La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, pidió hoy implícitamente la renuncia del presidente de Indonesia, Alí Suharto, aunque el portavoz de la Casa Blanca interpretó la declaración sólo como un llamado a la implementación de reformas políticas.
Suharto "tiene la oportunidad de realizar un acto histórico propio de un estadista, para preservar su legado como hombre que no sólo dirigió a su país sino que aseguró su transición democrática", dijo Albright.
"La inestabilidad en Indonesia podría tener consecuencias negativas para la paz y la prosperidad de Asia", advirtió la secretaria de Estado en la Academia de la Guardia Costera de Estados Unidos, en Connecticut.
"Pensamos que (a Suharto) se le acabó el tiempo", dijo un funcionario. Miembros del gobierno estadounidense temen la represión violenta de los manifestantes por la democracia o el estallido de combates entre sectores de las Fuerzas Armadas si Suharto se aferra al poder.
Pero el portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, transmitió a la prensa otra opinión. Albright "no dijo eso", sostuvo este miércoles McCurry, para desmentir las interpretaciones que atribuyeron a la secretaria de Estado el pedido de dimisión de Suharto.
"El presidente Suharto se comprometió a realizar una transición política que podría generar un cambio en la naturaleza de su régimen y Albright dijo hoy que eso era positivo", añadió McCurry, y subrayó que la reforma se debe "emprender inmediatamente".
"Se trata de un acontecimiento importante", dijo Albright sobre el proceso de reformas políticas que se iniciará en Indonesia, anunciado por Suharto el martes.
Albright efectuó sus declaraciones una semana después de que altos funcionarios comenzaran a pedir un "diálogo" entre el gobierno de Suharto y otros sectores de la sociedad indonesia, y observadores políticos consideraron significativo que la canciller no empleara esa palabra este miércoles.
El martes, Suharto anunció que convocará a elecciones anticipadas y creará un consejo nacional de reforma para ayudar a organizar el proceso. Así mismo, señaló que no se presentará como candidato para la reelección.
Pero la ausencia de fechas concretas y la prohibición militar de una gran manifestación convocada por los dirigentes de la oposición para este miércoles provocaron dudas generalizadas sobre las intenciones de Suharto tanto en Indonesia como en Estados Unidos.
"Claramente, ingresamos a una etapa nueva", dijo un alto funcionario, advirtiendo que no se debe exagerar con la interpretación de las declaraciones de Albright.
"Si es verdad que Suharto está armando una transición de relativo corto plazo, sin su participación, entonces creemos que la situación (en Indonesia) se mantendrá estable. Pero el proceso tiene que ser creíble y rápido", observó.
Hasta el lunes, el principal asesor de Albright sobre Asia rechazaba los pedidos de legisladores estadounidenses para que la canciller declare su respaldo a los estudiantes y otros que piden la renuncia de Suharto.
El subsecretario de Estado para Asuntos Asiáticos, Stanley Roth, dijo que Washington seguirá pidiendo el diálogo de Suharto con otros sectores y la moderación a las fuerzas de seguridad indonesias en su acción contra los manifestantes.
Esta fue la opinión de varios especialistas en Indonesia, incluso durante una audiencia del senado el lunes.
El profesor de la Universidad de Wisconsin, Donald Emmerson, advirtió que no se debe prestar atención "a los crecientes pedidos de intervención estadounidense" en Indonesia.
Emmerson recordó el efecto contrario al deseado que tuvo una operación de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) contra el ex presidente indonesio Ahmed Sukarno en los años 50.
"No se debe intentar influir sobre el resultado de la sucesión. Los indonesios tienen el derecho soberano de determinar el contenido de las reformas y de llevarlas a cabo", añadió.
En forma similar, Adam Schwartz, del influyente Consejo de Relaciones Exteriores, subrayó que Washington debe evitar pronunciarse sobre la transición.
"Con probabilidad, el pedido de renuncia de Suharto por parte de Washington no ejercerá gran impacto en las decisiones del líder y corre el riesgo de provocar una reacción nacionalista que podría debilitar a la oposición", advirtió.
Pero Washington debe aclarar que la violenta represión de la oposición provocará la suspensión de la ayuda y los préstamos con fines no humanitarios, añadió Schwartz. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-ml/ip/98