El nuevo presidente de Indonesia, Bacharuddin Jusuf Habibie, tiene plena autoridad legal desde hoy para dirigir al país del sudeste asiático, pero en las próximas semanas deberá probar la legitimidad de su poder político.
Habibie, de 61 años, vicepresidente hasta la renuncia del ex presidente Alí Suharto este jueves, se enfrenta a la tarea de recuperar cierto grado de estabilidad económica y paz política ante el escrutinio y la desconfianza de muchos de los 200 millones de indonesios.
La primera tarea será recuperar la confianza económica en un momento en que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo suspendieron los fondos del rescate financiero dirigido a combatir la crisis que afecta al país.
Se espera también que Habibie establezca un proceso de reformas políticas, incluso un sistema político más abierto que el prometido por Suharto esta semana bajo la presión pública.
Pero Habibie es viejo amigo de Suharto y el sucesor elegido por él, lo que obstaculizará su tarea, y plantea interrogantes sobre qué diferencias tendrá con respecto a su padrino político.
La amistad entre Suharto y Habibie, ex ministro de investigación y tecnología con inclinación hacia los grandes proyectos como el desarrollo de un avión indonesio, comenzó en los años 50.
Amien Rais, el líder musulmán de papel esencial en las manifestaciones de los últimos meses contra Suharto, considera a Habibie como dirigente de transición y declaró que se "reservará el apoyo" al gobierno hasta el nombramiento de un nuevo gabinete.
El gabinete de Habibie será aceptable si no se ve afectado de nepotismo, dijo Rais, dirigente de la organización musulmana Muhammadiyah, con más de 28 millones de miembros.
"Si (Habibie) no demuestra un profundo compromiso para reducir la corrupción, la confabulación y el nepotismo, se enfrentará a nuestra oposición. Pero si tiene éxito, tendrá nuestro apoyo para continuar su período presidencial hasta el 2003", añadió Rais.
Rais había anunciado la semana pasada que estaba preparado para reemplazar a Suharto. El nuevo gabinete debe "incluir a todas las fuerzas y elementos de la sociedad indonesia" y no a personas que representen los intereses de la vieja elite, añadió.
Algunos manifestantes ya rechazaron a Habibie. "Es el compinche de Suharto. No es un buen panorama para la reforma", dijo un dirigente estudiantil en Yakarta.
"Habibie no es demócrata. Es alérgico a las críticas, él contribuyó en gran medida a cerrar tres medios de prensa", recordó otro estudiante, en referencia a la clausura por parte del gobierno de las revistas Tempo, Editor y DeTik, hace unos años.
El cambio de presidente no significa reforma o apertura política y quizá sólo sea el primer paso en un largo proceso caracterizado por la incertidumbre, advierten analistas.
"Habibie tiene poder en el sentido legal, pero ello no significa que tenga la legitimidad para realizar sus planes en el futuro", opinó el ex funcionario Sarwono Kutsumaadtdja.
Muchos consideran a Habibie una figura temporal, cuya presencia es necesaria para dar una imagen de transición ordenada al fin de los 32 años de gobierno de Suharto y para evitar más violencia por enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.
Las fuerzas armadas expresaron su respaldo a Habibie, pero el líder no tiene base de poder propia y ocupó la vicepresidencia hace menos de tres meses sólo gracias al apoyo de Suharto.
Aunque supuestamente tiene el respaldo esencial de las organizaciones musulmanas, Habibie no era popular con los militares cuando asumió la vicepresidencia y los círculos empresariales descreían de sus proyectos ambiciosos y su conocimiento económico.
Pero esta falta de base de poder es precisamente donde reside su fuerza, arguyó Dewi Fortuna Anwar, analista política y portavoz de Habibie.
Esta situación obligará al nuevo presidente a consultar y llegar a un acuerdo con distintos grupos y sectores, consciente de los reclamos populares de cambio, no sólo de personalidades sino del cerrado sistema político de Indonesia, explicó. "Tendrá que ser más democrático", dijo.
Las prioridades de Habibie deben ser crear un "comité de reforma" para determinar las leyes políticas que se deben modificar, emprender reformas económicas y designar un gabinete creíble, comentó Anwar.
El efecto de la presidencia de Habibie sobre el futuro económico de Indonesia sigue en la incertidumbre, aseguró un analista económico.
"En una economía golpeada como esta, no tenemos razón para ser demasiado optimistas con alguien en el poder que tiene un excesivo gusto por el gasto. Lo que podemos hacer es esperar y ver", opinó.
El director del centro de investigación económica INDEF, Dikdik J. Rachbini, fue más directo. "Si Habibie se queda en el poder hasta el 2003, no puedo imaginar que será de esta economía en bancarrota".
Con respecto a la promesa realizada el martes por Suharto para convocar a elecciones parlamentarias "lo antes posible", analistas políticos consideran que ahora hay pocas posibilidades de celebrar comicios.
Este jueves, Suharto dijo que Habibie cumplirá su período presidencial hasta el 2003, según el artículo referido a la sucesión incluido en la Constitución de 1945.
"Nosotros (los militares) apoyamos y respaldamos la asunción de Habibie a la presidencia", declaró poco después de que Habibie asumiera la presidencia el ministro de Defensa y comandante de las fuerzas armadas Wiranto. El funcionario añadió que la transferencia del poder respetó la Constitución.
Pero algunos académicos musulmanes creen que aún es necesaria una sesión extraordinaria de la Asamblea Consultiva del Pueblo, el organismo que otorgó a Suharto y Habibie sus mandatos electorales en marzo, para confirmar al nuevo presidente.
Un profesor de derecho afirmó que si Suharto no puede terminar su período, debe devolver su autoridad al parlamento, que entonces decidirá si designará al vicepresidente como presidente de transicón o si lo confirmará en la presidencia.
"El presidente no puede transferir el mandato del pueblo. Sólo el pueblo, a través del parlamento, lo puede entregar a alguien más", dijo el profesor en la Universidad de Trisakti, de Yakarta.
El analista político Mochtar Prabotinggi dijo que las reformas políticas deben trascender la presidencia hasta alcanzar la naturaleza del parlamento, conocido como "parlamento títere".
"El Parlamento debe desaparecer ya. Es uno de los centros de colusión de este país", aseguró.
El presidente de la Asamblea Consultiva, Harmoko, le había dado tiempo a Suharto hasta el viernes para renunciar o someterse al juicio político por el mismo organismo que, en marzo, le había otorgado su séptimo período quinquenal en el poder.
"El Parlamento debe celebrar una sesión extraordinaria de inmediato y llamar a elecciones generales. Vamos a reconstruir este Parlamento en decadencia", añadió un dirigente estudiantil. (FIN/IPS/tra-en/ky-js/aq-lp/ip/98