INDONESIA: Militares son pieza clave en alejamiento de Suharto

El fin de los 32 años de gobierno del presidente Alí Suharto está cerca, pero la cuestión es lo que ocurrirá después y cuál será la actitud de las poderosas fuerzas armadas, plantean analistas estadounidenses.

Pius Lustrilanang, coordinador de la Alianza Democrática del Pueblo, es optimista, aunque en Yakarta murieron más de 500 personas la semana pasada, seis de ellas baleadas por la policía, tras cuatro días de violentas manifestaciones.

El activista ve con esperanza que algunos soldados se hayan unido a los manifestantes y que miembros del partido de Suharto, el Golkar, hayan agregado sus voces al coro de quienes piden su alejamiento de la presidencia.

Lustrilanang abandonó Indonesia en abril luego de haber sido detenido y torturado durante dos meses por supuestos militares, aunque las fuerzas armadas negaron su participación en el hecho.

La semana pasada, el activista se reunió con el destacado académico Amien Rais, considerado el principal opositor de Suharto y líder de una organización islámica con 28 millones de miembros.

La conversación mantenida convenció a Lustrilanang de que, con respaldo militar, se podría formar un gobierno coherente para dirigir al país de 200 millones de habitantes en su peor crisis en tres décadas.

Rais, quien desde entonces volvió a Yakarta, está dispuesto a trabajar con Megawati Sukarnoputri, hija del ex presidente Ahmed Sukarno, y con Abdurrahman Wahid, otro líder musulmán, para integrar un organismo "que actúe como gobierno de transición después de Suharto", informó Lustrilanang.

Para que el gobierno de transición tenga credibilidad, Rais, Sukarnoputri y Wahid deberán participar en él, aseguró el activista.

Suharto describió a Rais como un fanático religioso que pretende crear un Estado islámico autoritario. Lustrilanang, de religión católica, insiste que el líder musulmán está comprometido con la democracia.

Sukarnoputri recibió críticas de los estudiantes por haber tomado distancia de sus protestas, pero en los últimos días manifestó que quiere "ser más activa" en el creciente movimiento, afirmó Lustrilanang.

Suharto dijo este martes que celebrará elecciones lo antes posible y que no se presentará como candidato presidencial. Pero el pueblo no lo toma en serio porque ya escuchó las mismas promesas antes, aseguran analistas.

No obstante, los militares respaldan el plan presidencial de cambio gradual. "Las fuerzas armadas apoyarán las reformas que se realicen según la constitución y en paz", declaró el sábado el portavoz teniente general Susilo Yudoyono.

Lustrilanang, para quien los militares son "la fuerza más oportunista de Indonesia", confía en que los soldados tomarán partido por los grupos anti-Suharto. Otros no son tan optimistas.

Los analistas subrayan la posible división entre el cuñado de Suharto y comandante del Comando Estratégico de Reserva del Ejército (Kostrad), teniente general Prabowo, y el ministro de Defensa y comandante de las fuerzas armadas, general Wiranto, considerado un profesional pragmático.

El comando Kostrad era dirigido por Suharto cuando tomó el poder en 1965.

A pesar de algunas diferencias, ambos oficiales son leales a Suharto y, con probabilidad, actuarán para impedir la limitación de sus privilegios militares.

Los dos "quieren mantener al cuerpo de oficiales en una posición ventajosa. Ninguno llevará a cabo reformas a menos que se vean obligados a hacerlo, pero ambos son capaces de derrocar a Suharto", aseguró el analista Daniel Lev, de la estadounidense Universidad de Washington.

Las fuerzas armadas, con más de 300.000 efectivos, goza de considerable influencia en el parlamento, la burocracia y varias empresas, además de su control de la defensa nacional y la vigilancia interna.

El equilibrio del poder no favorece a los reformistas dentro de las fuerzas armadas, señaló Lev. Wiranto tiene apoyo fuera de Yakarta, pero las fuerzas de elite de Prabowo mantienen una presencia dominante en la capital.

Comandantes reformistas en las provincias fueron relegados por subordinados leales a Suharto o ascendidos a cargos de prestigio, donde no tienen efectivos a su cargo.

"Parece que el respaldo popular de Suharto se evaporó, pero no se sabe qué lo reemplazará. ¿Será el 'suhartismo' sin Suharto, o un cambio más profundo?", se preguntó William Hartung, del Instituto de Política Mundial, de Nueva York.

Es probable que la transición sea cruenta, afirmó Myriam Young, directora del Centro Asia-Pacífico por la Justicia y la Paz, de Washington.

El sábado, el gobierno ordenó a los cuatro canales de televisión privada que transmitan sólo las imágenes de las manifestaciones populares que les brinde el canal oficial.

El gobierno teme que las dramáticas imágenes provoquen mayor descontento social, según algunos analistas, pero otros creen que la censura es el anticipo de una represión mayor. (FIN/IPS/tra-en/fah-aa/aq-lp/ip/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe