últimos dos años frecuentes cierres de la "línea verde" que marca el linde entre Israel y el territorio bajo control de la ANP, el gobierno de Netanyahu melló aun más las deprimidas condiciones de vida de los palestinos.
Todas estas circunstancias dañaron el respaldo de que gozaban entre los palestinos los acuerdos de paz negociados en Oslo y firmados en 1993 en Washington, considerados al comienzo del proceso el albor de una era de prosperidad económica.
Netanyahu ha presionado a Arafat para que reprima a Hamas, pero, al mismo tiempo, ha creado las condiciones para que aumente la popularidad de la organización islámica.
El asesinato aún no resuelto del militante de Hamas Muhyi al Din Sharif el 29 de marzo en el poblado cisjordano de Ramallah generó fricciones entre esa organización y la ANP. Sharif había sido acusado de fabricar bombas empleadas en actos terroristas en Israel.
Los líderes de Hamas atribuyeron el crimen a agentes secretos israelíes, responsabilidad que el gobierno de Netanyahu rechazó. La ANP declaró, a su vez, que el asesinato fue consecuencia de peleas internas en torno a "dinero y drogas", acusación que la organización islámica su apresuró a rechazar.
Las relaciones entre la ANP y Hamas se deterioraron, en parte, porque Yassin estuvo en el extranjero en este período. Cuadripléjico de 62 años con problemas pulmonares, de vista y oído, este jeque ha estado confinado a una silla de ruedas durante muchos años.
Netanyahu dispuso su liberación en octubre, tras cumplir cadena perpetua en Israel desde 1989, por razones de salud, que empeoraba en la celda minuto a minuto.
Yassin fue liberado a cambio de dos agentes secretos israelíes arrestados en Jordania cuando protagonizaron una chapuza al intentar el asesinato del jefe de la oficina política de Hamas en Amman, Jalid Mashaal.
El líder de Hamas requería tratamiento médico periódico y no podía recibirlo en Gaza, por lo cual viajó a El Cairo en febrero. Luego, viajó a Jeddah, Arabia Saudita. Allí, fue recibido en el moderno Hospital Rey Jalid y visitado por el príncipe heredero Abdullah, entre muchos otros dirigentes.
Yassin viajó a La Meca en abril y el 7 de abril, en el monte Arafat, exhortó a los peregrinos a cerrar filas contra Israel. Luego, presidió en Jeddah una reunión de emergencia de representantes de las colonias palestinas en Jordania, Siria, Líbano y Sudán.
El líder exhortó a su movimiento a adoptar una posición moderada en torno a Arafat para evitar que la escalada de tensiones se convirtiera en una guerra civil, una posibilidad de la que Netanyahu sería el único ganador.
Informes sin confirmar indicaron que un príncipe saudí donó 25 millones de dólares a Hamas. La organización ha conducido un amplio sistema de bienestar social en Gaza y Cisjordania, financiado por magnates de los estados del Golfo y palestinos en el extranjero.
Yassin fue huésped oficial de Teherán a fines de abril. Allí, se entrevistó con el líder religioso supremo, el ayatollah Alí Jamenei, y con el presidente de Irán, Muhamad Jatami.
El líder de Hamas declaró en una conferencia de prensa el sábado que el el signo del próximo siglo será el Islam, que regirá en Palestina al final del proceso, dijo.
Al día siguiente, Yassin viajó a Siria, país excluido del proceso de paz. Netanyahu, en efecto, se niega a reanudar las negociaciones suspendidas por su predecesor, Shimon Peres, antes de las elecciones en Israel hace dos años. Yassin tiene muchos lazos con el gobierno sirio por su rivalidad común con Israel.
Arafat, al parecer, se verá obligado a revisar su política de represión contra Hamas, porque necesitará un frente unido en los difíciles tiempos que se avecinan para la comunidad palestina. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/mj/ip/98
