La Marcha Mundial Contra el Trabajo Infantil recorrió cinco continentes y está lista para avanzar hacia Ginebra, donde presionarán a los delegados de 174 países para que se comprometan a solucionar este problema.
Washington fue la última escala de la Marcha Mundial, que después de tres meses se prepara para presentarse ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Suiza entre el 2 y el 16 de junio.
Los participantes del movimiento pretenden que los 174 países de la OIT aprueben una nueva Convención en la cual se prohíba emplear niños para realizar trabajos peligrosos o actividades donde resultan sometidos a abusos constantes.
"Proponemos poner fin a un crimen contra la humanidad", dijo el coordinador internacional de la Marcha, el indio Kailash Satyarthi.
El movimiento de protesta que involucró a 1.400 organizaciones de 100 países recorrió ciudades de Africa, América Latina, América del Norte, Asia y Europa con el fin de recoger el apoyo necesario para su argumentación ante la OIT.
En Estados Unidos, el grupo de la Marcha estuvo compuesto por ex niños trabajadores de América Central, India, Filipinas y Sudáfrica. La caravana partió desde Arizona y realizó un largo recorrido antes de llegar hasta Washington.
Al concluir el recorrido, fueron recibidos el miércoles por los principales dirigentes sindicales de Estados Unidos, legisladores y secretarios del gabinete del gobierno de Bill Clinton.
También se hizo presente la conocida animadora de televisión Kathie Lee Gifford, convertida a la causa tras enterarse que su propia línea de vestidos "Kathie Lee" era confeccionada en talleres donde se explotaban niños.
"Ya tenemos muchas leyes, lo que tenemos que hacer es ponerlas en práctica", demandó la artista ante los asistentes a un acto realizado en pleno centro de esta capital.
De acuerdo con cifras de la OIT, 250 millones de niños entre cinco y 14 años integran la fuerza de trabajo mundial. El problema es más agudo en el mundo en desarrollo, aunque no es ajeno a las naciones industrializadas.
"En Estados Unidos hay 13.000 niños que son explotados en talleres en las ciudades, mientras que en el campo otros 250.000 sudan y sufren en su condición de trabajadores migratorios a nuestro país", informó la directora del Robert F. Kennedy Memorial Center, Kerry Kennedy Cuomo.
El mayor número de niños trabajadores se encuentran en Asia, en especial en el subcontinente indio, pero la mayor proporción se detectó en el Africa subsahariana.
Cerca de 40 por ciento de los niños africanos forman parte de la fuerza de trabajo, proporción que alcanza 21 por ciento en Asia, y 16,5 por ciento en América Latina y el Caribe, según revelan las estadísticas de la OIT.
Los niños trabajadores se desempeñan en una gran variedad de sectores, desde el servicio doméstico hasta la fabricación de ladrillos, desde el ensamblaje en las fábricas al tejido de alfombras, desde la minería a la prostitución. Y con frecuencia son sometidos a condiciones de empleo riesgosas y brutales.
En sus formas más "extremas", el trabajo infantil implica relaciones de esclavitud y otras formas de servidumbre, o el uso de niños en la pornografía y la prostitución.
Pero también hay situaciones riesgosas para la vida misma de los menores, como el trabajo agrícola que los pone en contacto con potentes sustancias químicas, la pesca de profundidad practicada en el sur de Asia o la participación en obras de construcción.
"Algunas formas de trabajo infantil no tienen ninguna justificación económica ni cultural, y deben ser identificadas, enfrentadas y eliminadas sin demora", urgió el director general de la OIT, Michel Hansenne.
Aunque el objetivo principal de la Marcha fue apoyar la Convención, también se consiguió generar conciencia sobre la magnitud del problema, ya que los participantes en la gesta fueron recibidos por organizaciones locales, autoridades y lograron cobertura por parte de los medios de comunicación.
Entre tanto, en Estados Unidos el senador Tom Harkin, líder en la lucha contra el trabajo infantil, anunció que propondrá nueva legislación para aumentar las penas contra los infractores de las restricciones en el uso de niños para actividades productivas.
Harkin tuvo éxito en su campaña para introducir una enmienda al Acta de Aranceles de 1930, en la cual se prohíbe la importación de bienes producidos mediante el trabajo forzado de niños.
La enmienda también aprobó dos millones de dólares para que la Aduana contrate personal con la finalidad de vigilar el cumplimiento de esta disposición.
"Cuando se trata de comercio internacional, deberíamos tratar los productos hechos mediante el trabajo infantil de la misma manera que protegemos las especies en peligro de extinción" demandó Harkin.
Además, hizo notar que "si somos capaces de defender los elefantes, también deberíamos proteger a los niños". (FIN/IPS/tra- en/jl/mk/lc/hd-lb/98