PALESTINA-ISRAEL: El proceso de paz en la hora decisiva

Israel, Palestina, Estados Unidos y Gran Bretaña iniciaron hoy en esta capital conversaciones de alto nivel para destrabar el proceso de paz en Medio Oriente, pero las posibilidades de éxito son escasas.

En las conversaciones participan el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, el presidente de Palestina, Yasser Arafat, el primer ministro británico Tony Blair, y la secretaria de estado de Estados Unidos, Madeleine Albright.

Albright se iba a reunir esta tarde con Arafat antes de ofrecer una conferencia de prensa.

El pesimismo en torno a los resultados de estas conversaciones sólo se acentuó tras los comentarios del rey Hussein de Jordania, quien consideró que "las perspectivas no son muy brillantes", aunque advirtió que "llegó la hora de la verdad".

"Si en Londres no se logran avances, podría haber graves consecuencias", advirtió el rey Hussein al concluir una visita a Dinamarca. "Había tanto que hacer, pero no se ha hecho nada", recordó el mandatario jordano.

Las negociaciones entre Israel y Palestina se estancaron en febrero de 1997, cuando el gobierno de Netanyahu aprobó la construcción de un asentamiento judío en Jabal Abu Ghunaim, en la parte árabe de Jerusalén ocupada por Israel.

Las humillaciones para los palestinos aumentaron el 8 de marzo, cuando Netanyahu presentó su primer proyecto de reubicación, originado en un acuerdo negociado con Arafat en Hebrón, dos meses antes.

El acuerdo Netanyahu-Arafat significó una variación con respecto a los acuerdos preliminares de paz negociados en Oslo y firmados en septiembre de 1995 en Washington por Arafat y el asesinado primer ministro israelí Yitzhak Rabin, con la presencia del presidente Bill Clinton, el rey Hussein de Jordania y del mandatario egipcio Hosni Mubarak.

El acuerdo dividía a Cisjordania en tres áreas (A, B y C). En el área A, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ejercería total control de los asuntos civiles y de seguridad. Esta zona comprende siete ciudades palestinas y abarca cuatro por ciento del territorio de Cisjordania.

En el área B, la ANP debería ejercer el control sobre asuntos civiles y el orden público, mientras que Israel quedaría a cargo de la seguridad en general.

Este sector comprende 465 pueblos y cubre 23 por ciento de Cisjordania. Sesenta y tres por ciento de los dos millones de palestinos que habitan en esta región viven en el área B.

En cuanto al área C, se dispuso que Israel ejercería control total en materia de seguridad, incluso asuntos de orden público, jurisdicción territorial y asentamientos judíos, mientras que la ANP sólo tendría a su cargo asuntos civiles de palestinos. Este sector cubre 73 por ciento de Cisjordania.

Cuando Netanyahu fue elegido primer ministro en junio de 1996, la ANP ejercía el control en todas las ciudades de Cisjordania con excepción de Hebrón, donde el entonces premier ministro saliente, Shimon Peres, había decidido en forma unilateral postergar la retirada israelí.

El acuerdo fue renegociado a partir de enero de 1997, y el resultado fue que Netanyahu ofreció a los palestinos una reubicación de las tropas israelíes que implica una concesión miserable de territorio.

La propuesta consideraba sólo nueve por ciento del territorio cisjordano, con apenas 50 pueblos y 20.000 habitantes, de los cuales siete por ciento pertenecían al área B, donde la ANP ya tenía jurisdicción. Así que la oferta implicaba ceder sólo dos por ciento del área C controlada por Israel.

Los palestinos consideraron la oferta israelí como una señal de que jamás les cederían el territorio necesario para cumplir con su objetivo final, que es tener un estado propio. Esperaban que la renegociación implicara el retiro de los militares israelíes de 30 por ciento de Cisjordania.

Un año después, Netanyahu mantiene su posición y rehusa ceder un centímetro más, pese a las presiones de Estados Unidos.

El mediador estadounidense Dennis Ross y el subsecretario de Estado para asuntos de Medio Oriente, Martin Yndik, elaboraron un plan que requiere la retirada israelí de 13 por ciento de Cisjordania. Se presume que este plan sería aceptado tanto por Arafat como por Mubarak.

Mubarak, quien se reunió con Netanyahu la semana pasada, le sugirió aceptar la propuesta estadounidense, que contiene los ingredientes mínimos requeridos para continuar con el proceso de paz.

Pero el primer ministro israelí no ha variado su posición, advirtiendo que no puede considerar un repliegue superior a nueve por ciento, en vista de los requerimientos de seguridad de su país.

"Tenemos una carta firmada por el entonces secretario de Estado Warren Cristopher (predecesor de Albright) en la cual dice que Israel, y sólo Israel, determinará el repliegue (de Cisjordania), basado en sus requerimientos de seguridad", comentó Netanyahu.

"No se puede esperar que Israel adopte medidas que sacrifiquen y amenacen su seguridad", añadió.

Después de su viaje a El Cairo, Netanyahu admitió que si no cede a las demandas de Estados Unidos, será considerado como un obstáculo para la paz. "Por supuesto, me apuntarán con el dedo. ¿Y qué? Yo haré lo que considere importante para lograr una paz segura y justa para Israel".

Este tipo de declaraciones entusiasman a los seguidores del derechista Netanyahu en Israel. Pero si se rehúsa a ser flexible en Londres, el proceso de paz habrá terminado, con fatales consecuencias para la región. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/lc-ml/ip/98

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