Alí Suharto renunció hoy a la presidencia de Indonesia después de 32 años en el poder, tras el colapso de su régimen y la crisis económica que provocó meses de protestas y cientos de muertos en el cuarto país más poblado del mundo.
En un discurso a la nación en la mañana de este jueves, Suharto entregó el cargo a su vicepresidente y protegido político, Bacharuddin Jusuf Habibie, quien deberá supervisar el proceso de transición política y recuperación económica.
Leyendo un discurso preparado, Suharto, de 76 años, dijo que "se volvió extremadamente difícil para mí continuar liderando este país y cultivar" su desarrollo.
"He decidido declarar en este momento que me retiro de mi posición como presidente de la República de Indonesia", dijo Suharto, guiándose por el procedimiento constitucional que permitió su sustitución por Habibie.
Habibie, ingeniero capacitado en Alemania que Suharto escogió como su vicepresidente en marzo, hizo el juramento poco después de la reununcia de Suharto.
En un discurso a la nación, Habibie se comprometió con una reforma en fases "sin corrupción ni nepotismo" y pidió la solidaridad de toda la sociedad para enfrentar el desafío de la restauración de "una vida económica positiva" y de la democracia.
Además, anunció que continuará cumpliendo con las obligaciones acordadas por el anterior gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Suharto dijo que Habibie, quien parece tener el respaldo del ejército para una transición pacífica, serviría como presidente desde ahora hasta el fin de su mandato en el 2003.
En las calles de Yakarta, estudiantes que exigieron la renuncia de Suharto durante meses celebraron y danzaron tras la noticia.
"Ganó la reforma", cantaron ante la sede del parlamento en esta capital. Pero otros estudiantes en Bandung, fuera de Yakarta, dijeron que Suharto debe ser juzgado por varios delitos. "No es suficiente. Suharto debe ser juzgado", reclamaron.
El anuncio de la renuncia de Suharto, quien llegó al poder en 1965 en un golpe de Estado contra el presidente fundador de Indonesia Ahmed Sukarno, refleja su deseo de una salida decorosa.
El martes, Suharto dijo que respetaría los deseos de reformas del pueblo y renunciaría, pero no dio fechas, desatando una nueva ola de protestas públicas.
Además, prometió formar un "comité de reformas" para enfrentar la transición, mejorar las leyes electorales, reorganizar el gabinete y llamar a elecciones parlamentarias "tan pronto como sea posible", para las cuales no se presentaría como candidato.
Pero este jueves Suharto dijo que el comité de reformas no sería necesario debido a la "falta de consenso" sobre su composición, lo cual implica que el recambio del gabinete carezca de sentido.
Suharto pareció adoptar un tono conciliatorio, lamentando "si hubo errores, fracasos o defectos".
Marzuki Darusman de la Comisión Indonesia de Derechos Humanos, dijo este jueves que la renuncia de Suharto alivió parte de la presión que se encaminaba a enfrentamientos más intensos en las calles entre fuerzas de seguridad y manifestantes "e hizo posible evitar un total derramamiento de sangre".
La partida de Suharto se produjo después que bloques políticos clave le retiraran su respaldo, entre ellos parte de las poderosas fuerzas armadas, ex miembros del gabinete y el presidente del parlamento Harmoko.
El miércoles, Harmoko dijo a Suharto tiempo hasta este viernes para que renunciara, bajo amenaza de lanzar procedimientos de juicio político.
Así mismo, miembros del partido Golkar de Suharto acordaron respaldar la reunión de la Asamblea Consultiva, que en marzo le otorgó el séptimo mandato, para forzar su partida.
Pero aunque Suharto fue desplazado por la oposición popular que comenzó con las protestas estudiantiles, la raíz del descontento fueron las dificultades económicas que golpearon a Indonesia a fines del año pasado.
Indonesia fue la principal víctima de la crisis económica asiática, y el año pasado se vio obligada a negociar un paquete de rescate de 43.000 millones de dólares liderado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las medidas de austeridad bajo el esquema del FMI, incluyendo recortes a subsidios y aumentos de precios de bienes básicos, desataron violentos disturbios contra el gobierno de Suharto que alcanzaron un punto alto en enero. El desempleo alcanzó 10 por ciento en este país de 200 millones de personas.
Las protestas pronto se centraron contra el régimen de 32 años de Suharto y los enormes intereses económicos de sus familiares y allegados. Pero aún así Suharto obtuvo un séptimo mandato de cinco años de la Asamblea Consultiva en marzo, con Habibie como vicepresidente.
Su control del poder pareció estabilizarse, y se aplicaron duros términos del FMI para las reformas económicas.
Pero el punto de saturación se registró hace menos de dos semanas, cuando fuerzas policiales mataron a seis estudiantes que protestaban en las calles de Yakarta.
Las protestas estudiantiles fueron respaldadas entonces por más y más personas influyentes y algunos de los aliados de Suharto, en especial tras sangrientos disturbios, saqueos e incendios en que murieron más de 500 personas la semana pasada.
Comercios y escuelas permanecen cerrados desde la semana pasada, y algunos indonesios, incluyendo el grupo étnico chino, realizan guardias de vigilancia para impedir nuevos saqueos.
Pronto se hizo evidente que la influencia de Suharto estaba erosionada. Los estudiantes dijeron que no aceptarían menos que una renuncia inmediata, y muchos acordaron que Indonesia no restauraría la estabilidad económica sin su partida. (FIN/IPS/tra-en/js-ky/lp/ip hd/98